Llevo años... creo cerca de una década, escuchando con emoción a mis paisanos cordobeses hablar de Córdoba 2016. Sinceramente, creo que fue una de las primerísimas ciudades españolas que presentaron esa candidatura. Sé que mucha gente en mi ciudad estaba emocionada con la idea, han trabajado duro y esperaban de verdad que Córdoba recibiese este honor. Hoy debe ser un día triste en mi ciudad, y desde la distancia quiero mandar este mensaje de ánimo a mis paisanos cordobeses, porque sé que, de verdad, se tenía una gran ilusión en conseguirlo.
Interior de la Mezquita de Córdoba, en concreto la zona de la ampliación de Almazor. Crédito: Á.R. L-S.
Mientras me preparaba para salir de casa esta mañana y conducía hacia el despacho tenía claro muchas de las reflexiones que quería volcar aquí hoy. Por ejemplo, pensaba en la visión de España aquí en Australia, o cuando hablo con gente de otras partes del mundo (norteamericanos -de EE.UU. y Canadá- y asiáticos, incluso de países de Europa del norte). Decir España en Australia es directamente decir Barcelona. Creo he comentado alguna vez eso por aquí, la gente en estos países viaja mucho, ya en plan mochilero durante meses (o incluso un año entero) o con viajes de varias semanas a lugares concretos. Para ello, la gente suele ahorrar durante meses para cumplir sus sueños viajeros. He encontrado a mucha gente australiana que, literalmente, se ha recorrido más países europeos que cualquier europeo (y ya no digo español), que ha recorrido (sin saber español o portugués) toda sudamérica, y ya no hablo de los países asiáticos, que aquí están "cerca" y son muy baratos. De los que viajan a Europa van a París, Londres, Roma, Italia en general, Grecia, los Países Bajos, incluso Alemania. Pero cuando llegan a España... es Barcelona lo único que suelen visitar. Si tienen más tiempo se escapan a Navarra (tiran mucho los San Fermines) y después van posiblemente San Sebastián. Irónicamente, gracias a la película de Woody Allen, Oviedo se ha puesto también en el mapa. Pero pocas veces bajan a Madrid, y aún menos bajan al Sur de España. Si lo hacen, Sevilla y Málaga suelen ser los destinos. Por supuesto, generalmente no reconocen a Canarias como parte de España. Muchas veces intento explicarles lo que es Andalucía, sí reconocen Sevilla, quizás Málaga, pero cuando les hablo de Córdoba o Granada (con ese sentimiento especial que consciente o inconscientemente pongo) me ponen cara de extrañeza y desconocimiento: pocas veces han oído esos nombres. Sinceramente, creo que Córdoba y Andalucía se merecía esta oportunidad de venderse más y de atraer esa gran fuente que es el turismo a nivel nacional e internacional, además de que potenciaría nuevas oportunidades de desarrollo en nuestra tierra.
Aquello lo escribí cuando llegué al despacho, de eso son ya casi 9 horas, pero tengo algo más que decir.
He leído muchas de las opiniones que los lectores de El País y Diario Córdoba. No me ha gustado lo que, en general, he leído: intolerancia, insultos por parte de unos y otros, provincianimos y derroteros políticos. No voy a hablar de política aquí (es una de mis más estrictas normas en un blog de Astronomía) pero quiero hacer una reflexión que espero se entienda como lo que es. Ante todo, la cultura es respeto, y en el diálogo está la clave del avance de la Humanidad.
No he podido seguir todos los detalles de todas las candidaturas, pero ayer de cervezas con unos amigos (algunos españoles), y aún con mi alma deseando que fuese para mi ciudad, pronosticaba que no nos llevaríamos la Capitalidad Europea, que quizás San Sebastián o Las Palmas fueran las ganadoras. Lo digo con dolor de cordobés en el extranjero o, como digo muchas veces, con esa frustración de saber el potencial de Córdoba y como no se aprovecha más. Sí, yo creo que Córdoba podría hacer más porque la Cultura no es sólo la herencia y el patrimonio histórico (sobradamente demostrado en mi ciudad, aunque me duele que muchos paisanos no sepan de verdad lo que la Corduba romana o la Al-Qurtuba árabe fueron), al igual que la cultura tampoco es sólo fiesta. No repetiré aquello de que la Ciencia también es Cultura y eso de que en la enseñanza está la clave. Pero (e insisto que espero esto no se me malinterprete, y desvinculando completamente la política) creo que la oferta cultural que Córdoba puede ofrecer a extranjeros europeos y del resto del mundo no alcanza a la de San Sebastián.
Vale, vale, vale... antes de que mis paisanos me arrojen a la picota por estas palabras quiero explicarme bien. Sí, es cierto que Córdoba ha luchado por la Capitalidad Cultural Europea de 2016. Sí, tenemos la Mezquita-Catedral (1), Medinat al-Zahra, Sinagoga, Zoco y Judería,, Alcázar de los Reyes Cristianos, Museos Arqueológico, de Al-Andalus, Taurino (2), de Bellas Artes y muchos más, sin despreciar las joyas artísticas diseminadas por las decenas de iglesias de diversos estilos arquitectónicos que abundan en nuestra ciudad. Sí, se están promoviendo algunas actividades culturales interesantes, sobre todo las relacionadas con el Flamenco (como la Noche Blanca), el Festival de Flamenco, Cosmopoética o el Festival Utopía. En cuestiones científica, el Jardín Botánico de Córdoba hace buena labor.
Uno de los incontables rincones que hacen a Córdoba una ciudad única en el mundo (a pesar de su nefasta contaminación lumínica), la Calle Carbonel y Morad y edificio del Bailío. Crédito: Á.R. L-S.
Pero esto no es suficiente, como digo, para el público europeo e internacional. Insisto en que a veces estamos tan dentro de lo que sólo conocemos que creemos que es lo que todo el mundo quiere y que no hay nada mejor que lo que nosotros conocemos. Por ejemplo, pensamos que la mejor comida del mundo es la española... pero hay verdaderas exquisiteses culinarias en otras muchas gastronomías, destacando en especial la comida tailandesa. Lo local, lo conocido, es lo que pensamos que es mejor. Pero esto no tiene por qué ser así, en efecto, Córdoba (y España) tiene muchas cosas buenas, pero hay otra muchas (y sin contar la crisis en la que estamos) en las que podemos hacerlo mucho mejor. Nos enclaustramos en nuestras cotidianidades seguras pensando que es lo mejor del mundo. ¿La solución? VIAJAR (3). Hablar y dialogar con otras personas con diferentes fondos culturales, situaciones sociales y políticas, diferentes religiones, intentándose uno poner en la piel del que escucha y entiendiendo poco a poco así la enorme riqueza cultural que, globalmente, posee la Humanidad. Sin localismos.
No, el imponente legado histórico y el esfuerzo monumental de Córdoba en la última década no han sido suficientes para conseguir una Capitalidad Cultural si se compara con la diversa oferta y proyección internacional que tiene ahora mismo San Sebastián. Por apuntar algunas cosas: San Sebastián tiene un Festival Internacional de Cine, otro de Música Clásica, alberga un activo Museo histórico y artístico (Museo de San Telmo) y un museo naval, posee un Acuario donde se ofrecen continuamente actividades de enseñanza y divulgación científica, y también tiene un Planetario y Museo Científico interactivo (Eureka Zientzia Museoa). A esto hay que añadir la multitud de conciertos de toda índole (desde Ópera a Pop-Rock internacional), festivales de danza y teatro, el famoso Orfeón Donostiarra, y los cada vez más numerosos congresos internacionales de cualquier cosa que se organizan en San Sebastián, quizás atraidos también por esa fama de buena gastronomía y el alto número de estrellas Michelín y de restaurantes de alto nivel (que eso, y en Australia lo veo claro, mueve a mucha gente) que la ciudad posee. San Sebastián ofrece más oferta cultural al extranjero que Córdoba, y como apunté al principio a las pruebas de ciudades españolas visitadas por australianos o norteamericanos me remito. Si al interés genérico de los extranjeros añadimos que está casi 1000 kilómetros más cerca de la Europa continental y el caló del estío en nuestra tierra (del que los cordobeses nos jactamos, a ver, reconocedmelo, ¿qué actividades culturales tenemos en agosto cuando hay taaaanta gente que se va a la playa?), es fácil entender que haya sido San Sebastián la ganadora. Y, paisanos cordobeses, nos duele, nos da coraje, nos hemos esforzado y luchado por ello, pero no valen ni malas palabras hacia la ciudad ganadora (o hacia cualquiera de las otras cuatro ciudades candidatas, puesto que todas tenían motivos para serlo) ni rencores que no comulgan con lo que la CULTURA significa.
Pasear por Córdoba en Mayo es una delicia y una experiencia cultural única. La tradición de los patios cordobeses no tiene comparación. En la imagen, la famosa Calleja de las Flores junto a la Mezquita. Crédito de la imagen: Á.R. L-S.
Córdoba es Patrimonio de la Humanidad, es una de las ciudades más bonitas de la Tierra (claro, eso lo dice un cordobés), y la simpatía, alegría y generosidad de sus vecinos se palpa en el ambiente. En efecto, no necesitamos la etiqueta Capital Europea de la Cultura para demostrar nuestra valía al mundo. Pero, ojo, esto nos tiene que avisar de que algo no se está haciendo como debiera. Hay que apostar por más actividades culturales en todos los ámbitos y, por supuesto, participar en ellos, sea con la asistencia a las actividades o ayudando en la organización. Ese camino creo está aún por recorrer. Por supuesto, sobra decir que el el que se jacte de no haber leído nunca un libro no da un buen ejemplo de conocimiento cultural. Lo mismo le digo al que diga que Córdoba debería ser la capital europea del mundo sin haber viajado mucho por nuestro planeta. Y más aún a aquellos que disfrazan con la palabra "Cultura" a las supercherías, supersticiones y todo aquello contrario a la definición de Cultura.
Desde Sídney, felicito a la ciudad ganadora de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016, San Sebastián, que representará a este enorme y complicado amasijo de regiones con un bagaje cultural único en el mundo al que denominamos España, a la vez que animo a mis paisanos de Córdoba a seguir promoviendo la Cultura, y la Ciencia como parte de ella, en nuestra preciosa ciudad. Que el no haber ganado esta candidatura no se convierta en algo negativo para nosotros, sino que nos haga entender que, nos guste o no nos guste, vivimos en un mundo globalizado en el que hay que saber conjugar el pasado con el presente, y en el que la participación ciudadana es fundamental. ¡Luchemos juntos por explotar todo el potencial que posee Córdoba!
Última reflexión. No me gusta hablar sin conocimiento de causa. Por eso prodigan tantos enlaces en esta historia. He leído, me he documentado para escribir estas reflexiones. Me duele pensar así, pero visto desde fuera e intentando no ser subjetivo es a la conclusión a la que llego. Mi corazón está con Córdoba y seguiré promoviendo todo lo que pueda mi ciudad. Que a nadie le quepa ninguna duda.
Aviso: Como es habitual, no toleraré un solo insulto o falta de respecto en ningún sentido en los comentarios. Gracias.
Notas extraídas del texto para agilizar un poco la lectura:
(1) La Mezquita-Catedral de Córdoba sería aún más famosa a nivel internacional si se le hubiese permitido a Ridley Scott rodar allí escenas de El Reino de los Cielos, pero eso es otra historia...
(2) El Museo Taurino y en general la "Fiesta de los Toros" es un tema polémico en muchos lugares, por ejemplo, la mayor parte de los australianos directamente ven las corridas de toros como una salvajada. Otra cosa son los encierros de San Fermín, que como dije antes sí son muy populares.
(3) Un aviso serio aquí: que nadie me venga con eso de que claro, que con la "suerte" que he tenido yo por eso de ser astrofísico y viajar por el mundo y vivir en Australia es muy fácil decirlo... Primero, porque la suerte me la he tenido que buscar en mi caso, no me han dado nada por mi cara bonita sino que me lo he tenido que currar mucho. Segundo, que muchos de mis viajes los pago de mi propio bolsillo, ahorro para eso porque prefiero estar un mes en Tailandia que comprarme una tele grande o un coche nuevo, y que si pudiese dejar mi investigación varios meses me daba la vuelta al mundo sin pensarlo, como viajero, que no turista.