Nació en Marktbreit, el 14 de junio de 1864. Se licenció en medicina por la Universidad de Wurzburgo en 1887 y seguidamente entró a trabajar como asistente clínico en el Asilo Irrenanstalt de Frankfurt. En esta institución inició sus estudios sobre la patología del sistema nervioso, en colaboración con el neurólogo Franz Nissl. Gran parte del trabajo de Alzheimer en patología cerebral se basa en el método de Nissl, que consistía en una tintura de plata de las secciones histológicas.
Fue cofundador y copublicador de la revista Zeitschrift für die gesamte Neurologie und Psychiatrie. No escribió nunca una obra en solitario.
En diciembre de 1915, Alzheimer enfermó durante un viaje en tren a Vratislavia. Probablemente le afectó una infección de estreptococo que le provocó fiebre e insuficiencia renal. Murió a los 51 años de un ataque al corazón el 19 de diciembre de 1915.
El descubrimiento del Alzheimer
En el trabajo se recogía simultáneamente el curso clínico que afectó a una mujer, «Aguste D.», de 51 años, que presentaba pérdida de memoria, desorientación, alucinaciones, y demencia que la llevaron a su muerte con solo 55 años de edad, junto con el estudio anatomopatológico de su cerebro.
Este estudio mostró que la corteza cerebral era más estrecha de lo normal (estaba atrófica) y, además, que existían dos tipos de anomalías muy llamativas, que hoy en día siguen siendo las características histopatológicas principales de la Enfermedad de Alzheimer.
Alimentos para reforzar la memoriaDar los cuidados adecuados a nuestro cerebro, además de garantizar su buen funcionamiento, nos ayudará a tener en forma la memoria e incluso a prevenir o retrasar posibles procesos degenerativos como el alzheimer. Aquí tienes algunos alimentos imprescindibles para dar de comer al cerebro y garantizar una memoria de elefante.
Verdura verde
Las verduras, en general, deben estar presentes al menos en dos raciones al día, alternando entre todas sus variedades aunque puede darse más importancia a las citadas. Para aprovechar todos sus nutrientes, se recomienda consumirlas al vapor o incluso crudas.
Pescado azulEl pescado es fuente de fósforo, que forma parte indispensable de las membranas de las neuronas. Por ello, su consumo es importante para garantizar el aporte adecuado. También destacamos en el pescado azul el omega 3, que tiene un papel protector frente a la progresión del deterioro cognitivo, por lo que actúa contra las patologías neurodegenerativas.
Está demostrado que el consumo de pescado influye en aspectos como la memoria, el aprendizaje y la inteligencia. El consumo de pescado debe ser superior al consumo de carne y debemos incluir el pescado azul (atún, salmón, trucha, caballa…) al menos dos veces por semana en nuestra dieta.
Frutos secos
Los frutos secos son ricos en antioxidantes como los polifenoles, que retrasan el envejecimiento de nuestras neuronas al actuar contra los radicales libres que provocan estrés oxidativo. Destacan las nueces y se recomienda un consumo moderado de frutos secos por su aporte calórico. Un puñadito al día sería lo aconsejado.
FrutaDentro de este grupo destacamos los frutos rojos, sobre todo los arándanos, y la manzana. Los frutos rojos son fuente de vitamina C, ácido fólico, minerales y antioxidantes que son buenos compañeros para mantener una memoria sana. Los flavonoides y los polifenoles son potentes antioxidantes que mejoran las funciones cognitivas y luchan contra la oxidación celular. Tienen efecto antiinflamatorio y retrasan las enfermedades degenerativas.
La manzana posee quercetina, un antioxidante indiscutible en favor de la protección del cerebro. El consumo de fruta debe ser como mínimo de 3 piezas al día, tomadas como postre o como tentempiés.
Integrales
Mejoran la concentración y el rendimiento en etapas de esfuerzo mental y combaten el estrés. Se aconseja que la alimentación esté basada en alimentos integrales en detrimento de los refinados. Deben suponer alrededor del 50% de nuestra dieta.