En los cinco primeros años de la invasión de Irak (entre 2003 y 2008), más de 100.000 civiles murieron víctimas del conflicto armado. Un análisis que esta semana publica la revista 'PLoS Medicine', repasa la distribución de estos fallecimientos por género, edades, autores y métodos violentos empleados para tratar de evaluar el impacto de la guerra en los grupos más vulnerables.
Para su estudio, el equipo de Madelyn Hsiao, del King's College londinense (Reino Unido), empleó los datos de un proyecto no gubernamental (Iraq Body Count) que contabiliza las víctimas de episodios violentos aparecidos en la prensa, y los contrastó con información de hospitales, morgues, estadísticas oficiales y diversas ONGs.
Según esta trágica base de datos, entre marzo de 2003 y marzo de 2008, 92.614 civiles murieron en el país a consecuencia de actos violentos. En la mayoría de los casos (un 74% de las muertes), subrayan los investigadores, el responsable del asesinato era un 'autor desconocido', mientras que sólo el 12% de las víctimas fueron causadas por las fuerzas de la coalición occidental y otro 11% por las milicias antiestadounidenses.
Suicidas, coches bomba y fuego de mortero fueron los métodos más habitualmente empleados por estos 'desconocidos', aunque en un elevado porcentaje de los casos, los investigadores denuncian la existencia de torturas previas a la muerte. El 65% de las muertes se produjeron en actos de violencia breves, con una duración inferior a las 24 horas; más que en el caso de los ataques prolongados.
Los ataques suicidas por parte de grupos sin identificar, y los bombardeos aéreos en el caso de las fuerzas de coalición, fueron los dos métodos que causaron más víctimas por cada acto violento: 19 y 17 personas respectivamente. Mientras que en el caso de mujeres y niños, las probabilidades más altas de ser víctimas indiscriminadas procedían para ellos del fuego de mortero disparado por desconocidos (sin uniformar, y muchas veces imposibles de distinguir de sus víctimas en el momento del acto violento).
Como recuerda Hsiao, Irak sigue ostentando hoy por hoy el máximo riesgo de morir violentamente en todos los conflictos armados que hoy en día permanecen vigentes en todo el mundo. En 2003, por ejemplo, las víctimas ascendían a 91 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de cualquier otro rincón del planeta.
A su juicio, comprender la distribución de las víctimas civiles es crucial desde el punto de vista de salud pública, para poder tomar medidas preventivas a nivel internacional en el futuro. "Por ejemplo, si el análisis revela un alto número de bajas civiles por fuego aéreo, podría animar a llevar a cabo políticas que prohíban los bombardeos aéreos en zonas densamente pobladas", sugieren.
**Publicado en "El Mundo"