Amplía tu Mente y Olvida la Complejidad

Por Jmbolivar @jmbolivar

Investigaciones recientes en el campo de la psicología han puesto de manifiesto la importancia de contar con un sistema que permita capturar, aclarar y organizar de manera adecuada lo que llama nuestra atención.

Cuando hablamos de creatividad, nuestra mente es capaz de hacer cosas que resultan inalcanzables aún para el ordenador más potente. Su habilidad para relacionar e integrar múltiples y diversas variables en un todo común es impresionante. Nuestra mente es capaz de manejar niveles de complejidad realmente elevados y resolverlos de forma increíblemente creativa.

Pero cuando la fuerzas a pensar en dos problemas de forma simultánea, se colapsa. Mientras mantienes el enfoque en una única tarea que precisa de tu atención, todo va bien. El problema se produce cuando empezamos a distribuir la atención entre dos o más problemas distintos cuyos límites no están claramente definidos.

Parece que cuando nos comprometemos a hacer algo, sea importante o no, urgente o no, personal o profesional, rutinario o extraordinario, y no lo hacemos de inmediato, queda un “hilo de ejecución” abierto en nuestra mente y una parte de ella intenta continuamente ocuparse de él.

Nuestro pensamiento intenta dar cabida a cientos de cosas a la vez, en lugar de centrarse en los objetivos de uno en uno. Esta tendencia, muy acusada por el ritmo de vida actual, hace que nuestra capacidad de atención sea víctima de continuos cortocircuitos.

Para gestionar esta complejidad es preciso usar marcadores de posición que suspendan temporalmente esos “hilos de ejecución” para que nuestra mente se olvide de ellos y tenga un respiro. Es lo que probablemente ya haces con tu agenda o calendario, ya que casi todo el mundo usa un calendario externo, sea en papel o electrónico, en lugar de guardar este tipo de marcadores en sus mentes.

Si el calendario contiene marcadores con todos los datos de reuniones, citas y eventos, y tienes la confianza de que lo mirarás con la frecuencia oportuna, entonces no tienes necesidad de perder el tiempo constantemente pensando dónde ni cuándo tienes que estar en un lugar concreto. Además, cuando consultas tu calendario, puedes liberar tu mente para pensar de forma creativa en lo que necesitas o quieres obtener de esas reuniones, citas y eventos.

El calendario es una buena demostración de un sistema externo diseñado como ampliación de nuestra mente pero hay muchos más ejemplos. Los relojes nos señalan la hora, los indicadores del coche nos recuerdan la velocidad o el nivel de combustible…

Sin embargo, la lista de cosas que han captado tu atención es exponencialmente mayor que los contenidos de tu calendario y, a pesar de ello, casi nunca las detallas de forma tan clara y específica como lo pueden ser una cita o el indicador de combustible del coche.

Y lo cierto es que los principios que deberías aplicarles son los mismos. Porque solo consigues evitar que esos compromisos sin gestionar acosen a tu mente cuando has convertido en hábito el decidir qué significan para ti, qué vas a hacer, o no, con ellos y, para aquéllos con los que vas a hacer algo, pones recordatorios que revisas regularmente.

La paz mental es fácil de conseguir cuando se utilizan las técnicas adecuadas. Lo único que ocurre es que convertir esas técnicas en hábito cuesta.

Si lo piensas un momento, casi nadie necesita clases sobre cómo anotar una cita en la agenda o sobre cómo interpretar el indicador de combustible de un coche. Todo el mundo sabe anotar ideas, pensar qué va a hacer, o no, con ellas y ponerse recordatorios al respecto, igual que todo el mundo sabe revisar una lista y tomar decisiones sobre qué hacer en un momento dado según las circunstancias.

Y a pesar de ello parece que la gente no es capaz de entender que la complejidad que domina sus vidas podría simplificarse enormemente si adoptaran estos sencillos hábitos. Como decía Thomas Sowell, “gran parte de lo que los más exigentes llaman despectivamente ‘complejidad del mundo real’ no es más que la inconsistencia de sus propias mentes“.

Porque solo cuando todos los inputs que irrumpen en tu vida son capturados sistemáticamente; cuando para cada uno de ellos decides qué vas a hacer, o qué no vas a hacer, y qué necesitas para ello; cuando pones recordatorios visibles de lo que vas a hacer y los revisas regularmente; solo entonces tu mente se amplía y la complejidad desaparece.