Amantes de por vida

Por Kheldar @KheldarArainai

El concepto de amantes de por vida tiene poco que ver con el sexo, o con la proximidad física. Cuando conoces el alma de alguien, amas a esa persona de por vida.

De un tiempo a esta parte me ha tocado considerar unas cuantas cosas sobre el amor y cómo lo he vivido. Me ha tocado, me han invitado, se me ha presentado la oportunidad… ¿Qué importa? El caso es que lo he hecho.

¿Te suena esta escena de Orgullo y Prejuicio?

Y lejos de teorizar al respecto, me he dado cuenta de que sigo amando a ciertas personas y me estoy enamorando de varias otras. Por lo que me aportan, por lo que son y por lo que alcanzo a ser gracias a ellas. Deseo también a algunas de estas personas, por supuesto… Pero el caso es que me mueve algo más profundo y poderoso. Un verdadero aprecio e interés por las personas que mencionaba.

A algunas no las he vuelto a ver, ni hemos podido contactar.

A otras las perdí de vista durante varios años.

Pero diariamente me siguen privando del aliento, me siguen dejando en blanco y me sigo abstrayendo (incluso en compañía de otras personas) con el recuerdo y las sensaciones. Con las lecciones sobre la belleza del amor que aprendí a través de la relación que tuve con estas personas. Aunque a estas alturas estarás pensando (y lo comprendo) que se me ha ido la pinza… Deja que te cuente algo.

Nuestro yo más vulnerable y auténtico, es nuestro yo más atractivo.

Esto es algo que aprendí radicalmente, después de todas y cada una de estas relaciones. Cuanto más abierto a contar quién soy, cómo vivo la vida y cómo la entiendo, mis sueños y aspiraciones; y todas esas cosas que normalmente no solemos demostrar a nadie para no parecer débiles… Mayor conexión.

Las emociones fluían mejor, y pocas veces nos veíamos discutiendo por no entendernos.

En muchos casos, estoy seguro de que al contarles ciertas cosas sobre mí, hacía que se apagase parte de su interés y su deseo por mí… Pero el sencillo hecho de mostrarme humildemente tal y como soy, aceptándome a mí mismo, es lo que me hizo merecedor de que su amor por mí fuera creciendo.

Así son los testimonios, al menos. Me los reservo por salvaguardar ciertas intimidades, pero agradezco públicamente a quienes me los habéis aportado. He utilizado únicamente los voluntarios, y me he fijado también en aquellos que recibo cuando pregunto ¿pero a ti qué es lo que te gusta de mí? (aunque no los tuve tan en cuenta).

Y lo cierto es que me ocurre igual. A veces he llegado a creer que me atraían esas personas que te hacen sentir la necesidad de protegerlas, o que tienes la ocasión de ayudar a su bienestar… Pero no. El caso es que me atrae su vulnerabilidad, y el hecho de poder hacer algo para verlas más felices lo hace más interesante todavía.

¿Te apetece que saquemos una lista de cosas que podemos hacer para ser amantes de por vida? ¿Una que favorezca el encontrarte con personas así y conservarlas?

Entonces, sigue leyendo.

1. Déjate la armadura y las armas en casa

No estás combatiendo contra nadie. Como dice el refrán, el gato escaldado del agua fría huye… Pero en este caso, es algo que no te conviene. Cuanto más dependas de esta clase de aparatajes, menos auténticas van a ser las cosas entre los demás y tú. Y lo que es peor: la gente se cansará de intentar que no te sientas agredida/o por lo que sea que digan, hagan, crean y etcétera; con lo que te verás perdiendo amigos y amantes a una velocidad de vértigo.

Del mismo modo, cuidado con defenderte de maneras agresivas por sentir que se han propasado contigo, que han asumido más de la cuenta, que se han pasado de confianza, o lo que sea. Si te importa la otra persona, y si te aporta cosas buenas… Así solamente consigues hacerle daño y perder todo eso. Poquito a poco, o radicalmente de golpe.

Hazme caso en esto, que no son pocas las veces que he jodido las cosas con gente que me importa por los dos motivos descritos en estos dos párrafos anteriores… Y a veces, sin remedio alguno. Por suerte, si hay suficiente amistad y claridad de por medio, volvemos a darnos oportunidades. El tiempo se encarga de curar lo que haga falta, y de cambiar lo que sea preciso, para que la confianza y el trato se restauren (y hasta evolucionen, tate, que también pasa). Hay ocasiones que descubrimos y aprovechamos únicamente entonces.

¿Quieres saber lo gracioso del asunto? A veces, por arriesgarte a cagarla siendo más vulnerable de lo que piensas que es oportuno, es cuando pasan las cosas que deseas que pasen. Esas que no pasan por ir de duro e intocable.

Si eres una persona calculadora, probablemente prefieres que se note menos lo tuyo y más lo de los demás. Tal vez sepas que saber estas cosas es una ventaja tremenda porque sabes lo que conmueve a la otra persona. Sabes lo que le importa y dónde le duele, en resumidas cuentas. Y tienes el poder para dejar marca, sea por joder o por todo lo contrario. Y ese es un poder que asusta… Y que hay que saber esgrimir correctamente.

2. Aprende cuándo controlarte y cuándo dejar fluir los sentimientos

Para contarte esto, le paso el testigo a otro de nuestros amigos Alquimistas. Tal vez recuerdes a Nightcrawler de otros momentos leyendo en este mismo blog. Esto es lo que nos cuenta:

Al hilo de lo comentado por Alicia:

“Quizá no todo deba basarse en el autocontrol… Quizá es que tan sólo hay que dejar fluir los sentimientos, las emociones, y dejar que se te erice la piel cuando alguien te mira de “esa manera” que te desmorona por completo y hace que te olvides hasta de tu nombre.”

No son excluyentes uno de otro.

No detienes un tsunami con un comportamiento medido, racional, pacato y en ocasiones hasta arisco, es un simple e inútil intento de autoprotección.

Ante un devastador torrente de emociones el vello de la nuca se te erizará si o si, te pongas como te pongas, te arderán las mejillas y algunos hasta empiezan a sudar. Han saltado chispas. Hasta el aire se electriza y la luz parecerá mas brillante.

Es un estado en el que te sientes trasnparente, vulnerable si quieres.

Todas tus corazas y artillería las ha desmoronado una mirada o una sonrisa.

El autocontrol no evitará eso. Así como no podemos decodificar una nube tampoco podemos canalizar y controlar semejante huracán. El autocontrol tiene que ver con el escenario y el contexto.

Estás en un estado en el que, como bien dices, has olvidado hasta tu nombre… Y eso no se elige: eso simplemente pasa, especialmente si estás con el agente responsable de semejante sacudida emocional. Responsable, que no culpable, pues eres tú quien experimenta eso: el agente se limita a estar presente; a veces ni siquiera sabe que atrae de esa manera.

¿Y si te da por pensar en los riesgos?

Pues adelante, no te hagas caso a ti mismo… FLUYE, a ver qué pasa.

Habrá quien te diga “sé tu mismo”, como si no fueras tú mismo las 24h del día…

DÉJATE LLEVAR…

¿Y qué ocurre si el objeto/objetivo/blanco/verdugo/revientaegos/diseccionador/etc…

  • Trabaja/estudia contigo?
  • Tratas con él/ella a menudo, en un entorno más amplio y complejo (con más gente involucrada), etc…?

Entran otras muchas variables en juego, las repercusiones van mucho mas allá. Es cuando aparece la busqueda de certezas, algo que te permita creer que merece la pena el esfuerzo, el arriesgarse.

Observa que es un planteamiento basado en la lógica y en la rentabilidad, no sólo es tu Stalingrado emocional, sino las repercusiones que crees que pueden darse en otros órdenes de tu vida.

Ahí seguro que dejarte llevar no sea tan sencillo, empezarán las dudas, las comidas de tarro, (esa balanza de pros y contras que todos llevamos de serie) y todo porque tienes pánico a cagarla, a hacer el gilipollas (recuerda que has olvidado hasta tu nombre, luego vete a saber qué cojones serás capaz de balbucear)…

Y eso te aterra. Es una pura manifestación de MIEDO e INSEGURIDAD, simplemente porque no te conoces.

Hay un viejo proverbio que dice: “Si Dios nos dio dos ojos, orejas y una sola boca es porque hay que ver y escuchar dos veces antes de hablar” Esta es la excusa que nos damos los que actuamos de esta manera, para justificar el ir pisando huevos en estas situaciones.

Y es simplemente falta de espontaneidad, la mas pura y simple expresión de la autenticidad.
Pero no puedes decirle a alguien “sé mas espontáneo”: o eres o no eres.

No es plato de gusto, no.

Así pues, haciendo caso de lo que cuenta nuestro amigo Nightcrawler, habrá que adueñarse también de nuestro miedo y nuestra inseguridad… Y sacarlos a bailar. Además de intentar aprender a ponderar los riesgos de los que nos advierte, y como dicen en la tierra de los Amorati… Actuar igualmente.

Eso es un concepto al que se le dedica un apartado en el programa básico de los Amorati, y al que yo mismo hice eco en Todo, menos marear. Hablábamos del Saboteador, del Capitán y de la Tripulación; una bonita analogía del mundillo del desarrollo personal muy utilizada por coaches cuando quieren hablarte de las voces en cargo de las decisiones que tomas.

Hay buenos enlaces en internet para evaluar el concepto, como este PDF de thecoaches.com. Más adelante también enlazaré a la versión digital de mi nuevo libro, por si prefieres ver cómo lo tratamos los Amorati y yo.

3. Conócete y exprésate lo más clara, honesta y abiertamente posible

O en otras palabras: conviértete en tu propio amante de por vida.

Hay múltiples medios para eso. Hay quien escoge retirarse de la vida mundana e irse a vivir a un ashram para aprender a meditar y convivir con personas en constante evolución personal y espiritual. Hay quienes escogen apuntarse a programas de desarrollo personal, buscar sus talentos y aprovecharlos, o miles de otras cosas.

El caso es que te adueñes de tu vida y participes activamente en su construcción.

Dejarse llevar por las circunstancias (especialmente por la búsqueda de estabilidad en tu vida, por el querer un sueldo fijo, una casa donde sea y un tipo de vida en concreto) te puede ayudar a conseguir parte de esa construcción, pero te verás esclava/o de lo mismo que deseaste sin poder cumplir el resto de tus otros sueños. Tal vez puedas permitirte coquetear con ellos cuando estés de vacaciones, o en algún momento cuando tu situación sea más precaria y tengas que buscarte algo porsiaca… O cuando pegues el gran explotío (como diría mi abuelo) y mandes todo a la mierda.

Pero el resto del tiempo, incluso le llegarás a coger asco a las cosas que antes AMABAS.

Y no creo que quieras eso… Así que tú verás.

4. No te marees, no marees a nadie, y no te dejes marear

A veces somos nosotros mismos. A veces nuestras ganas de algo concreto. A veces la ceguera al cambio. A veces no saber ver a quien tenemos delante, en vez de cubrirnos los ojos con lo que nos gustaría ver.

Deshazte de todas las capas y adornos. No te escondas en la ignorancia, no asumas, no prejuzgues. Pregunta, afirma. Pide, y da. No hagas que nada de eso sea condicional a lo que recibas: pregunta cuando no comprendas, no sepas o no tengas claras las cosas; afirma cuando quieras darte a entender; pide cuando no recibas algo que necesites o desees; da todo lo que te puedas permitir y te apetezca dar.

Si no sabes cómo hacerlo, prueba a descubrirlo en mi ebook Todo, menos marear. Maneras propias, de los Amorati y de los Alumni de The Sexual Life (es decir, constatadas por la experiencia de cientos) te esperan ahí. Y sí, también valen para ti si eres una mujer. Eso ni se pregunta.

Otra buena opción son los libros de Barbara Berckhan, que para mi gusto son bastante útiles. Hasta me mosquea que no sea más conocida en estos ámbitos. Y por cierto, si haces click en este enlace y compras alguno de sus libros, Amazon me dará una comisión de afiliado y yo podré seguir escribiendo cosas como esta para ti.


Así pues, en resumidas cuentas: hoy te cuento que son las personas que hubo y que hay en mi vida las que me inspiran para vivir así, aunque una gran parte de ellas sean más convencionales que yo en este sentido. Pero bueno, el ejemplo no siempre tiene por qué ser a seguir… A veces también tienes ejemplos a evitar.

Personalmente, me reservo el derecho a opinar diferente a ti. Acepto sin más tu forma de ser… Y comparto contigo la mía. Cuanto más abiertos y tolerantes seamos los dos, más fácil será el trato y mejor nos llevaremos.

Tengo claro que habrá cosas que no nos gusten al uno del otro, pero precisamente por eso hay que ser abiertos y tolerantes. Para hablarlo y mejorar en lo que se pueda, siempre que se quiera.

Y eso es, para mí, ser amantes de por vida.

Observa que también encaja en la descripción de lo que algunos llaman ser amigos íntimos

Pero yo no soy de poner etiquetas. Eso te lo dejo a ti.

~###

¿Qué opinas tú? ¿Te ha pasado eso de seguir amando a personas que no están en tu vida, y que te sigan influyendo positivamente? ¿Se me ha ido la pelota demasiado, o esta locura tiene correspondencia en la realidad?

Tus comentarios son bienvenidos, y más que eso, también son apreciados.


Si quieres mantenerte al tanto de mis avances, haz click en “Me Gusta” en la página de Facebook (tienes un acceso rápido en el lado derecho del blog). Así podrás:

  • Recibir actualizaciones sobre mis libros, mi blog y otros contenidos.
  • Participar en concursos y otros eventos que organice.
  • Compartir tus intereses y crear relaciones con gente afín.

Para aumentar la calidad de tu Experiencia LVEF, puedes también:

  • Leer las entradas del blog para conocer y practicar la Alquimia Interior.
  • Invitar a tus amigos a esta plataforma para acompañarte en tu transformación.
  • Participar con tu opinión y sugerencias. ¿Cómo podemos ayudarte mejor?
  • Suscribirte al blog para recibir en tu bandeja un aviso con cada nueva publicación, y un PDF de regalo. Puedes hacerlo desde la esquina superior derecha del blog.
  • Contactar a través del Social Media. ¡Queremos saber sobre ti!

Por favor, si te ha gustado esta entrada, considera:

  • Puntuarla – Para que pueda conocer cuánto te ha gustado.
  • Comentarla – Para que con tu opinión sigamos creando inteligencia colectiva.
  • Compartirla – Para que otras personas puedan beneficiarse y disfrutarla.
  • Recomendarnos – Para seguir creciendo y avanzando junto a ti y los tuyos.

Muchísimas gracias por tu atención, compañía y colaboración.

Un abrazo, y vuelve cuando quieras.

Kheldar

El concepto de amantes de por vida tiene poco que ver con el sexo, o con la proximidad física. Cuando conoces el alma de alguien, amas a esa persona de por vida.

De un tiempo a esta parte me ha tocado considerar unas cuantas cosas sobre el amor y cómo lo he vivido. Me ha tocado, me han invitado, se me ha presentado la oportunidad… ¿Qué importa? El caso es que lo he hecho.

¿Te suena esta escena de Orgullo y Prejuicio?

Y lejos de teorizar al respecto, me he dado cuenta de que sigo amando a ciertas personas y me estoy enamorando de varias otras. Por lo que me aportan, por lo que son y por lo que alcanzo a ser gracias a ellas. Deseo también a algunas de estas personas, por supuesto… Pero el caso es que me mueve algo más profundo y poderoso. Un verdadero aprecio e interés por las personas que mencionaba.

A algunas no las he vuelto a ver, ni hemos podido contactar.

A otras las perdí de vista durante varios años.

Pero diariamente me siguen privando del aliento, me siguen dejando en blanco y me sigo abstrayendo (incluso en compañía de otras personas) con el recuerdo y las sensaciones. Con las lecciones sobre la belleza del amor que aprendí a través de la relación que tuve con estas personas. Aunque a estas alturas estarás pensando (y lo comprendo) que se me ha ido la pinza… Deja que te cuente algo.

Nuestro yo más vulnerable y auténtico, es nuestro yo más atractivo.

Esto es algo que aprendí radicalmente, después de todas y cada una de estas relaciones. Cuanto más abierto a contar quién soy, cómo vivo la vida y cómo la entiendo, mis sueños y aspiraciones; y todas esas cosas que normalmente no solemos demostrar a nadie para no parecer débiles… Mayor conexión.

Las emociones fluían mejor, y pocas veces nos veíamos discutiendo por no entendernos.

En muchos casos, estoy seguro de que al contarles ciertas cosas sobre mí, hacía que se apagase parte de su interés y su deseo por mí… Pero el sencillo hecho de mostrarme humildemente tal y como soy, aceptándome a mí mismo, es lo que me hizo merecedor de que su amor por mí fuera creciendo.

Así son los testimonios, al menos. Me los reservo por salvaguardar ciertas intimidades, pero agradezco públicamente a quienes me los habéis aportado. He utilizado únicamente los voluntarios, y me he fijado también en aquellos que recibo cuando pregunto ¿pero a ti qué es lo que te gusta de mí? (aunque no los tuve tan en cuenta).

Y lo cierto es que me ocurre igual. A veces he llegado a creer que me atraían esas personas que te hacen sentir la necesidad de protegerlas, o que tienes la ocasión de ayudar a su bienestar… Pero no. El caso es que me atrae su vulnerabilidad, y el hecho de poder hacer algo para verlas más felices lo hace más interesante todavía.

¿Te apetece que saquemos una lista de cosas que podemos hacer para ser amantes de por vida? ¿Una que favorezca el encontrarte con personas así y conservarlas?

Entonces, sigue leyendo.

1. Déjate la armadura y las armas en casa

No estás combatiendo contra nadie. Como dice el refrán, el gato escaldado del agua fría huye… Pero en este caso, es algo que no te conviene. Cuanto más dependas de esta clase de aparatajes, menos auténticas van a ser las cosas entre los demás y tú. Y lo que es peor: la gente se cansará de intentar que no te sientas agredida/o por lo que sea que digan, hagan, crean y etcétera; con lo que te verás perdiendo amigos y amantes a una velocidad de vértigo.

Del mismo modo, cuidado con defenderte de maneras agresivas por sentir que se han propasado contigo, que han asumido más de la cuenta, que se han pasado de confianza, o lo que sea. Si te importa la otra persona, y si te aporta cosas buenas… Así solamente consigues hacerle daño y perder todo eso. Poquito a poco, o radicalmente de golpe.

Hazme caso en esto, que no son pocas las veces que he jodido las cosas con gente que me importa por los dos motivos descritos en estos dos párrafos anteriores… Y a veces, sin remedio alguno. Por suerte, si hay suficiente amistad y claridad de por medio, volvemos a darnos oportunidades. El tiempo se encarga de curar lo que haga falta, y de cambiar lo que sea preciso, para que la confianza y el trato se restauren (y hasta evolucionen, tate, que también pasa). Hay ocasiones que descubrimos y aprovechamos únicamente entonces.

¿Quieres saber lo gracioso del asunto? A veces, por arriesgarte a cagarla siendo más vulnerable de lo que piensas que es oportuno, es cuando pasan las cosas que deseas que pasen. Esas que no pasan por ir de duro e intocable.

Si eres una persona calculadora, probablemente prefieres que se note menos lo tuyo y más lo de los demás. Tal vez sepas que saber estas cosas es una ventaja tremenda porque sabes lo que conmueve a la otra persona. Sabes lo que le importa y dónde le duele, en resumidas cuentas. Y tienes el poder para dejar marca, sea por joder o por todo lo contrario. Y ese es un poder que asusta… Y que hay que saber esgrimir correctamente.

2. Aprende cuándo controlarte y cuándo dejar fluir los sentimientos

Para contarte esto, le paso el testigo a otro de nuestros amigos Alquimistas. Tal vez recuerdes a Nightcrawler de otros momentos leyendo en este mismo blog. Esto es lo que nos cuenta:

Al hilo de lo comentado por Alicia:

“Quizá no todo deba basarse en el autocontrol… Quizá es que tan sólo hay que dejar fluir los sentimientos, las emociones, y dejar que se te erice la piel cuando alguien te mira de “esa manera” que te desmorona por completo y hace que te olvides hasta de tu nombre.”

No son excluyentes uno de otro.

No detienes un tsunami con un comportamiento medido, racional, pacato y en ocasiones hasta arisco, es un simple e inútil intento de autoprotección.

Ante un devastador torrente de emociones el vello de la nuca se te erizará si o si, te pongas como te pongas, te arderán las mejillas y algunos hasta empiezan a sudar. Han saltado chispas. Hasta el aire se electriza y la luz parecerá mas brillante.

Es un estado en el que te sientes trasnparente, vulnerable si quieres.

Todas tus corazas y artillería las ha desmoronado una mirada o una sonrisa.

El autocontrol no evitará eso. Así como no podemos decodificar una nube tampoco podemos canalizar y controlar semejante huracán. El autocontrol tiene que ver con el escenario y el contexto.

Estás en un estado en el que, como bien dices, has olvidado hasta tu nombre… Y eso no se elige: eso simplemente pasa, especialmente si estás con el agente responsable de semejante sacudida emocional. Responsable, que no culpable, pues eres tú quien experimenta eso: el agente se limita a estar presente; a veces ni siquiera sabe que atrae de esa manera.

¿Y si te da por pensar en los riesgos?

Pues adelante, no te hagas caso a ti mismo… FLUYE, a ver qué pasa.

Habrá quien te diga “sé tu mismo”, como si no fueras tú mismo las 24h del día…

DÉJATE LLEVAR…

¿Y qué ocurre si el objeto/objetivo/blanco/verdugo/revientaegos/diseccionador/etc…

  • Trabaja/estudia contigo?
  • Tratas con él/ella a menudo, en un entorno más amplio y complejo (con más gente involucrada), etc…?

Entran otras muchas variables en juego, las repercusiones van mucho mas allá. Es cuando aparece la busqueda de certezas, algo que te permita creer que merece la pena el esfuerzo, el arriesgarse.

Observa que es un planteamiento basado en la lógica y en la rentabilidad, no sólo es tu Stalingrado emocional, sino las repercusiones que crees que pueden darse en otros órdenes de tu vida.

Ahí seguro que dejarte llevar no sea tan sencillo, empezarán las dudas, las comidas de tarro, (esa balanza de pros y contras que todos llevamos de serie) y todo porque tienes pánico a cagarla, a hacer el gilipollas (recuerda que has olvidado hasta tu nombre, luego vete a saber qué cojones serás capaz de balbucear)…

Y eso te aterra. Es una pura manifestación de MIEDO e INSEGURIDAD, simplemente porque no te conoces.

Hay un viejo proverbio que dice: “Si Dios nos dio dos ojos, orejas y una sola boca es porque hay que ver y escuchar dos veces antes de hablar” Esta es la excusa que nos damos los que actuamos de esta manera, para justificar el ir pisando huevos en estas situaciones.

Y es simplemente falta de espontaneidad, la mas pura y simple expresión de la autenticidad.
Pero no puedes decirle a alguien “sé mas espontáneo”: o eres o no eres.

No es plato de gusto, no.

Así pues, haciendo caso de lo que cuenta nuestro amigo Nightcrawler, habrá que adueñarse también de nuestro miedo y nuestra inseguridad… Y sacarlos a bailar. Además de intentar aprender a ponderar los riesgos de los que nos advierte, y como dicen en la tierra de los Amorati… Actuar igualmente.

Eso es un concepto al que se le dedica un apartado en el programa básico de los Amorati, y al que yo mismo hice eco en Todo, menos marear. Hablábamos del Saboteador, del Capitán y de la Tripulación; una bonita analogía del mundillo del desarrollo personal muy utilizada por coaches cuando quieren hablarte de las voces en cargo de las decisiones que tomas.

Hay buenos enlaces en internet para evaluar el concepto, como este PDF de thecoaches.com. Más adelante también enlazaré a la versión digital de mi nuevo libro, por si prefieres ver cómo lo tratamos los Amorati y yo.

3. Conócete y exprésate lo más clara, honesta y abiertamente posible

O en otras palabras: conviértete en tu propio amante de por vida.

Hay múltiples medios para eso. Hay quien escoge retirarse de la vida mundana e irse a vivir a un ashram para aprender a meditar y convivir con personas en constante evolución personal y espiritual. Hay quienes escogen apuntarse a programas de desarrollo personal, buscar sus talentos y aprovecharlos, o miles de otras cosas.

El caso es que te adueñes de tu vida y participes activamente en su construcción.

Dejarse llevar por las circunstancias (especialmente por la búsqueda de estabilidad en tu vida, por el querer un sueldo fijo, una casa donde sea y un tipo de vida en concreto) te puede ayudar a conseguir parte de esa construcción, pero te verás esclava/o de lo mismo que deseaste sin poder cumplir el resto de tus otros sueños. Tal vez puedas permitirte coquetear con ellos cuando estés de vacaciones, o en algún momento cuando tu situación sea más precaria y tengas que buscarte algo porsiaca… O cuando pegues el gran explotío (como diría mi abuelo) y mandes todo a la mierda.

Pero el resto del tiempo, incluso le llegarás a coger asco a las cosas que antes AMABAS.

Y no creo que quieras eso… Así que tú verás.

4. No te marees, no marees a nadie, y no te dejes marear

A veces somos nosotros mismos. A veces nuestras ganas de algo concreto. A veces la ceguera al cambio. A veces no saber ver a quien tenemos delante, en vez de cubrirnos los ojos con lo que nos gustaría ver.

Deshazte de todas las capas y adornos. No te escondas en la ignorancia, no asumas, no prejuzgues. Pregunta, afirma. Pide, y da. No hagas que nada de eso sea condicional a lo que recibas: pregunta cuando no comprendas, no sepas o no tengas claras las cosas; afirma cuando quieras darte a entender; pide cuando no recibas algo que necesites o desees; da todo lo que te puedas permitir y te apetezca dar.

Si no sabes cómo hacerlo, prueba a descubrirlo en mi ebook Todo, menos marear. Maneras propias, de los Amorati y de los Alumni de The Sexual Life (es decir, constatadas por la experiencia de cientos) te esperan ahí. Y sí, también valen para ti si eres una mujer. Eso ni se pregunta.

Otra buena opción son los libros de Barbara Berckhan, que para mi gusto son bastante útiles. Hasta me mosquea que no sea más conocida en estos ámbitos. Y por cierto, si haces click en este enlace y compras alguno de sus libros, Amazon me dará una comisión de afiliado y yo podré seguir escribiendo cosas como esta para ti.


Así pues, en resumidas cuentas: hoy te cuento que son las personas que hubo y que hay en mi vida las que me inspiran para vivir así, aunque una gran parte de ellas sean más convencionales que yo en este sentido. Pero bueno, el ejemplo no siempre tiene por qué ser a seguir… A veces también tienes ejemplos a evitar.

Personalmente, me reservo el derecho a opinar diferente a ti. Acepto sin más tu forma de ser… Y comparto contigo la mía. Cuanto más abiertos y tolerantes seamos los dos, más fácil será el trato y mejor nos llevaremos.

Tengo claro que habrá cosas que no nos gusten al uno del otro, pero precisamente por eso hay que ser abiertos y tolerantes. Para hablarlo y mejorar en lo que se pueda, siempre que se quiera.

Y eso es, para mí, ser amantes de por vida.

Observa que también encaja en la descripción de lo que algunos llaman ser amigos íntimos

Pero yo no soy de poner etiquetas. Eso te lo dejo a ti.

~###

¿Qué opinas tú? ¿Te ha pasado eso de seguir amando a personas que no están en tu vida, y que te sigan influyendo positivamente? ¿Se me ha ido la pelota demasiado, o esta locura tiene correspondencia en la realidad?

Tus comentarios son bienvenidos, y más que eso, también son apreciados.


Si quieres mantenerte al tanto de mis avances, haz click en “Me Gusta” en la página de Facebook (tienes un acceso rápido en el lado derecho del blog). Así podrás:

  • Recibir actualizaciones sobre mis libros, mi blog y otros contenidos.
  • Participar en concursos y otros eventos que organice.
  • Compartir tus intereses y crear relaciones con gente afín.

Para aumentar la calidad de tu Experiencia LVEF, puedes también:

  • Leer las entradas del blog para conocer y practicar la Alquimia Interior.
  • Invitar a tus amigos a esta plataforma para acompañarte en tu transformación.
  • Participar con tu opinión y sugerencias. ¿Cómo podemos ayudarte mejor?
  • Suscribirte al blog para recibir en tu bandeja un aviso con cada nueva publicación, y un PDF de regalo. Puedes hacerlo desde la esquina superior derecha del blog.
  • Contactar a través del Social Media. ¡Queremos saber sobre ti!

Por favor, si te ha gustado esta entrada, considera:

  • Puntuarla – Para que pueda conocer cuánto te ha gustado.
  • Comentarla – Para que con tu opinión sigamos creando inteligencia colectiva.
  • Compartirla – Para que otras personas puedan beneficiarse y disfrutarla.
  • Recomendarnos – Para seguir creciendo y avanzando junto a ti y los tuyos.

Muchísimas gracias por tu atención, compañía y colaboración.

Un abrazo, y vuelve cuando quieras.

Kheldar