Un vestido de novia no debería pasar de moda. Y de hecho, no lo hace. Es por ese motivo que palabras como “vintage” o “retro” han entrado a formar parte del vocabulario nupcial. Las modas se copian, se reinventan y vuelven con la misma fuerza que lo hicieron en su día, tanto para la moda de calle como para la moda en este sector. Como resultado, las novias actuales nos devuelven la magia de antaño, ese aire romántico que nunca debieron perder porque una boda es eso, un momento romántico y mágico.De todos modos, ¿en qué épocas se fijan los diseñadores actuales? Si os parece, vamos a hacer un repaso de las tendencias en la moda nupcial de todo el siglo XX. A ver si sois capaces de identificar qué elementos vuelven a llevarse ahora…Iniciaremos esta regresión en el tiempo a partir de 1890. En esa época, las novias vestían en su gran día trajes típicos de la región en la que vivían, que variaban en función de la religión y el país. Incluso algún vestido de los que utilizaran a diario pero fuera un poco más elaborado. No fue hasta 1840 que la Reina Victoria de Suecia se casó con un traje blanco que se instauró esta tradición (sobre los vestidos blancos ya hablaremos otro día). Por este motivo iniciamos ya el siglo XX con vestidos nupciales blancos. En España, sin embargo, la moda tardaría un poco más en llegar y todavía vimos durante años a las novias vestidas de negro.
1910: Los vestidos de novia simbolizan riqueza. Son vestidos que cubren todo el cuerpo.
1920/30: Las novias ya dejan algo más de carne al descubierto y se utilizan vestidos más ajustados.
1940: Se ponen de moda los trajes de sastre. 1950: Un diseñador marca este periodo, Christian Dior. Las faldas vuelven a recuperar longitud y ganan en lujo.
1960: Un nuevo cambio. Los diseños se tornan más minimalistas, con menos ornamento. Son más informales que los de la década inferior.
1970: En línea con las tendencias de la calle, se impone un estilo hippy que ya dejaba su impronta también en la década de los 60, dejando atrás un estilo más “rockanrollero” de faldas con más vuelo y cancán. Los cortes son sencillos, sin volumen, algún que otro volante y florecillas. Se imponen los tonos pastel.
1980: Volvemos a la riqueza de elementos. En la retina de todos se ha quedado, por ejemplo, el vestido que llevó Lady Di el día de su enlace con el Príncipe Carlos.
1990: Las bodas pierden algo de fuelle porque las relaciones se tornan más liberales. Acorde con los nuevos tiempos, los vestidos de novia pierden riqueza y recuperan el minimalismo de los 60. Nos fijamos en los modelos que nos presentan las grandes “top models” del momento.
By Sara.