En el deporte hay personas que se acercan a la perfección y pasan a la historia como los mejores exponentes de su categoría; los hay quienes han perfeccionado una técnica que los hace únicos. Pero pocos se han convertido en leyenda, esos personajes no se conformaron con dar el ciento por ciento en una actividad y ofrecieron ese extra que los inmortaliza.
Ya se presagiaba algo desde que empezara esa carrera maldita empezando por el primer acidente de Rubens Barrichello (sin consecuencias demasiado graves) y el segundo el sábado de Roland Ratzenberger.
Aquel 1 de mayo quedó grabado con un nombre propio:
Ayrton Senna.
Relato de un dia negro en la historia de la F1
Se disputaba la tercera prueba del campeonato del mundo de Fórmula 1 de 1994. Michael Schumacher lideraba la clasificación con 20 puntos de ventaja sobre Ayrton Senna, cuyo Williams FW16 no estaba a la altura del Benneton Ford del alemán.
La lucha entre ambos ese año prometía ser épica, y nadie dudaba de que se iban a disputar el título, con permiso de Damon Hill, Nigel Mansell o Gerhard Berger entre otros, por lo que una victoria del brasileño en el autódromo Enzo e Dino Ferrari podría acercarle al nuevo chico de Flavio Briatore.
Senna, que era muy supersticioso (dicen que corría con una miniatura del Cristo del Corcovado dentro del casco), ya barruntaba que algo no iba bien. Primero fue el accidente de su compatriota Rubens Barrichello, al que fue corriendo a ver nada más enterarse de lo ocurrido. Luego, la fatalidad de Ratzenberger. Bernie Ecclestone no quiso cancelar el GP, manteniendo la premisa del ’show must go on’, pero ya nada volvió a ser lo mismo.
Algunos cuentan que Senna estaba más callado que otras veces, que su carácter extraño y un poco inquietante se había multiplicado entre el sábado y el domingo. Cuando vio por televisión el fallecimiento del piloto austríaco en la curva Gilles Villeneuve, durante la calificación, se retiró a una esquina a llorar por él, para luego ir a rendirle tributo a la zona donde se había producido el accidente. Eso le costaría una sanción de la FIA que nunca llegaría a cumplir.
DOMINGO.
Ayrton partía desde la última pole de su vida, con medio segundo sobre Schumacher. Siete vueltas después de la salida, la Fórmula 1, el automovilismo, el motor y el deporte cambiaron para siempre. El reloj marcaba poco más de las 14.00h cuando el Williams enfilaba hacia la curva del Tamburello.
El Benneton de Schumi le venía comiendo tiempo, y a Senna no se le podía escapar esa victoria. Su cuarta corona podía depender de hacer un buen resultado en Imola. Arriesgó demasiado.
A 320km/h, el tres veces campeón del mundo de Fórmula 1, Ayrton Senna, perdía el control sobre su monoplaza y se estrellaba contra las protecciones, con la mala fortuna de que una pieza del brazo de la suspensión le atravesase fatalmente el casco. El charco de sangre que quedó en la puzzolana hacía temer lo peor.
Cuatro horas después, los médicos certificaban su fallecimiento.
Los motivos del accidente nunca se llegaron a aclarar del todo. Se afirmó en un primer momento que la barra de la dirección se partió justo en el momento de dar la curva, pero los ingenieros de Williams fueron declarados inocentes. Otros culparon al safety car que se acababa de retirar, provocando que los neumáticos se enfriasen demasiado y los frenos no actuasen debidamente. Incluso se llegó a hablar de sabotaje en el ordenador de a bordo.
Los estadios de fútbol de Brasil lloraron y todavía hoy se escucha el ‘Ayrton, Ayrton’ en algunos partidos. El mundo del deporte se encogió y rindió tributo al último héroe de la Fórmula 1.
Después vinieron los años de Michael Schumacher (cuando en 2000 igualó el número de victorias de Senna, no pudo evitar las lágrimas), de Damon Hill, de Jacques Villeneuve, de Mika Häkkinen y de Fernando Alonso……..
Esta fue la última muerte de la Fórmula 1.
Ayrton Senna siempre sera el eterno numero 1.
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