La historia de este llamativo edificio que una vez albergó el American Folk Art Museum (Museo de Arte Popular Americano), situado junto al museo MOMA de Nueva York, comienza en los años 80 pero finalmente no fue hasta 1997 cuando la institución encargó el proyecto a los arquitectos neoyorquinos Tod Williams y Billie Tsien.
La institución del museo encargó este proyecto en un principio al arquitecto Emilio Ambaz. Iba a tratarse de un edificio de uso mixto, museo y torre de oficinas, pero nunca llegó a realizarse. Williams y Tsien en cambio, proyectaron un edificio mucho más pequeño que albergara sólo el museo y que tuviera las dimensiones de un inmueble residencial.
La solución fue brillante. Nos encontramos ante un edifico que se desarrolla a lo largo de seis plantas por encima del nivel del suelo y dos sótanos. Un espacio único se articula alrededor de una escalera central, conduciendo a los espectadores por una serie de galerías expositivas en las que la amplitud de los espacios interiores choca con la reducida escala del edificio.
Sin duda, uno de sus elementos más característicos (sino el más) es la espectacular y escultórica fachada de este edificio. Los 63 paneles metálicos, que componen los 26 metros de altura de la fachada, fueron fabricados artesanalmente en Tombasil, una aleación de bronce con la que se fabrican las hélices de grandes barcos. Estos paneles rectangulares cuentan con diferentes dimensiones horizontales pero la misma longitud vertical.
Su textura rugosa produce un cambio en la tonalidad natural de color verde – plata. Estos paneles no son paralelos al paño del alineamiento, inclinándose hacia el interior y logrando así la expresión plástica de la fachada. Este material nunca antes utilizado en la arquitectura, se contempla en tres grandes planos que atrapa la luz del exterior en diferentes ángulos. Esta geometría en movimiento recuerda al arte japonés del Origami con sus numerosos pliegues y juego de planos.
Un gran lucernario envía luz natural a los enormes paneles de resina suspendidos junto a la escalera central. Los visitantes también pueden acceder al nivel más alto mediante un ascensor donde tres escaleras ofrecen diferentes recorridos que hacen que este edificio parezca más grande y complejo de lo que es en verdad.
El arte se integra en todos los espacios del museo, ya que los materiales utilizados en su interior vuelven a recordarnos la sensación escultórica de la fachada.
Los arquitectos Tod Williams y Billie Tsien ganaron ganaron numerosos galardones por la creación de este maravilloso edificio, entre otros:el American Institute of Architects National Honor Award, el premio Best Public/Cultural Building in the World, el New York City American Institute of Architects Design Award y el Municipal Art Society New York City Masterwork Award.
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