Fui con dos amigos. Llegar al local no nos costó demasiado. Se encuentra en la zona más 'señorial' de Alonso Martínez. Cuando tomamos la calle de Blanca de Navarra, caminamos y nunca parecía que fuéramos a llegar al sitio... Fue una sorpresa encontrarlo cuando ya parecía que se acababa la calle. Solitaria, algún coche antiguo está aparcados en sus aceras, además de una esplendorosa Harley Davidson que no pude fotografiar porque mi maldita cámara de fotos ya no tenía apenas batería (aun así pude sacar un par de fotos del sitio).
Es una antigua vaquería reformada -de ahí su nombre- que, a pesar de su ambiente chic y cosmopolita, no ha perdido su aspecto rústico: techos altos con ventiladores y una decoración pretenciosamente descuidada. Su clientela está compuesta por ejecutivos y pijos a medio camino entre lo esnob y lo bohemio/ alternativo. Nunca supe si estábamos fuera de tono o nos mimetizábamos con el ambiente; o quizá, nada de lo anterior. Chicas con gafas negras 'nerd', a la moda... pero también, señoras con perlas y bolsos Louis Vuitton. Señores con chaqueta y corbata que esbozaban risas condescendientes.
En cuanto a la comida, yo pedí la ensalada de rúcola con queso parmesano y salsa de mostaza; mi amiga Sophie (en la siguiente foto) unos crepes de champiñones y bechamel; Ángel, un cuscús de pollo al curry. Nos gustó todo mucho. La única nota discordante la ponen los camareros, que no encajan con la atmósfera del lugar.