¿Qué es la Amaxofobia?
El término Amaxofobia se refiere a la respuesta de intenso temor e incapacidad que sufren algunas personas al conducir un vehículo o al pensar que tienen que hacerlo. La amaxofobia es el miedo a conducir un vehículo, llevado hasta un extremo patalógico, es decir, genera problemas y dificultades a las personas que lo padecen y puede empeorar su calidad de vida.
El origen de esta fobia puede relacionarse con experiencias vividas en primera persona, pero también se puede dar en personas que nunca han conducido, por ideas preconcebidas o experiencias de terceras personas. Puede manifestarse con ataques de pánico pero lo general es que quien lo padece sufra ansiedad o agitación cuando tienen que conducir o cuando piensan en conducir.
En España afecta a unas 15000 personas de las cuales el 87.5% son mujeres y el 12.5% son hombres. La edad media de aparición del trastorno también varía en cada sexo, siendo 34 años en mujeres y 37 años en hombres, por lo general. Las características personales de las personas que padecen amaxofobia suelen ser: fragilidad emocional, baja autoestima, alto nivel de autoexigencia, susceptibilidad al miedo o reducido nivel de tolerancia a la frustración.
Existen varias facetas psicológicas que explican este miedo irracional a conducir:
- Aspecto cognitivo: pensamientos fatalistas en los que se anticipa un fatal accidente.
- Nivel emocional: la ansiedad y el estrés.
- Aspectos materiales: rituales iniciados antes de empezar a conducir (postergar de manera indefinida la conducción, conducir a baja velocidad, etc.).
Las causas más comunes que llevan a padecer esta fobia son: accidentes de tráfico, no haber recibido una instrucción automovilística adecuada, estrés o ansiedad o ataques de pánico repentinos. En algunas personas, la amaxofobia es situacional y solo se presenta en determinados escenarios, como por ejemplo: conducir por la noche, en autopista o autovía, carreteras estrechas, atravesar túneles y puente, condiciones climatológicas adversas, etc.
¿Cuáles son los afectados por la Amaxofobia?
- Conductores que no superan las dos primeros años: este grupo representa el 25% de las personas que padecen amaxofobia. Por lo general, todos los conductores noveles experimentan estrés al enfrentarse en solitario al tráfico. Sin embargo, algunos de ellos no pueden soportar la ansiedad y abandonan la conducción, aparece una obsesiva preocupación por ser juzgados por los demás.
- Conductores habituales con experiencia: curiosamente aquellos conductores con más de cinco años al volante representan el 60% de las personas que padecen esta fobia. Las crisis al volante suelen coincidir con situaciones de estrés, laboral o personal, en su vida que acaban derivando en ansiedad a la hora de conducir.
- Conductores que han sufrido una experiencia traumática: en este grupo se encuentran aquellas personas que sufren estrés postraumático derivado de una experiencia traumática al volante o en un coche o incluso por accidentes ocurridos a sus allegados. Según Javier Díaz Calero, psicólogo clínico y profesor de autoescuela, “cuando se encuentran ante una situación parecida a la del accidente, se activa una respuesta inmediata en forma de ansiedad que genera el miedo a que aquella situación pueda volver a repetirse”.
¿Cómo superar la Amaxofobia?
Para superar este trastorno hay que abordar y modificar aquellas ideas y pensamientos generados de manera errónea por las personas y tratar de eliminar la respuesta de huida ante diversas situaciones de tráfico. Las técnicas de reconstrucción cognitiva y las técnicas de exposición en vivo suelen mostrar muy buenos resultados.
«Se trabaja una vez por semana con los pacientes, siendo necesarias unas 30-40 sesiones. Como sucede con todas las fobias, la terapia más eficaz es la de exposición, enfrentarse a aquello que nos provoca miedo, que en este caso es volver a conducir. Se trata de volver a hacerlo muy poco a poco, progresivamente, cambiando las asociaciones catastrofistas, analizando las ideas negativas y trabajando de lo que menos miedo nos da a lo que más», explica Díaz Calero, que asegura que, si se es constante, la amaxofobia se supera.