Apego, una adicción superable

Por María Damiani @compubespana

¡Cuántas veces en determinadas circunstancias de la vida se siente la sensación de apego!

¿A que se apega una persona? A un recuerdo, a una relación, al dinero, a una etapa vivida…

¿Pero cómo definir el apego?

Se podría decir que es un estado emocional de extrema vinculación a una situación, persona u objeto determinado, originado por la sensación de que sin ellos, no es posible ser feliz. Pero, ¿puede la felicidad depender de alguien o de algo determinado?

Según Patricia Uhrich, escritora, coaching argentina y presidenta del Instituto Serenity, se puede vencer el apego afectivo de varias maneras:

– “Aprendiendo a conectarse con el amor”, el amor a uno mismo y hacia los demás.- Al aceptar que eres un ser libre, puedes compartir la vida con otro.”

– “Es importante aceptar que las relaciones, las personas y las situaciones hacen parte de etapas de la vida y que a veces esas etapas concluyen”.

– “Eso ayuda a uno a dejar ir lo que aprisiona mentalmente y seguir viviendo para así encontrar a nuevas relaciones para compartir y convivir. De la misma forma se puede dejar de vivir en el pasado, en que lo que ya no está, para conectarse con el presente, el único tiempo real.”

El desapego implica vivir el aquí y ahora.

Cuando a veces no tienes afectos cercanos puedes sentir que ese aparente vacío ya está colmado de la presencia del Amor. Para avanzar en el aprendizaje de la vida hay que dejar atrás el bagaje que ya no se usa. Esto no quiere decir abandonar las emociones o alegrías, sino vaciar la mochila de resentimientos, tristezas, malos recuerdos, conservando solamente lo que es bueno. Desprenderse, dejar fluir el río infinito del Amor es lo que favorece el bienestar físico y mental.

Lo material es efímero y no perdura. Para continuar hacia lo espiritual y perdurable lo que se necesita es mantener la mente con buenos pensamientos que se reflejarán en una mejor calidad de vida.

Un proverbio bíblico dice: “¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águilas, y volarán al cielo”.

El desapego es la capacidad de soltar, de comprender que todo debe darse naturalmente y sin tratar de ejercer la posesión o el control. Es el inicio de una mayor independencia espiritual y una vida interior más rica, es encontrar la armonía dentro de cada uno.

Resulta sanador reconocer que la dependencia que se posee es con la fuente divina de todo bien, la plenitud y totalidad del Alma. El firme reconocimiento de esta verdad produce un efecto de liberación, de serenidad y paz interior.

Aferrarse al bien como la única realidad es una gran fortaleza.