Esto se explica, porque los objetos conceden un sentido de protección y confort cuando uno está más desvalido. Cuando estamos enamorados necesitamos menos de las cosas para tener todas estas sensaciones, según publica la web 'Science Daily'.
Uno de los experimentos -realizados a 135 voluntarios- consistía en medir el valor que le daban a una manta y a un bolígrafo.
Los que se sentían menos seguros daban un valor a estos objetos cinco veces superior a los que estaban arropados.
"Lo que encontramos fue que si la gente ya tiene un sentimiento de ser amado y aceptado por los demás este además puede proporcionarles un sentido de protección, de seguridad y comodidad, así como una disminución de las posesiones", aseguró el profesor.
El psicólogo explicó, además, que las conclusiones podrían explicar algunas enfermedades o comportamientos obsesivos de acaparamiento de objetos.
"Estos resultados podrían ser relevantes para entender porqué la gente puede acumular bienes que ya no son útiles", explicó Lemay.
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