La asociación pangenómica de la alopecia areata apunta a un nuevo mecanismo que subyace a esta enfermedad autoinmune y sobre el que podría actuar una eventual terapia. Investigadores, de la Universidad de Columbia, en Nueva York, han identificado 8 genes implicados en la enfermedad. Muchos de ellos conocidos de la artritis reumatoide y la diabetes tipo 1 y de hecho constituyen el objetivo de algunos tratamientos frente a estas enfermedades. De ahí que los autores de este trabajo, que se publica hoy en Nature, aventuren la posibilidad de extender esos tratamientos a esa calvicie. Uno de esos genes es el ULBP3, que sirve como una especie de faro a las células citotóxicas para que puedan invadir y destruir un órgano. Normalmente ULBP3 no está presente en los folículos, pero se han hallado proteínas de este gen en cantidades abundantes en los folículos afectados por la alopecia. La proteína atrae a las células a su vez marcadas por otro receptor celular, NKG2D. Además del ULBP3, otros dos genes se expresan en los folículos, mientras que los cinco restantes identificados en este trabajo están implicados en la respuesta inmune. Existen fármacos en investigación que actúan frente a estas vías moleculares para tratar la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide y otras patologías en las que aparece implicado el receptor NKG2D; es posible que estos fármacos acaben en un ensayo clínico sobre alopecia areata. O también se podrían diseñar nuevos fármacos sobre mecanismos moleculares aún más específicos de la enfermedad.