Somos agua…al borde del precipicio…a punto de despeñarnos ladera abajo…con la misma fuerza que la cascada…
Somos agua corriendo al mar…en un río repleto de obstáculos, a punto de desbordar…con meandros tranquilos….y tramos rápidos…remansos de paz…y caídas extremas…en continuo movimiento…deseando llegar a nuestra meta…conociendo nuevos parajes y dejando lugares atrás…sin posibilidad de volver…por eso a menudo nos invade la melancolía …y el deseo de recuperar…de volver…aquel momento donde lo recorrido siempre parece mejor…frente al futuro incierto que nos aguarda…será el mar el universo de paz que buscamos??? O un espacio agitado y oscuro???
A lo largo de nuestro peregrinaje que corre veloz, aunque a veces no lo parezca, conoceremos nuevos rincones que nos harán soñar, sitios en los que nos gustaría poder detener el tiempo y permanecer ahí para siempre…pero no nacemos para eso…debemos despedirnos y continuar…porque nuestra madre la montaña nos dio a luz un día con una finalidad…completar el círculo de la vida…por eso, aún sin querer, continuamos al encuentro de nuestro padre, el mar…para así…volver a empezar…
El viaje es personal y, aunque acompañados, nos toca afrontarlo solos…con miedo y coraje…cada uno con su lucha…cada uno con sus piedras y sus afluentes…cada uno con sus recuerdos, sus deseos y su propia evolución…
Al final todos somos uno, en el mar, en la montaña, en el aire … cambiantes como el líquido elemento, en constante transformación, formamos parte de los ciclos de la vida de nuestra Madre Tierra....
Somos agua…somos tierra… y cuándo la destruímos e Ella, nos autodestruímos…por alguna extraña razón…nuestra esencia se ve amenzada…no somos capaces de integrarnos de forma natural en el ciclo de la vida…tan sencillo es…el egoísmo y la ambición nos impiden AMAR A NUESTRA MADRE…
Lila