Aplicaciones de la arcilloterapia

Por Blogdefarmacia.com

Los orígenes de la arcilloterapia se remontan a los tiempos en que Galeno y sus discípulos la ensayaban en todo tipo de tratamientos naturales. Sin embargo, la extensión y uso masivo de esta forma de tratamiento natural comenzó después de la implementación que hiciera de ella el abate Sebastián Kneipp (considerado como el fundador de la arcilloterapia actual). Las propiedades de la arcilloterapia se basan en la enorme riqueza mineral de este material. La arcilla es el producto de la descomposición de distintos elementos de la tierra y rocas. En algunas zonas (como las orillas del Mar Muerto) hay arcilla de un enorme valor curativo, por sus altas proporciones de cobre y manganeso (elementos muy codiciados a la hora de mantener la salud de la piel).

Las propiedades de la arcilla y de la arcilloterapia son numerosas. Algunas de las más importantes son las de regenerar y cicatrizar todo tipo de tejidos, disminuir los riesgos de infección por microbios y bacterias, desodorizar, filtrar sustancias tóxicas, depurar la sangre y curar llagas y eccemas. En la arcilloterapia hay usos internos (para eliminar gases y parásitos) y usos externos (la forma más difundida para tratamientos con cataplasmas).

Las cataplasmas de la arcilloterapia se pueden aplicar en casos de acné, celulitis, eccemas, panadizos o forúnculos y hemorroides. La aplicación en todos estos casos es en forma de cataplasmas y emplastos. Primero se coloca la arcilla fría y se deja actuar o se masajea sobre la zona (por ejemplo, en el caso de la celulitis). Después de dejar actuar por un mínimo de media hora se retira de forma cuidadosa. En casos de gota se pueden hacer baños de pies con un poco de agua y arcilla. La arcilloterapia también da buenos resultados en casos de reumatismo, psoriasis y en menstruaciones dolorosas.