Alimentación: Esencial para combatir la hiperactividad

Por Rosinauriarte


Felipe Hernández Ramos es el presidente de AENTOC (Asociación Española de Nutricionistas y Terapeutas Ortomoleculares Cualificados) y tiene, entre otras, una interesante publicación titulada “Comer Sí da la Felicidad” (editada por Integral).
En ella aborda aspectos de los principales trastornos psicológicos como la depresión, el estrés, la angustia y la ansiedad, anorexia y bulimia... desde el punto de vista de la nutrición. Alertando sobre posibles carencias o excesos de componentes biológicos y nutricionales. Y proponiendo, desde el enfoque de la Medicina Ortomolecular, posibles soluciones a los problemas mencionados.
Dedica un capítulo a la hiperactividad y los trastornos de aprendizaje que nos aporta una valiosa información a tener en cuenta en estos casos.
El rápido aumento de diagnósticos de trastornos como el TDA-H (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad) eleva la cifra de niños medicados con psicoestimulantes al 20 o incluso al 30 % en países como EE. UU. y Países Bajos respectivamente.
Razón de más por la que deberíamos considerar soluciones menos agresivas (con menos efectos secundarios) y más duraderas (puesto que la medicación sólo tiene efectos durante un tiempo determinado) como puede ser este enfoque nutricional.
“La corrección alimentaria y el aporte de nutrientes esenciales, cuya actividad se conoce con bastante precisión, pueden ser no sólo una buena alternativa a los fármacos, sino el tratamiento base.”
Y a partir de aquí el autor pasa a documentarnos sobre innumerables estudios en los que se basa su afirmación.
Ya en 1973 se estudió la incidencia de los aditivos y los colorantes en las dietas de los niños hiperactivos. Se llegó a la conclusión de que un régimen alimentario libre de estos componentes mejoraba drásticamente el comportamiento de al menos el 50% de los niños con este trastorno. En estudios posteriores se ha podido comprobar que los problemas de aprendizaje llegaron a mejorar en un 65 – 80% si además de eliminar colorantes, conservantes y edulcorantes artificiales, se reducían también los alimentos refinados. En especial el azúcar y el pan junto a los lácteos.
“Las últimas investigaciones sugieren que una dieta que limite el azúcar e incremente al ingesta de proteínas (“proteínas de calidad”) puede reducir sustancialmente las tendencias hipercinéticas (hiperactividad). ...Además de los beneficios de la regulación de la glucosa, la ingesta de proteínas y, por tanto de aminoácidos, ayuda en la producción de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina, fundamentales para el correcto equilibrio de las emociones, los impulsos y los comportamientos.”
Desgraciadamente, no es sólo la alimentación lo que debe alertarnos de posibles efectos no deseados en el sistema nervioso de nuestros hijos. La contaminación ambiental es una realidad difícil de controlar y de evitar.
Por poner un ejemplo, las cifras hablan de un 10 al 15% de niños estadounidenses con niveles peligrosos de plomo en su organismo. Están muy documentados los estudios que manifiestan un deterioro en el CI (cociente intelectual) debido a la presencia de niveles altos de plomo. También concluyen que estos niveles de plomo en un período prolongado de tiempo podría originar un cuadro de TDA-H.
Ésta sería una posible explicación del aumento de este trastorno en las ciudades y zonas de mucho tráfico.
La terapia quelante o detoxicante por parte de la Medicina Ortomolecular estaría indicada por sus beneficios en intoxicaciones por plomo o cualquier otro material pesado o producto químico.
Algunos niños sufren subcarencias de nutrientes vitales que convendría aportar a la dieta en forma de complementos nutricionales.
Éste es el caso de las vitaminas del grupo B debido a la influencia positiva de las mismas sobre los neurotransmisores inhibitorios como la serotonina. Muchos niños con déficit de atención e hiperactividad tienen niveles de serotonina bajos.
Es importante cuidar el balance entre el cinc y el cobre. El desequilibrio entre los mismos puede originar síntomas relacionados con el TDA-H.
Debe vigilarse también el nivel de hierro y de vitaminas y minerales en general. “... una dieta baja en nutrientes y vitaminas se relaciona con una mala actitud y una falta de atención y … son los niños con una mala dieta los que se pueden beneficiar especialmente de un suplemento vitamínico-mineral.”
Un suplemento muy “de moda” y que realmente merece la pena tomar en consideración es el de los ácidos grasos Omega 3, puesto que son nutrientes imprescindibles para la función cerebral, y en especial durante su desarrollo.
En esta obra, el autor va más allá de tratar el tema de la nutrición exclusivamente. Menciona otros enfoques naturales que están demostrando tener efectos beneficiosos en este trastorno y que nos ofrecen nuevas alternativas para abordarlo.
Concluye este capítulo con unas recomendaciones concretas para la dieta en los casos de hiperactividad y el déficit de atención. Recordándonos que dichas recomendaciones deben ser individualizadas y adaptadas a cada caso, para lo cual es necesaria la supervisión de un profesional de la salud cualificado.
Rosina Uriarte