Aprende a venderte al mejor precio

Por Jesús Portilla Jiménez @podiotriunfador
En mis años de andadura profesional, he visto gente muy válida, con muchas cualidades y muchos valores que aportar, y sin embargo han permanecido en la cuneta porque no han sabido venderse. Cierto es que cada uno tiene su personalidad y que algunos venden hasta lo que no tienen, pero aún teniendo en cuenta esto, nadie debe minusvalorar su capacidad o pecar tanto de modestia o de ingenuidad y que su trabajo sea menospreciado y no valorado como merece.
Situaciones como estas son las que se deberían controlar:
¡El trabajo tiene que estar hoy! Puede ser, pero si no puede ser y el trabajo va a llevar uno, dos o más días, deberás decirlo. Todo trabajo tiene un tiempo y no lo valoras ni lo vendes bien en la medida que te comprometes a hacerlo en un tiempo que lo único que te puede ocasionar son errores, fallos, deficiencias en la calidad o incumplimiento del plazo supuestamente comprometido.
No le voy a pagar más que ... El precio lo pones tú, porque tú sabes cómo está el mercado y tú sabes lo que vale tu trabajo. Otra cosa es negociar un descuento, pero nunca debes permitir que los demás pongan precio a tu trabajo, porque entonces tu tarifa estará siempre en manos del cliente.
Dejar que decidan por ti. Si tú vas a hacer el trabajo, tú debes tomar las decisiones sobre el mismo y así debes defenderlas, puesto que solamente tú eres el que sabes el proceso que lleva. En el momento que decidan por ti, habrás perdido el control sobre tu trabajo.
Menospreciar tu trabajo sin saber en qué consiste. Si tú no defiendes tu trabajo, nadie lo va a defender porque nadie sabe en qué consiste. Tú debes explicar los procesos que lleva, la dedicación que requiere y el tiempo de elaboración. Si admites que alguien le reste importancia a tu trabajo, nunca estarás valorado ni reconocido como mereces.
Tener que preguntar todo por falta de confianza. Sé autónomo, resuelve tus problemas, busca soluciones, emprende acciones, arriésgate en tus decisiones. Si tienes que estar preguntando todo porque no tienes la seguridad de si va a gustar, estarás demostrando tu falta de confianza en tu trabajo no asumiendo responsabilidades por el mismo.
No ser dueño de tu tiempo y que manejen tu horario. Tú tienes un horario de entrada, un horario de comida, un horario de salida y debe ser respetado por todos salvo casos puntuales que tú debes decidir. En el momento en que tú no respetes tus propios horarios y no acostumbres a los demás a respetarlos, tu día no será tuyo sino de todos los que quieran utilizarte cuando a ellos les apetezca.
No valoras tu producto o tu trabajo. Tú eres el primero que tienes que valorar tu producto o tu trabajo porque si tú mismo no lo valoras, si tú mismo no muestras confianza en él, si tú mismo no ves los valores que aporta, difícilmente alguien que es ajeno a ello verá las ventajas, ya que entre otras cosas así podrá pagar menos por él.
Dejar que piensen otros. En la medida que dejes que piensen otros por ti, las cosas se harán a su manera y no a la tuya. Siempre que vayas por delante, con todo pensado y repensado, la batalla será más fácil de ganar y cualquier cosa se defenderá con mayor fuerza y argumentos.
Brinda tu ayuda a los demás. Siempre que esté en tu mano, aconseja, ayuda, informa a quien lo necesite. Ellos serán los que hablen bien de ti, reconozcan tus cualidades y las den a conocer.
El mensaje tiene que ser claro. Eres el mejor. Tu producto o servicio es el mejor. Tus resultados son los mejores. Si no te lo crees tú, ¿quién se lo va a creer? Ten confianza en ti mismo y deja huella allá donde vayas.
Recuerda la ley de atracción, que debes colgarte la mejor etiqueta, que no debes dejar que piensen otros por ti, y que la suerte viene con tu actitud.