Anís del mono

Por Lparmino @lparmino

La bouteille d'anis (1914), de Juan Gris
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Madrid


El artesiempre ha tenido algo de publicidad, de intención comercial. Durante siglos,la creación intelectual no sólo pretendía alcanzar determinados logrosestéticos; era un medio para transmitir ideas y conceptos. Incluso, no seríaaventurado afirmar que primero fue la idea de vender y después la de convencer;es decir, prima la intención de transmitir el mensaje antes que la estética ola forma que éste adopte. En definitiva, el arte siempre ha tratado de venderalgo: una idea, una creencia o un producto. El arte fue vía para transmitir lasglorias de los mecenas o fue el libro con el que imponer ideas a todo elpueblo. Durante el siglo XIX se produce una transformación en el campo del artey de la publicidad. El arte se convierte en arte por sí mismo mientras que lapublicidad, una de las principales industrias del naciente capitalismo, tomaconciencia de su enorme potencialidad. Los artistas empiezan a trabajar de formaconsciente para la publicidad, creando imágenes y obras cuyo destino es serreclamo para atraer posibles clientes. En España, existió una marca que fuecapaz de crear una imagen que se ha mantenido durante más de cien años y quetodavía identifica de forma clara al producto. Es la etiqueta de “anís del mono”, obra de Ramón Casas yobjeto de una agria polémica.Leer más en El Ostracismo de Caronte