Marchar este 28 de enero alumbrados por el ideal martiano hace a nuestros jóvenes seguidores de aquellos que en 1953, con Fidel al frente, lo hicieron por vez primera
«Estar allí, con una antorcha encendida en la mano, es una de las tantas maneras que tenemos para rendirle homenaje, vívidamente, a una de las grandes figuras de América Latina en su natalicio, y para que el mundo entero sepa que los jóvenes universitarios cubanos están con la Revolución… Si no estamos nosotros ahí, los protagonistas de estos tiempos, ¿quiénes más estarían?».
Así expresó Alex Acosta, estudiante de cuarto año de la Facultad de Filosofía de la Universidad de La Habana, cuando esta reportera «interrumpió» su sesión de estudio con otro colega, para conocer las motivaciones que lo llevarán, este viernes 27, a participar en la Marcha de las Antorchas junto a miles de universitarios y jóvenes de la capital, que partirán después de las nueve de la noche desde la Escalinata de la Universidad de La Habana.
«Ese espíritu de congregación se respira cada año como parte de la tradición histórica que protagonizamos los estudiantes universitarios y que en esta ocasión, como se sabe, tiene mayor significación porque marcharemos en la víspera de la celebración de la Conferencia Nacional del Partido», añadió Alex.
Su compañero de estudios Osmany Pérez garantizó su presencia, como en otras ocasiones, porque como universitario solo tiene cinco oportunidades para formar parte de ese patrimonio intangible que es la Marcha de las Antorchas, que se organiza desde días antes, a partir de la convocatoria de la dirección de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
«Este año estamos convocados a construir cada uno nuestra antorcha, y eso es una experiencia muy enriquecedora porque desde ese momento estamos congeniando tradición con creación, acción con ideario», agregó.
Indira Bejerano, del secretariado de la FEU de la Universidad de La Habana, así lo confirmó cuando explicó a JR que la elaboración de las antorchas, según la iniciativa de los estudiantes, es la propuesta de la organización para garantizar que además de las 500 de la casa de altos estudios de la Colina haya otras muchas.
La convocatoria está abierta hace días a través de volantes, murales, boletines y correos electrónicos que han sido las vías principales de comunicación para incitar la participación masiva, aunque no es menester hacerlo, aseguró Bejerano, porque tradiciones como estas se llevan en el corazón, más que en el almanaque.
Como siempre, desde que está en la Universidad, Benjamín Rodríguez, estudiante de tercer año de la Facultad de Derecho, también descenderá la calle San Lázaro hasta la Fragua Martiana, acompañado de sus colegas y de estudiantes de otras universidades capitalinas como la Universidad de Ciencias Informáticas, el Instituto Superior José Antonio Echeverría y la Universidad de Ciencias Médicas.
Lo hará también Ernesto Zarza, estudiante de segundo año de Cibernética y Computación porque considera que no es una obligación, al contrario, es el compromiso que tiene, como joven cubano y universitario, de rendirles tributo a Mella, a Villena, a Fidel y a Martí en un espacio donde podemos confluir todos con las buenas intenciones de igualar las hazañas de aquellos que en décadas pasadas unieron sus empeños, justo como haremos ahora nosotros», acotó.
Quienes como Keyla López, estudiante de primer año de Historia, no han vivido una experiencia como esta, escuchan absortos lo que otros cuentan y confiesan sentirse ilusionados.
«Es vivir lo que uno conoce de oídas o ha visto en el televisor, es estar ahí, de verdad, llevando una antorcha confeccionada por uno mismo, mientras nos sentimos parte del mundo universitario al que nos incorporamos. La Marcha de las Antorchas es una de las tantas actividades a las que asistiremos, pero sin dudas es la más importante porque nos acerca a la figura de Martí y nos hace seguidores de aquellos que en 1953, con Fidel al frente, lo hicieron por primera vez», manifestó Keyla.
Es un orgullo formar parte de una tradición cuya aureola se mantiene a lo largo de los años, refirió Jesús Muñoz, estudiante de cuarto año de Periodismo, para quien su presencia allí será la materialización, una vez más, del sueño que tejió su imaginario antes de ingresar a la Universidad.
Ana María Domínguez Cruz
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Tomado de Juventud Rebelde