El tratamiento de la artrosis debe ser dirigido por un equipo de trabajo multidisciplinario, con la intervención indispensable del fisiatra luego de haber sido evaluado el paciente por el reumatólogo.
Dentro de los tratamientos no farmacológicos de la artrosis o sea los tratamientos que no dependen de los medicamentos, se encuentran los cambios en el estilo de vida como los hábitos alimenticios y la realización de ejercicio físico.
El ejercicio físico tiene grandes beneficios para la salud articular al inducir compresión y descompresión del cartílago articular, mejorando los arcos de movilidad de las articulaciones, mejora el restablecimiento de los procesos de readaptación del colágeno, los músculos y ligamentos, lo cual se logra con diferentes tipos de ejercicios.
Está demostrado que los pacientes que no hacen ejercicio tienen una peor evolución de su enfermedad y más complicaciones, que los que hacen ejercicio. Existen tres tipos de ejercicios, los de fuerza, los de flexibilidad y los ejercicios aeróbicos / cardiovascular. Los de mayor beneficio son los de fortalecimiento muscular y el ejercicio cardiovascular, que son los más recomendados.
El paciente debe ser informado sobre el tipo de ejercicio que puede dañar las articulaciones y cuál es el valor del ejercicio en términos de prevención y manejo de la enfermedad. El deporte de alto rendimiento está considerado que puede dañar las articulaciones, por lo que debe ser consultado con su médico de asistencia y el especialista en rehabilitación para realizar las adecuaciones necesarias.
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