Liderazgo terrestre, simple y sencillo.
Esta entrada culmina la temporada de liderazgo. Liderar no es una simple receta que se siga paso a paso en orden milimétrico. Me sustraeré de las grandes disertaciones sobre el líder con mentalidad global, habilidad estratégica, con capacidad para crear relaciones, que ve el futuro y en general toda clase de cosas más allá de lo evidente... tampoco hablaré de esos líderes que "venden sueños" y movilizan masas...
Todo eso está genial, sin duda, pero en realidad las sencillas ideas que vienen son para líderes de carne y hueso que afrontan problemas más reales y más urgentes, para líderes que tienen problemas en casa y van al baño como tú y como yo. Como siempre, todo lo que aparece aquí es experiencia acumulada. Habrá unas cosas que te sirvan y otras que no. Cada quien es libre de tomar lo que le sea útil y sobre todo lo que le inspire.
1. Hacer que las cosas sucedan: Esto no es más que conectarse con la posibilidad; es buscar la manera de hacer que las cosas se puedan, ver la oportunidad en cada riesgo o problema y tomar riesgos calculados; es asumir el costo de los errores y atreverse a llevar el mundo más allá de lo que aparentemente existe hoy. Lo he dicho varias veces: los equipos son el reflejo de su líder. Si queremos que la gente "solucione" cosas, tenemos que estimularlos a que lo hagan a través de nuestro ejemplo.
Para hacer que las cosas sucedan muchas veces hay que retar el statu quo, la comodidad, las costumbres y la disculpita de que "aquí siempre se ha hecho así..." y si eres de aquellos líderes que no reta el cambio serás un peligro para cualquier organización porque lo que no cambia y evoluciona se muere... esa es la ley natural. Igualmente, si no haces algo para que las cosas sucedas, después no te asustes porque tu gente "se acomoda" y se "sienta a esperar...".
2. Empoderar... pero de verdad: el empowerment ha dado para escribir muchos libros y facturar muchas horas de consultoría. Para hacer que las cosas sucedan, hay que confiar genuinamente en lo que hace la gente y darles las herramientas y capacidades necesarias para que hagan correctamente lo que tienen que hacer. Así de sencillo. Si te cuesta delegar, si sientes que le tienes que hacer todo a tu gente, entonces el problema eres tu mismo. La primera confianza está en nuestro interior, en nuestra capacidad para sacar adelante las cosas con el equipo que tenemos, si esta confianza no existe, mucho menos la transmitiremos y empoderar así es imposible.
Los líderes 3. Facilitarle la vida a la gente:se encargan de hacer más fácil la vida de su gente; la genuina actitud de servicio y la generosidad (no el servilismo) dan poder e influencia dentro de una organización ¿Uno a quién recurre siempre? Pues a quien le sirve, no a quien que le obstaculiza. Los líderes descomplicados arreglan situaciones, quitan obstáculos, mejoran todo lo que se pueda mejorar, dan las "peleas políticas" necesarias para el progreso de su gente y evitan que otros vengan a poner "palos en la rueda" y toda clase de obstáculos para el progreso.
4. El difícil arte de no enredarse y no enredar: El liderazgo descomplicado se concentra en la solución de los problemas, más que en la telenovela conexa, el "llanto", los predicamentos y la búsqueda de culpables. El liderazgo para la simplicidad no escala los problemas sino que los resuelve. Esta es una falla en la que caemos con facilidad: mientras el problema se escala y no se supera, empezamos a enredarnos en tonterías, discusiones, reclamos, competencias, recriminaciones y cuanta cosa exista para desviarnos de la necesaria solución.
Tener claro para dónde vamos y fijar un rumbo es la causa elemental de la priorización, de la visión y el sentido; hacer esto evita perder el tiempo en tonterías que a nadie le importan y que nadie quiere hacer. Cuando somos líderes enredados terminamos haciendo que la gente tenga que perder tiempo pensando qué nos cuentan y qué no.
5. Actuar con humildad: Se ha vuelto recurrente la historia de que "mi jefe siempre se roba el crédito de todo lo que hago"; también la queja de que "va y presenta como propias ideas que en realidad son mías..." o que "mi jefe es un imbécil rodeado de gente muy buena que hace las cosas excelentemente por él". La humildad crea simplicidad porque facilita cualquier acercamiento, el reconocimiento y la corrección oportuna de fallas. La humildad, que es lo contrario a la arrogancia, también ayuda a cultivar el buen trato y el respeto.
Los líderes humildes rara vez se atribuyen el mérito de lo que hicieron y más bien facilitan que su gente se exponga y brille... Es sencillo: al final los buenos resultados terminan siendo los de ellos mismos como líderes porque sacaron el máximo de la capacidad de su gente.
6. Actitud colaborativa: El liderazgo para la simplicidad se orienta constantemente a pensar en quién más podría servirle algo o con quién se puede hacer una sociedad para sacar adelante algo; se cuidan de enfocarse únicamente en competir o en cuidar los intereses de su pequeña parcela o peor aún, los de su enorme e inestable ego.
Tal vez aquí tenemos varios "pecadillos". Al hablar de "liderazgo impecable", me refiero a 7. Buscar ser impecables: eliminar pérdidas y no enredar a la gente en tonterías. Ser un líder impecable implica: respetar el tiempo propio y el de los demás llegando puntual e iniciando a la hora acordada; evita realizar reuniones inútiles ni repetitivas o convocar a gente que nada tiene que ver con la solución del asunto; tiene que ver con fijar una agenda y seguirla; cuidarse de dejar a la gente hasta tarde por nada... en términos sencillos: ser impecable equivale a respetar y cumplir.
8. Comunicarse sin "aliñar": Un líder descomplicado es claro, concreto y conciso; no esperemos a que la gente lea la mente ni de por supuesto nada... tampoco "esperemos" nada... simplemente pidamos cosas concretas con un plazo específico. Esto nos da derecho a reclamar después si las cosas que se acordaron no salen como se había fijado; de esta forma no trabajamos sobre una expectativa o un deseo sino sobre un compromiso cierto.
He detectado dos dolores frecuentes con relación al liderazgo: 9. Darle a cada quien lo que se merece:uno es el favoritismo y el otro es la ausencia total de reconocimiento. Si como líder quieres que algo se repita igual de bien, debes reconocerlo por haberse hecho así. Lo contrario también opera: debes corregir cuando haya que hacerlo, teniendo en cuenta que corregir es diferente a trapear el piso con la gente.
Entiendo que eso de decir "se merece" es relativo, pero ahí están la magia y el reto del asunto, en la ecuanimidad que somos capaces de construir... y esto no es fácil, requiere de mucha inteligencia y claridad mental.
10. Ser ejemplo primero: Nuestro equipo enfoca su atención justo en aquello que le pedimos, justo en aquello por lo que más preguntamos. Si quieres gente planeadora y cumplida sé el primer ejemplo de planeación; cuídate de poner plazos irreales o de fijar tareas absurdas a última hora con la frasecilla de "lo haremos en el tiempo que sea necesario, haciendo lo que sea, así nos tengamos que quedar lo que sea que nos toque"; si esto es por pura ineficiencia o desorden tuyo o de la organización, harás hervir la sangre de mucha gente...
Si definitivamente hay razones poderosas para quedarse y estas escapan a nuestro control pues nos quedamos hasta el final con ellos... Recuerda pedir una orden de refrescos y snacks o algo de comida rápida... y de ser posible facilita que los colaboradores con hijos pequeños puedan irse antes a casa o ingéniate maneras de reponerles ese tiempo tan pronto como sea posible. Cuida que la exigencia sea simétrica, es decir, pide tanto como estés dispuesto a dar, lo contrario será el caldo de cultivo para el resentimiento.
Finalmente, conectado con el hecho de ser ejemplo y en general con todo lo que hemos dicho hasta aquí, está el comportamiento que nace de una convicción. 11. Actuar con convicción:Cuando estamos convencidos de algo no hay que "venderle nada" a nadie. Simplemente quien resuena con aquello en lo que creemos decide seguirnos.
Y hasta aquí llega la temporada de liderazgo. Espero que te haya sido de utilidad.
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