Ansiedad

Por Sramosa @sramosa

La psicóloga Elena Jorquera analiza en este artículo el trastorno de ansiedad, sus características, el proceso por el que pasan los pacientes, así como la vía para solucionarlo.

Palabras como ansiedad y estrés las encontramos cada día más en el vocabulario de a pie. Son muchas las personas que actualmente acuden a las consultas de un especialista (médico de cabecera, cardiólogo, psicólogo, psiquiatra) quejándose de toda una serie de sintomatología directamente provocada por un trastorno de ansiedad.

Son muchas las vías utilizadas para poner fin a toda la sintomatología ansiosa (medicación, relajación). Desde mi punto de vista uno de los mejores remedios parte de conocer a fondo el funcionamiento cognitivo de la persona/paciente.

Somos lo que pensamos”

Así es. Son nuestros sentimientos los que nos ayudan a identificar si lo que pensamos nos hace sentir bien o mal. Si interpretamos que hay un posible peligro acabaremos pensando que realmente lo hay. La solución está en saber cambiar la interpretación que nuestro cerebro hace de esos pensamientos.

Todo lo que somos es consecuencia de lo que hemos pensado” (Buda)

Proceso de la ansiedad
estado interno negativo

Si partimos de la premisa que lo que desencadena un posible ataque de pánico o crisis de ansiedad nace de nuestro pensamiento, trabajando el significado que le damos a las cosas, comprendiendo nuestros procesos internos y utilizando las herramientas adecuadas, podremos conseguir cortar el círculo de la ansiedad.

Una de las principales características de la ansiedad es que se va generalizando y cada vez más cosas producen ansiedad.

Lo que ocurre es que ante una amenaza se activa el mecanismo de la ansiedad (como mecanismo de defensa) con la finalidad de ponernos a salvo con conductas de huída o de evitación. El problema aparece cuando nuestro cerebro codifica algo neutro como un peligro real, entonces empiezan a ponerse en marcha en nuestro cerebro los mecanismos de alerta y eso provoca toda una serie de respuestas automáticas (en este caso asociadas a un estímulo neutro), que se disparan ante la sola presencia del estímulo (sea éste amenazante o no). De este modo sin querer cada vez más situaciones provocan respuestas de ansiedad.