Estábamos hace algunas noches tomándonos unas tapitas en un bar de los que tenemos alrededor de casa, cuando, acomodadas en la esquina del garito en cuestión, las dos, sin comentarlo previamente pero al unísono, hacíamos lo imposible por identificar la fuente de un intenso olor de no sé qué fragancia afrutada del caribe, como poco... Resulta incompatible, al menos para nosotras, un buen yantar y pimplar, con efluvios artificiales interfiriendo en la pituitaria y en el paladar, que para algo están conectados. No paramos, pues, hasta dar con la fuente de aquel intenso aroma que tanto nos estaba fastidiando y, por supuesto, hacérselo saber a la amable camarera, quien no dudó en retirarlo de nuestro lado. Otra cosa es en nuestros hogares, donde una agradable fragancia puede ser un elemento decorativo más... Aunque confesaremos que ninguna usa ambientador; nuestras casas huelen al rastro que dejan los perfumes que usamos a diario, al suavizante de la ropa o a alguna vela que prendemos tras cocinar... Sin embargo, sí hay una costumbre que nos hace mucha gracia, y es lo que le encanta al propio de una de nosotras encender una varita de sándalo de vez en cuando... Foto Foto Foto Foto Foto ¿Como lleváis el tema de los olores? ¿Tenéis alguno preferido para casa?