La realidad es que nos encontramos muy lejos de poder determinar y establecer patrones que rijan el comportamiento alimentario, aunque a veces parezca una tarea obvia, ya que las diferencias culturales son considerablemente difíciles de analizar. Consumo de alimentos no habituales en otras culturas, o viceversa, costumbres a la hora de sentarse a la mesa, o en el suelo, número de comidas diarias, rituales que las envuelven, necesidades energéticas, creencias religiosas y espirituales… Como podemos hacer, de un acto tan básico como supone el alimentarse, un mundo tan variopinto?
En la siguiente serie de artículos, que quieren remarcar la importancia de la alimentación como acto social y cultural, hablaremos de la alimentación como factor de diferenciación entre las distintas culturas o comunidades. Los factores dietéticos y nutricionales representan sólo una parte del gran número de factores que determinan la selección de los alimentos. Y, cómo buen animal social que somos, generalmente los individuos suelen adoptar hábitos alimenticios que practica el grupo social al cual pertenecen. Cabe destacar en este punto, la gran importancia de la unidad familiar a la hora del desarrollo de estos hábitos, pues es el grupo que tendrá una de las mayores influencias sobre el desarrollo conceptual que tiene una persona, a lo largo de todas las etapas de su vida, del acto de alimentarse.
Los hábitos alimenticios no son una excepción: una vez inculcados, son difíciles de cambiar. Las preferencias adquiridas a través de la educación de cada étnia se incorporan al código de conducta de los sujetos, dando lugar a una pauta de comportamiento alimentario. Esta pauta será reinterpretada al largo de la vida del individuo, provocando variaciones que conforman las preferencias individuales, ligadas a las experiencias e inputs que recibe cada persona a lo largo de su vida. Con el tiempo, el individuo pasara de imitar su alrededor a desarrollar su propia personalidad alimenticia. No hay sociedad sin individuo, pero tampoco individuo sin sociedad…
Conocer el comportamiento alimentario de una sociedad, las pautas generales de su consumo, las tendencias del mercado, la situación geográfica… entre otros muchos factores, permite conocer el estatus que tienen los propios alimentos y, a través de ellos, las personas que los consumen.
Sabemos que la supervivencia del grupo depende, en gran medida, de que éste pueda satisfacer sus necesidades alimenticias, y por lo tanto es muy normal que la búsqueda de comida sea uno de los aspectos más diversos entre las distintas culturas. Si pensamos que la cultura es un sistema en que sus partes son interdependientes y susceptibles de interactuar, podemos decir que cualquier área de la cultura puede influir en el comportamiento alimentario.
En próximos artículos, veremos cuales son, de manera más específica, los factores socioculturales que afectan al consumo de alimentos.
Fuente: Faro Basco, M. La dimensión social i cultural de l’alimentació. Alimentació i Cultura. Vic. Diplomatura de Nutrición Humana y Dietética. Universidad de Vic. 2006