Cualquier excusa es buena para comenzar a cuidarse mediante una alimentación saludable, apoyada por una rutina deportiva que asegure un cuerpo y una mente equilibrada, pero quizá no exista un momento mejor para iniciar un cambio de hábitos alimenticios que el embarazo.
Cuidar la alimentación en el embarazo es importantísima y no solo para asegurar que el correcto desarrollo del futuro vástago y el aporte nutricional extra que demanda el cuerpo de la mujer durante estos meses, sino también para que el proceso de recuperación póstumo tras la gestación sea un éxito y la madre pueda recuperar el esplendor de su silueta en tiempo récord.
¿Cómo debe ser la alimentación en el embarazo?
Una dieta variada y completa, rica en nutrientes de calidad, debe convertirse en la máxima de una embarazada preocupada en llevar una idónea alimentación embarazo.
No se trata de ampliar la cantidad de alimentos, sino de incrementar su calidad y fijar las calorías ingeridas a diario en las 2.000, con especial relevancia puesta en los cereales, las legumbres, el pan y la pasta, sin olvidarse de la fruta, las verduras, la carne, el pescado, los lácteos desnatados y las fuentes naturales de proteínas, ácido fólico, hierro, calcio y yodo, así como huir en la medida de lo posible de las grasas.
Con todo ello, el aumento de peso normal durante el estado de buena esperanza se comprende entre los 9 y los 12 kilogramos, ideal tanto para el feto como para la madre.
Tips clave en la alimentación saludable de una gestante
1. Es preferible realizar varias comidas diarias -se establece el ideal en 5 veces al día- que tan solo tres comidas grandes y copiosas. Se recomienda ingerir pequeñas raciones cada tres horas y así mantener el metabolismo siempre en funcionamiento, con lo que se evita la pesadez y el ardor. Siempre está abierta la posibilidad de picar entre horas, eso sí, siempre y cuando sea fruta.
2. Mantener una hidratación constante. Beber agua y otros líquidos debe ser una práctica obligatoria, para así eliminar toxinas y evitar algunas dolencias habituales del embarazo, como son los dolores de cabeza, el estreñimiento y la sensación de pesadez.
3. Existen nutrientes básicos que una embarazada no puede descuidar y deberá buscar a través del consumo de alimentos naturales ricos en ellos. Por ejemplo, el calcio ayudará al correcto desarrollo óseo de su hijo; el ácido fólico es útil para prevenir defectos congénitos; el hierro ayuda a la creación de glóbulos rojos, encargados de la oxigenación de los tejidos del organismo; mientras que el yodo y el omega 3 se centran en el correcto desarrollo cognitivo del pequeño.
4. Los alimentos a la plancha y al vapor serán su mejor aliado a la hora de mantener una alimentación saludable durante el embarazo. Carnes, pescados y verduras cocinados en grandes porciones para evitar la pérdida de propiedades nutricionales y evitando en la medida de lo posible la sal y las grasas.
5. Existen productos que conviene que una embarazada no incluya en su dieta, como pueden ser las carnes de caza -es difícil de digerir-, los dulces, los refrescos, el café y las infusiones, el alcohol, los alimentos crudos y las frituras. Sacamos de esta lista el jamón serrano, considerado hasta ahora un alimento de riesgo de toxoplasmosis, pero nuevos estudios han descartado que exista una relación directa entre su consumo y dicha enfermedad.
Más allá del embarazo: la lactancia
Una vez adaptada la alimentación saludable como modelo de vida, se recomienda establecerla más allá del embarazo, especialmente durante la lactancia, dado que todo aquello que ingiera la madre se transferirá a su hijo a través de la leche y, de paso, mejorará el estado de salud de ambos.