Aplicando la Economía del Bien Común ¿sostenibilidad en la industria musical?

Por Juanjo Amate Juanjo Amate @tehagoeco

Seguimos dando vueltas a nuevos modelos de aplicación de la sostenibilidad en industrias o sectores que no son la referencia en la adopción de prácticas más sostenibles, quizás por la errónea percepción de que no lo necesitan. Pero en los tiempos que corren … la sostenibilidad ya no es una opción.

Ya contábamos hace unas semanas que la inspiración para esta columna fue directa, hace unas semanas en Torres y Reyes pasaron de charlar en torno al futuro de la industria musical y el impacto de las nuevas tecnologías a una masterclass sobre la Economía del Bien Común, en ambos una palabra estuvo en boca de casi todos los participantes: Sostenibilidad

Fue cuando pensé que más allá de la casualidad, posiblemente había más vínculos de los a priori visibles entre ambas reflexiones  ¿por qué no puede ser el modelo de la Economía del Bien Común tomado en cuenta en determinadas iniciativas de la industria musical?

Economía del Bien Común y Sostenibilidad

Puede que muchos no esteis muy familiarizados con este modelo, que fomenta un modelo económico mucho más transparente y donde las cuestiones sociales y ambientales tienen un peso mucho más importante que en la actualidad, en definitiva, que aplica aquello que ya se conoce como Sostenibilidad. Partiendo del compromiso de una organización, podría ser tanto un grupo de música como una productora de conciertos o una agencia de management, se definen hasta 17 indicadores que permiten evaluar la situación de partida en cuanto a otros tantos criterios vinculados con la sostenibilidad desde diferentes enfoques. A partir de aquí, es el compromiso de cada organización el que sirve para avanzar, comunicado a los grupos de trabajo y seguimiento que se han creado en diferentes territorios las medidas desarrolladas por cada organización para que evalúen las mejoras realizadas.  Aquí tenéis una explicación un poco más extensa que publicamos hace unos meses sobre el Modelo de la Economía del Bien Común.

Uno de los aspectos a destacar y que más sentido adquiere para el conjunto de una industria como es la musical es que la cooperación con otras organizaciones del mismo sector y entorno geográfico es un elemento básico en el proceso de evaluación y de mejora. No sólo proponiendo actuaciones, sino que en el proceso de evaluación el papel de otras organizaciones es determinante pues a través de comités o asambleas son ellas las que valoran los avances que ha realizado una organización, de manera que al final son otras empresas las que hacen la evaluación del cumplimiento de los compromisos por parte de los participantes, toda una revolución si pensamos en lo competitivo y muchas veces oscurantista que llega a ser el comportamiento de determinadas organizaciones e industrias. Se trata sin duda de un ejemplo muy gráfico de algo que muchas veces apuntamos, la necesidad de un cambio cultural para abordar la transición a la sostenibilidad de nuestra sociedad y el hecho de que no podemos hablar de sostenibilidad sin transparencia. Sin embargo, en una época en la que por encima de la competencia está la colaboración, puede generar un ambiente de confianza que ayude a superar dificultades comunes o abordar barreras frente a las que se enfrentan no ya una empresa por sí sola, sino toda una industria o sector.

Respecto a los 17 indicadores o áreas de trabajo, el hecho de que la industria musical se plantee cuestiones como la Dignidad Humana, Solidaridad, Sostenibilidad Ecológica, Justicia Social o Participación Democrática y Transparencia. Puede parecer utópico, pero los grandes cambios lo son y este modelo supone importantes cambios en el modo de concebir las relaciones económicas y empresariales. No es fácil encontrar ejemplos, mucho más dentro de la industria cultural, aunque algunas empresas vinculadas a la comunicación ya han empezado a trabajar en el marco de la Economía del Bien Común y ¿Por qué no? Puede que uno de los primeros ejemplos sea  un festival o gran evento musical que quiera seguir un modelo de sostenibilidad y elija el de la EBC o bien que un conjunto de artistas, productores o gestores decida usar este modelo para fomentar una industria mucho más colaborativa que la actual y donde se pueda evaluar la mejora y el impacto positivo generado. ¿utópico? Puede, pero poco a poco el modelo crece y se extiende.

@tehagoeco

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