Los antirretrovirales no sólo son efectivos para controlar el avance del sida en un paciente infectado por VIH. Estos fármacos también podrían ser útiles para prevenir nuevas infecciones -lo que se conoce como profilaxis preexposición (PrEP)-, según confirma un nuevo estudio.
Este trabajo, publicado en la prestigiosa revista 'New England Journal of Medicine', ha puesto de manifiesto que la terapia diaria oral con Truvada (una combinación de emtricitabina y tenofovir) es capaz de reducir en un 44% el riesgo de infección en varones homosexuales no seropositivos.
La investigación se llevó a cabo en casi 2.500 hombres y 29 mujeres transexuales (nacidas varones) de edades comprendidas entre los 18 y los 67 años que mantenían habitualmente relaciones con otros hombres y que procedían de Sudáfrica, Tailandia, Perú, Ecuador, Brasil y Estados Unidos.
De forma aleatoria, cada participante fue asignado o bien a un grupo en el que debía tomar diariamente una pastilla de Truvada (Gilead), o bien a un grupo en el que la terapia consistía en un placebo.
Durante el seguimiento, que duró 14 meses de media, cada individuo se sometió mensualmente a una prueba del VIH y recibió consejos para reducir los riesgos de infección, lotes de preservativos y atención para tratar otras enfermedades de transmisión sexual.
Al finalizar la investigación, el análisis de los resultados puso de manifiesto que se habían producido un total de 100 casos de infecciones por VIH: 36 de ellas se habían dado en sujetos tratados con Truvada, mientras que las 64 restantes se produjeron entre quienes habían tomado la sustancia inactiva.
-Una cifra 'menor de la esperada'
Estos datos muestran que la terapia antirretroviral logró una reducción del 43,8% del riesgo de infección, una cifra "significativa", aunque "menor de la esperada", según señalan los autores en su trabajo.
Para estos científicos, la clave está en "una falta de adherencia al tratamiento". Es decir, no todos los participantes que debían ser tratados con Truvada tomaron regularmente la terapia, por lo que sus beneficios no pudieron ser totales.
"Y ese es precisamente el problema", apunta José Alcamí, director del Laboratorio de Inmunopatología del sida del Instituto de Salud Carlos III (Madrid). "Los datos ponen en duda que esta estrategia pueda emplearse como una alternativa de prevención real, ya que sugieren que muchas personas no van a seguir el tratamiento", subraya.
Para este especialista, además, hay que tener en cuenta el impacto que la generalización de esta terapia oral puede tener sobre otras estrategias de prevención -como el empleo del preservativo- al generar un clima de falsa seguridad.
En la misma línea se muestran los autores de un comentario que acompaña a este trabajo en la revista médica. Entre otras cuestiones, se preguntan por las consecuencias potenciales a largo plazo que puede generar el seguimiento de un tratamiento crónico con el único objetivo de la prevención.
Aunque el trabajo no detectó efectos secundarios significativos, estos investigadores alertan de que se observaron casos de "insuficiencia renal en una fracción relativamente pequeña de sujetos", lo que hace necesaria una investigación más amplia sobre sus "posibles efectos tóxicos".
Además, el siguiente paso de las investigaciones en este campo, señala Alcamí, pasa por probar la eficacia preventiva de los antirretrovirales como tratamiento intermitente. "Hay que ver si es eficaz tomar el tratamiento no de manera crónica, sino en momentos puntuales previos a una relación de riesgo", concluye.
**Publicado en "El Mundo"