Animales y salud

Por Jamesnava123

Desde el origen de los tiempos el ser humano ha compartido su vida con los animales, ya fueran salvajes o domesticados para trabajar o como mascotas. Hoy sabemos con certeza que la convivencia con animales en el hogar influye decisivamente en una mejor salud y calidad de vida. Hay algunos estudios científicos que así lo atestiguan, entre ellos uno de la Universidad de Missouri-Columbia, que demostró que acariciar a un perro durante 15 ó 30 minutos al día reduce la tensión arterial en un 10%. Algo similar ocurre al acariciar a un gato, además de otros beneficios para la salud física y mental, como minimizar los índices de colesterol, el estrés y mejorar las relaciones sociales.
La lista de beneficios que proporcionan los animales es extensa y es una buena noticia que cada año aumente el número de mascotas en hogares estadounidenses y españoles. También lo es que las personas propietarias los consideren una fuente de bienestar, equilibrio emocional y un miembro importante de la familia.
Los beneficios de los animales en las personas no han pasado por alto para la comunidad científica, médica y educativa de ambos países, y de otros muchos. Desde hace décadas en Estados Unidos y desde 1990 en España se impulsan las Terapias y Educación Asistidas por Animales de Compañía (T.E.A.A.C.), de manera que se difundan los beneficios de los animales de compañía en la sociedad. La aplicación terapéutica de perros, gatos, caballos delfines, koalas, y otras mascotas en el marco de la integración, la rehabilitación y la socialización, es la historia de éxitos importantes en casos difíciles. Los beneficios de las Terapias Asistidas con Animales influyen en todas las dimensiones de la persona a nivel físico, psicológico, social y emocional, lo que supone un avance crucial. La eficacia de estas terapias se basa en el vínculo especial que se crea entre el animal y el paciente durante las sesiones de convivencia.

El objetivo esencial de estas terapias naturales es aprovechar los valores que aportan los animales y que enriquecen la recuperación física y mental de los enfermos, como su respuesta invariable a los estímulos que reciben, la fidelidad y la incapacidad para juzgar. Así, los animales se convierten en los mejores aliados para el terapeuta, el médico o el educador en el tratamiento de algunas patologías físicas o psíquicas e, incluso, para mejorar notablemente la calidad de vida de algunos colectivos con problemas de integración social como autistas, ancianos, personas bajo privación de libertad, veteranos de guerra, adicciones, menores con problemas, etc.
En Estados Unidos las Terapias Asistidas con Animales están muy extendidas en los ámbitos médicos y educativos, y en España más en el sector médico. Comprobado su éxito en decenas de casos, cada vez es más común que los centros médicos o educativos recurran a este tipo de terapias, una modalidad de intervención terapéutica en la que un animal es parte integrante de un proceso de rehabilitación, reeducación, integración y socialización de una persona. Eso sí, se deben entender como un complemento terapéutico y no como una alternativa a las intervenciones médicas, dado que el animal forma parte de un tratamiento global.
Son muchos los animales que se utilizan en estas terapias, pero las más extendidas son las que utilizan a perros, que pueden emplearse para ayudar a ancianos, menores bajo tutela judicial, enfermos mentales, discapacitados intelectuales, personas con trastornos alimentarios, depresiones o alzhéimer. Los perros les ayudan a recuperar la confianza y a sentirse más queridos. También son, por ejemplo, un motivo de alegría inmensa cuando visitan o conviven con personas mayores en las residencias de ancianos. Los perros no juzgan, les da igual tu aspecto físico o estado mental, sólo quieren cariño, y aportan una gran estimulación sensorial al ser acariciados. Similares beneficios aportan los gatos, aunque estos se estresan con los viajes y requieren residir permanentemente en un lugar.
Tras los perros, los caballos son los más reclamados en este tipo de terapias debido a su vínculo con el ser humano. La equinoterapia ayuda positivamente al desarrollo cognitivo, físico, emocional social y ocupacional, especialmente a las personas que sufren algún tipo de discapacidad o necesidad especial. Además, potencia aspectos importantes en el desarrollo de los niños como la autoestima, la seguridad, la confianza, el respeto, los valores de convivencia entre personas y especies, y ayuda a trabajar diversas áreas del comportamiento humano, como la psicológica/cognitiva, la comunicación y lenguaje, la psicomotora e, incluso, la médica. Estas terapias con caballos fomentan el establecimiento de relaciones de confianza, seguridad y conexión con el animal.

Otro animal estrella en las terapias es el delfín, que se utiliza mucho con niños. La gran ventaja frente a otros animales es el medio acuático, que es por sí solo terapéutico y beneficioso. Los delfines tienen un sentimiento hacia la debilidad y se acercan de forma natural y con suavidad hacia los pacientes para jugar. Los niños que participan en terapias con delfines ganan confianza con rapidez, pierden el miedo y consiguen llevar el aprendizaje a su vida diaria para desarrollarse mejor en su entorno.
La delfinoterapia está enfocada a mejorar la calidad de vida tanto de niños como de adultos que padecen complicados problemas de salud, en especial enfermedades crónicas y psicológicas. Algunos estudios recientes afirman que las ondas cerebrales de los pacientes en presencia de los delfines producen una armonización entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, lo que produce un estado de paz y relajación similar al que se experimenta al realizar una meditación. Esta terapia está especialmente indicada para niños con Déficit Atencional con Hiperactividad, síndrome de Down y autismo; en adultos también resulta muy eficaz para los que se encuentran en proceso de desintoxicación de drogas y los que sufren trastornos alimentarios, así como personas con secuelas tras un accidente cerebral, como parálisis o traumatismo craneoencefálico.
Una importante parte de la terapia con delfines es la de obtener un beneficio máximo de las ondas sónicas que emiten. El científico estadounidense David Cole ha formulado la Hipótesis Cavitacional, la cual atribuye al sonido del delfín frecuencias ultrasónicas que estimulan el sistema nervioso central del paciente, lo que a su vez estimula la liberación de hormonas ligadas a la relajación y mitigación del dolor, como las endorfinas. Asimismo, los cambios neurológicos y neuroquímicos que se generan gracias a la delfinoterapia se traducen en varios beneficios físicos, emocionales e intelectuales, tales como mejoras en el sistema inmunológico, en la coordinación motora, en el estado de ánimo, el contacto social y el lenguaje.
Los animales nos acompañan en la vida, y también nos sanan mediante este tipo de terapias naturales. Son nuestros mejores aliados y les debemos el cariño y atención que se merecen.