"Toda una vida estaría contigo, toda una vida te estaría mimando, te estaría cuidando pero junto a ti….toda una vida"
Vestido con su camisa y su gorra de un blanco reluciente, emulando las blancas casitas de pescadores donde vive y la espuma de las olas, se coloca en su antebrazo su canasta forrada de plástico del mismo color, a rebosar de almendras fritas, con sus cucuruchos de fino papel. Una vez más como durante más de treinta años, hace su mismo recorrido, camina lentamente desde las playas del Palo, hasta Pedregalejo, hasta llegar a los Baños del Carmen. Siempre el mismo camino y siempre nuevo.
Y al final del día, con su canasto vacío, mira al mar y sigue sonando las canciones de Machín:
“Mirando al mar, soñé que estaba junto a ti, mirando al mar yo no sé qué sentí que acordándome de ti …. La dicha que sentí…”
Es Antonio del Rio, “el almendrita” malagueño.
Y en el centro de la capital repican las campanas de la Catedral, nuestra “Manquita”, las estrechas callejuelas están a rebosar de transeúntes, en las terrazas se escuchan a los camaremos pedir los cafés de los clientes: “un corto, un sombra, un largo, un manchao, un mitad…..”, mientras en sus esquinas sigue el vendedor de almendras tostadas rellenando pacientemente los finos cucuruchos aunque ya no se les escucha vocear: tostadas y saladas oigaaaa…
En “Mi Cocina” también se disfruta de éstas típicas almendritas malagueñas, aunque no dentro de un cartuchito de papel blanco, vuelan como aperitivo, vuelan en el riquísimo plato “chino” el oriental pollo con almendras, vuelan como cuando me las freía mi madre sin pelar y no quedaban para su cazuela de papas con rape o para esas riquísimas albóndigas en salsa de almendras.
Prepárenlas, frían esas almendras que saben a Málaga, que huelen a Málaga al compás de los jazmines y del salitre de la mar…..
¿Cómo las hago?
En un cazo con agua colocar las almendras y llevar a ebullición durante dos minutos, escurrirlas, dejarlas enfriar un minuto y pelarlas presionando suavemente con los dedos, saldrán enteras sin ningún problema.
En una sartén, o en la misma cacerolita añadir un cucharoncito de aceite de oliva virgen extra (malagueño a ser posible, hoy por hoy tengo en mi cocina de Riogordo) y echar las almendras en frio (que el aceite no esté caliente).
Poner el recipiente a fuego lento, removiendo sin parar hasta que el aceite empiece a “sisear” y las almendras comiencen a dorarse.
Aún calientes, salarlas y disfrutarlas.
( PINCHANDO EN ESTE ENLACE ) Podrán ver el corto escrito y dirigido por Carmen Cabrera & Antonio Soler (MUAC), como homenaje a D.Antonio del Rio "El almendrita,.