Apertura de Japón

Por Enrique @asurza

Al inicio de la apertura de Japón, tenía estructura monárquica y feudal, era como la China un país opuesto a mantener relaciones con pueblos extranjeros. El emperador o Mikado era, en verdad, un soberano espiritual, pues se hallaba sometido al Shogun, verdadero jefe político y militar, con residencia en la ciudad de Tokio.
Los países europeos y, en especial, los Estados Unidos de América, como lo habían hecho con China, abrigaban también el propósito de abrir los puertos de Japón al comercio internacional; ello lo lograrían, asimismo, mediante acciones militares.
Efectivamente, en 1853, una poderosa flota norteamericana, al mando del Comodoro Perry se presentó en la Bahía de Tokio, e impresionó tanto a los japoneses que tuvieron éstos que ceder dos puertos para el comercio estadounidense. Poco después las potencias europeas lograban idénticas concesiones.

Consecuencias

La apertura del Japón, al par que inicio una evolución política interna que contribuyó a vigorizar la monarquía, significó la iniciación de una portentosa Era de Progreso, de inusitado desarrollo debido, justamente, a la implantación de la Civilización Occidental (la Europeización Japonesa), gracias, precisamente,a la fecunda obra emprendida por el emperador Mutsu Hito.
Con el correr de los años, Japón se ha transformado en una de las potencias más grandes no sólo de Asia sino del Mundo. Hasta que, en el pasado siglo, se enfrentó a Rusia, libró larga contienda con China y, finalmente, entró en conflicto con los Estados Unidos de Norteamérica (1941-1945), nación que consiguió derrotarlo mediante el empleo de la bomba atómica.

La Europeización Japonesa

Emperador Mutsu Hito

Poco después Mutsu Hito dio un paso audaz: convencido de la superioridad de la civilización europea decidió implantarla en todo el país, dando así comienzo a la llamada Era de Meiji o de la Ilustración. Jamás pueblo alguno realizó un cambio tan asombroso: en menos de treinta años, el Japón Feudal se transformó en una nación moderna, ubicándose indiscutiblemente a la cabeza de toda Asia. Ante todo reorganizó las fuerzas armadas, contando pronto con un moderno ejército y una potente flota, según los modelos alemanes e ingleses. Se tendieron numerosas líneas férreas, el telégrafo unió todas las ciudades del país, y poco a poco se desarrolló una portentosa industria metalúrgica y textil que contando con mano de obra muy barata, comenzó a competir en precio y en calidad con las europeas.
La justicia adoptó los Códigos occidentales, y se estableció la vacunación obligatoria, el uso del calendario y los trajes europeos; al mismo tiempo el gobierno evolucionó hacia la democracia, mediante la institución de las Cámaras de Representantes elegidos por el pueblo y con Ministros responsables ante el Emperador.
De esta manera. Mitsu-Hito fue considerado justamente como el fundador del Japón moderno; durante los 45 años de su reinado, el Imperio conservó su espíritu y su orgullo tradicional, pero se organizó al estilo de las naciones más poderosas del mundo.