🕎 Aprende cómo 🙏 meditar los 72 nombres de Dios

Publicado el 03 septiembre 2021 por Ibizamelian

¿Conoces el enorme poder que otorgan los cabalistas a los 72 nombres de Dios? Hoy vamos a dedicar este espacio a uno de los secretos mejor guardados del misticismo judío. Recuerda que en capítulos anteriores hemos hablado del contexto cultural en el que se desarrolló el misticismo judío; las influencias egipcias, persas y griegas que recibió; así como del significado simbólico del Árbol de la Vida. Vídeos que puedes consultar en mi canal de YouTube para una mejor aproximación a la cábala, la rama mística del judaísmo. Además, gran parte de la información se encuentra recogida en mi libro La corrupción inarmónica, disponible en Amazon. Hola, mi nombre es Ibiza Melián y soy escritora.

El número 72

Hace pocos años los astrónomos descubrieron setenta y dos misteriosos destellos de luz en el firmamento. Explosiones halladas en una indagación científica sobre la energía oscura, la supuesta responsable del movimiento del universo. Energía presente junto a la materia oscura en el origen de la creación.

Antiguo Egipto

Y es que el número setenta y dos tiene una enorme trascendencia en las diferentes culturas. En el Antiguo Egipto una versión del mito de Osiris narra que Set fue ayudado por setenta y dos malvados cómplices para encerrar a Osiris en el hermoso sarcófago y lanzarlo al Nilo. El pensador chino Confucio de los tres mil discípulos que tuvo solo setenta y dos alcanzaron la máxima maestría.


El número 72 tiene una enorme trascendencia en las diferentes culturas.
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La tradición judeocristiana

Ya dentro de la tradición judeocristiana setenta y dos fueron las naciones descendientes de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) que poblaron la tierra (Génesis 10), según la Biblia griega de los Setenta. Biblia de los Setenta que se llamó así para redondear el número exacto de los setenta y dos sabios judíos que trabajaron en su elaboración. Hay quien dice igualmente que setenta y dos lenguas surgieron tras la caída de la Torre de Babel (Génesis 11, 1-9). Asimismo, setenta y dos eran los demonios que el sabio rey Salomón encerró en una vasija y de los que se valió para que construyeran el Templo. Jesús envió justo setenta y dos mensajeros para anunciar su llegada (Lucas 10, 1) y hasta los demonios se sometieron en su nombre (Lucas 10, 17). Y en la cábala se habla de que Dios tiene justamente ese número de nombres.

El Verbo Creador

Por su parte, en el Antiguo Egipto se creía que la creación surgió de la palabra. Palabra de la que era responsable Thot, encargado de conectar el mundo espiritual con el terrenal. Deidad que posteriormente los griegos equipararon a Hermes y los romanos a Mercurio. El arcángel Metratón para los judíos; quien fuera durante 365 años Enoc en la Tierra hasta que Dios se lo llevó consigo, a tenor de lo relatado en las escrituras bíblicas (Génesis 5, 23-24). Y en el ámbito celestial desempeñó el mismo papel de escriba que Thot junto a Osiris. En la cultura mesoamericana se asemeja a Quetzalcoatl. En el Corán se lo identifica con el profeta Idris. Comparado igualmente al Zoroastro iranio.


En el Antiguo Egipto se creía que la creación surgió de la palabra. Palabra de la que era responsable Thot, encargado de conectar el mundo espiritual con el terrenal.
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Un Thot cuya sabiduría se reinterpretó en Alejandría y a la que se pondría al frente a Hermes Trismegisto, el tres veces grande. Para los alejandrinos el padre de la alquimia. En suma, un corpus filosófico al que se denominó hermetismo, la calificada como «religión de la mente». Poder capaz de materializar en el espacio físico verdaderos prodigios. En línea con el poderoso Heka egipcio practicado por los magos del Estado, responsables de ejecutarlo en nombre del faraón que era el supuesto descendiente de Horus.

Lo observado es modificado por el observador

Porque dentro de los paradigmas de la moderna física cuántica lo observado es modificado por el observador. Conclusivamente, el plano mental transforma el material tal como aseveraba el pensamiento ancestral. Una vez más se demuestra cómo el conocimiento implícito acaba por convertirse en explícito. O lo que es lo mismo, cuando a lo largo de la historia no se disponía de los conocimientos técnicos suficientes la humanidad se apoyó en los mitos para explicar la realidad, conocimiento implícito. Sin embargo, con el avance de la ciencia esos mitos se han podido argumentar doctamente, explicar razonadamente, lo que ha desencadenado la irrupción del conocimiento explícito.


Dentro de los paradigmas de la moderna física cuántica lo observado es modificado por el observador. Conclusivamente, el plano mental transforma el material tal como afirmaba el pensamiento ancestral.
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En pocas palabras, lo que antes se llamaba magia ahora es ciencia. No en vano, uno de los grandes científicos de todos los tiempos, Newton, fue bautizado por el prestigioso economista John Maynard Keynes como «el último de los magos». Y es que hoy sabemos que dedicó más tiempo de su vida al aprendizaje esotérico que al exotérico.


Uno de los grandes científicos de todos los tiempos, Newton, fue bautizado por el prestigioso economista John Maynard Keynes como «el último de los magos».
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El Verbo es el agente generador

El Verbo es por tanto el agente generador. Motivo por el que en el Evangelio según san Juan se recoge (1, 1): «Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios». Verbo del que surgió todo, después de ser pensado. Porque Dios «dijo que exista la luz», el cielo, la tierra, las aguas, el mundo vegetal, los astros, los peces, los pájaros, los animales y el ser humano. De manera que tras su pronunciación todo eso existió (Génesis 1).

Por consiguiente, al principio solo estaba el Uno con su pensamiento. Luego quiso comunicarse e hizo uso de la palabra. Para finalmente irrumpir la concreción. El pensamiento, palabra y acto del zoroastrismo que hay que coordinar para mantener el exigido equilibrio, la armonía representada por la diosa Maat en el Antiguo Egipto.

El nombre secreto de Ra

Precisamente relata un mito egipcio como Isis, la «Gran Maga», se hizo con el nombre secreto de Ra y consiguió sus poderes. Cuenta la leyenda que, a través de la saliva de Ra, Isis generó una serpiente que colocó en el camino por el que solía transitar la máxima deidad. Así que cuando Ra pasó por allí fue mordido por la serpiente. Veneno que lo paralizó. Al escuchar Isis su alarido corrió a socorrerlo y lo instó a que le revelase rápidamente su nombre para poder salvarlo. Dado que el nombre otorga la vida cuando es pronunciado. Nombre que Isis transmitiría a su hijo Horus, la base del grandioso poder Heka. Historia parecida a la del islam donde se afirma que «Dios tiene 99 nombres, o sea, cien menos uno; aquel que los conozca entrará en el paraíso».


Relata un mito egipcio como Isis, la «Gran Maga», se hizo con el nombre secreto de Ra y consiguió sus poderes.
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Producir hechos milagrosos

Los judíos mantuvieron la concepción egipcia respecto al nombre y hablaron de los 72 nombres de Dios, bendiciones sagradas que permitían producir hechos milagrosos. Poder que los israelitas tuvieron la oportunidad de contemplar en la separación de las aguas del mar Rojo (Éxodo 14, 19-21). Simbólicamente la apertura de los cielos para atraer los dones divinos al ámbito terrenal.


Para los cabalistas los 72 nombres de Dios son bendiciones sagradas que permiten producir hechos milagrosos.
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Sefer Raziel HaMalach

El conocimiento esotérico de los 72 nombres de Dios fue hipotéticamente transmitido por el ángel Raziel a Adán antes de ser expulsado del Paraíso. Un secreto manual que desvelaba a los humanos el camino de regreso a su patria perdida. La concreción de la suprema bondad del Altísimo con su pueblo. Bondad atribuida en el Árbol de la Vida a la sefirá de Jesed, término que en virtud de la gematría corresponde exactamente al número setenta y dos. Saber plasmado en el enigmático libro titulado Sefer Raziel HaMalach, es decir, el Libro del ángel Raziel. Obra que consultó el sabio rey Salomón y tras él desapareció.


El conocimiento esotérico de los 72 nombres de Dios fue hipotéticamente transmitido por el ángel Raziel a Adán antes de ser expulsado del Paraíso. Un secreto manual que desvelaba a los humanos el camino de regreso a su patria perdida.
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Raziel era el ángel del misterio, el guardián de los secretos divinos. Situado dentro del Árbol de la Vida en el mundo de Atzilut, en el que se encuentra la sefirá de Jojmá. Antes de llegar a la corona Keter, del mundo del Adam Kadmón u hombre primordial. Un ángel que sirve de guía a los humanos en su proceso evolutivo. Periplo en el que se pasa de lo fragmentado hasta la unicidad, punto en el que los astros o cualquier agente externo dejan de tener incidencia alguna sobre la propia persona. Alegóricamente la liberación de los esclavos israelitas en Egipto por parte de Moisés.


Raziel era el ángel del misterio, el guardián de los secretos divinos. Un ángel que sirve de guía a los humanos en su proceso evolutivo.
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Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios

A causa de que el individuo fue creado a imagen y semejanza de Dios, habilitado para dominar a todo lo demás concebido por el Señor (Génesis 1, 27). Quien alberga todas las cualidades divinas en sí, las cuales nada más que ha de saber activar con la pronunciación de ciertas claves. Como Pico della Mirandola lo describió durante el Renacimiento: un ser humano totalmente libre, apto para obtener la mejor versión de sí mismo o llegar a la degradación absoluta. Visto que en puridad otorgar poder sobre nosotros a algo distinto que no sea Dios implicaría idolatría.


Otorgar poder sobre nosotros a algo distinto que no sea Dios implicaría idolatría.
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La ley del Tikun

Inclusive gracias a la invocación de esos nombres la ley del Tikun dejaría de operar, desencadenaría una especie de puesta a cero de nuestro contador de acciones. Y es que para la cábala el Tikun se definiría como la corrección o rectificación, equivalente al karma budista. Lo que supone en sí el principio de causa y efecto del hermetismo, donde toda causa tiene su efecto y viceversa. A saber, todo lo que hagamos nos retornará positiva o negativamente acorde a la primera acción.


El principio de causa y efecto del hermetismo, donde toda causa tiene su efecto y viceversa. A saber, todo lo que hagamos nos retornará positiva o negativamente acorde a la primera acción.
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La transmigración de las almas

Además, hay que tener en cuenta que los cabalistas creen en la transmigración de las almas, o sea, la reencarnación. Con lo que el acto que nos es devuelto quizás corresponda a una presunta vida pasada. Debido a que en teoría una de las partes más elevadas del alma, la Neshamá, se reencarna para rectificar y perfeccionarse en el transcurso de su existencia física, es decir, baja para aprender. Aprendizaje que en la sucesión de varias vidas se estima que asumiría, por lo que llegaría un momento en el que ya no necesitará descender más al plano terrenal.

Se ha de recordar que la reencarnación está presente en gran parte de las religiones. Es más, el cristianismo hasta el 553 compartía esta creencia, derivada del pensamiento de Platón y defendida por los gnósticos. Sin embargo, el emperador romano Justiniano optó por eliminarla. Debido a que veía en ello un ataque a la supremacía del poder eclesiástico y por ende hacia él mismo que era su defensor político en la Tierra. Así que en el II Concilio de Constantinopla se decretó como anatema la reencarnación. Idéntica opinión compartida con posterioridad por el islam.

Desde la perspectiva de la reencarnación cada alma se entiende que vino a cumplir un determinado propósito, el cual hay que descubrir con el fin de cumplir y no malgastar el regalo que el Creador nos concedió. De ahí que todos poseamos una habilidad específica para facilitarnos dicha misión. Aunque instantes antes de conocer la razón última de encontrarnos en esta dimensión debamos padecer el desasosiego del vacío existencial, pasar por la «noche oscura del alma» como san Juan de la Cruz lo llamó. Y solo cuando un suficiente grupo de personas a nivel global hayan localizado y solventado su Tikun se podrá alcanzar el Tikun Olam, la rectificación del mundo.


Solo cuando un suficiente grupo de personas a nivel global hayan localizado y solventado su Tikun se podrá alcanzar el Tikun Olam, la rectificación del mundo.
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Los 72 nombres de Dios

Los 72 nombres de Dios están escritos en hebreo. Idioma compuesto por 22 letras con las que se modeló todo lo creado, conforme a lo expuesto por el texto cabalístico Sefer Yetzirá o Libro de la Creación. Consonantes a las que se les insufló el espíritu por medio de los puntos (niqqud), las vocales. El soplo divino que otorgó la vida a Adán (Génesis 2, 7). En consonancia con lo sentenciado por san Pablo en cuanto que exclusivamente el espíritu da la «vida» (2 Corintios 3, 6). Importancia otorgada a la escritura en pro de materializar el poder divino, como habían hecho con anterioridad los egipcios para ejecutar su Heka.


Los 72 nombres de Dios están escritos en hebreo. Idioma compuesto por 22 letras con las que se modeló todo lo creado, conforme a lo expuesto por el texto cabalístico Sefer Yetzirá o Libro de la Creación.
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Los cabalistas defienden que las letras hebreas amplifican las capacidades cognitivas. Potenciador imprescindible para poder atravesar todos los pensamientos negativos generados diariamente por la humanidad y alcanzar así el Cielo para ser escuchados por la divinidad. Nos acerca al Magnánimo, a la máxima bondad, a la unificación. Por el contrario, el alejamiento provoca la irrupción del mal. Unicidad, Devekut, que permite materializar en el espacio físico lo pensado, como hacían los magos del Estado egipcio con el Heka. Lo que luego reprodujo el hermetismo. Visto que como dice el principio hermético del mentalismo: todo es mente. Y cada vez que hablamos creamos.


Las letras hebreas amplifican las capacidades cognitivas. Potenciador imprescindible para poder atravesar todos los pensamientos negativos generados diariamente por la humanidad y alcanzar así el Cielo para ser escuchados por Dios.
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El principio hermético del mentalismo dice que todo es mente. Así que cada vez que hablamos creamos.
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Todo es vibración

Y es que si todo es vibración que transporta energía, como establece otro principio hermético, el misticismo en sí sería el encargado de armonizarla. Armonía que en la música puede sanar el cuerpo desequilibrado, como los pitagóricos practicaron. De tal manera que el místico se conecta al campo vibracional del cosmos, «la música de las esferas» como Pitágoras lo llamó. Melodía que grabó la Nasa en 1998. Más recientemente la física cuántica y la teoría de las cuerdas han ratificado que todo está en perpetua vibración.

E igual que la música la voz produce una vibración y alberga los mismos componentes musicales: melodía, ritmo y armonía. De los que se servían los magos del Estado egipcio para pronunciar sus encantamientos y materializar su poder. A modo de los mantras del budismo para llegar a estados alterados de conciencia. Donde se activan las ondas delta cerebrales, propias de los estados de meditación profunda. Porque nuestro cerebro posee propiedades inmensas que permiten llevar la cognición al máximo. Y estas técnicas ancestrales serían un atajo mental heurístico para alcanzar el supremo nivel. De tal forma que ante un problema muy complejo podamos obtener una fácil y rápida solución. Procesos psicológicos que hoy la ciencia empieza a argumentar razonadamente, pero que el conocimiento primigenio humano ya conocía, empleaba y explicaba apoyados en leyendas y mitos.


Nuestro cerebro posee propiedades inmensas que permiten llevar la cognición al máximo.
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La letra Guímel

En estos 72 nombres de Dios aparecen todas las letras del alfabeto hebreo salvo Guímel. Letra con la que comienza el término gaavá, que se traduce como orgullo. Y es que las invocaciones no se han de realizar para uno mismo, sino para otros. Ya que es una herramienta de misericordia, contraria al orgullo que encarna la búsqueda de reconocimiento propio. Orgullo que detesta el Eterno (Proverbios 8, 13). Y recuerda el texto sagrado que «el orgullo lleva al hombre a la humillación» y que únicamente «el de espíritu humilde alcanzará honores» (Proverbios 29, 23). Y tampoco hay que olvidar que Dios detenta el «poder para humillar a los que caminan con arrogancia» (Daniel 4, 34). Castigará «con severidad a los soberbios» (Salmos 31, 24) a los que no soporta (Salmos 101, 5), por lo que derribará su «casa» (Proverbios 15, 25).


Las invocaciones de los 72 nombres de Dios no se han de realizar para uno mismo, sino para otros. Ya que es una herramienta de misericordia, contraria al orgullo que encarna la búsqueda de reconocimiento propio.
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La exigida humildad

Porque hemos de vibrar en idéntica sintonía al entorno celestial; en el que no tiene cabida el intento de parecer, la arrogancia o vanidad. Visto que «el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón» (1 Samuel 16, 7). Cuestión por la que la cábala promulga siempre que ha de prevalecer la exigida humildad frente a la infinitud del Todopoderoso. En consonancia con lo expresado en el texto veterotestamentario que pregunta: «¿Has visto a un hombre que se tiene por sabio? Se puede esperar más de un necio que de él» (Proverbios 26, 12). Pues la Biblia previene de que «junto con la arrogancia llega la ignominia, pero la sabiduría está con los humildes» (Proverbios 11, 2). En otro pasaje sentencia la Sagrada Escritura que «antes de la ruina el hombre se ensoberbece, pero la humildad precede a la gloria» (Proverbios 18, 12).


La cábala promulga siempre que ha de prevalecer la exigida humildad frente a la infinitud del Todopoderoso.
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Razón por la que san Pablo instó a los cristianos a vivir «en armonía unos con otros», sin querer «sobresalir», situados «a la altura de los más humildes», sin presumir «de sabios» (Romanos 12, 16). Y recordó que «nadie podrá gloriarse delante de Dios» (1 Corintios 1, 29). Ya que, volvió a insistir, «el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda» (2 Corintios 10, 18). Dado que «si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada» (Gálatas 6, 3). Asimismo. «si alguien se imagina que conoce algo, no ha llegado todavía a conocer como es debido» (1 Corintios 8, 2).

Puesto que hay que tener en cuenta que el cristianismo se configuró como un movimiento separado completamente del judaísmo después del fallecimiento de Jesús y san Pablo. A causa de que ambos se sintieron siempre judíos y no concibieron esta división. Cisma que se produciría con posterioridad, por la negativa de los judíos de aceptar a Cristo como el Mesías.

Somos simples canalizadores de energías

Para sintetizar, los humanos nos erigimos en canalizadores de energías y consecuentemente la bondad solicitada recae primeramente en nosotros. Somos un mero instrumento de la gracia divina, de forma que la concesión o no es un éxito suyo y no nuestro. En la estela de los alquimistas que inscribieron en una de las láminas del Mutus Liber: «Ora, Lee, Lee, Lee, Relee, Trabaja y Encontrarás». Visto que, aunque te esfuerces, lo que resulta imprescindible, exclusivamente el Señor decidirá si atiende a tu plegaria o no.

Punto por el que los cristianos castigaron la simonía, la venta de milagros. Concepto relacionado con los hipotéticos seguidores de Simón el Mago, la corriente gnóstica de los simonianos. Porque los dones de Dios no se compran con dinero, quien nada más que los concederá a los rectos de corazón (Hechos 8, 9-24). Ofrecimiento de la intercesión del Señor a cambio de un precio, acción condenada igualmente en el Antiguo Testamento (Miqueas 3, 11; 2 Reyes 5). Simonía que vieron los reformados en la venta de indulgencias por parte de la «Gran Iglesia», lo que a la postre condujo al fraccionamiento del cristianismo.

Método de meditación

Los 72 nombres de Dios se han de meditar para lograr captar su esencia y conseguir una gracia, con una plena concentración e intencionalidad en su invocación. Incluso para lograr adherirlos a nuestro fuero interno deberíamos intentar visualizarlos mentalmente cada mañana.


Los 72 nombres de Dios se han de meditar para lograr captar su esencia y conseguir una gracia, con una plena concentración e intencionalidad en su invocación.
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La tabla que los alberga está compuesta por setenta y dos casillas distribuidas en nueve filas que representan las siguientes sefirot del Arbol de la Vida: Keter, Jojmá, Biná, Jesed, Guevurá, Tiferet, Netzaj, Hod y Jesod. A lo que se añaden ocho columnas que corresponderían a las sefirot de Jojmá, Biná, Jesed, Guevurá, Tiferet, Netzaj, Hod y Yesod. Por consiguiente, aunque hay algunos nombres que se reiteran su vibración sería distinta con base a las sefirot a las que se circunscriba. Por citar alguno, están repetidos el nombre de la casilla uno y el de la cuarenta y nueve (Vav-Hei-Vav). Pero mientras ambos aparecen en la columna de Jomá, el primero está en la fila de Keter y el otro en la de Netzaj. Así que el ubicado en Keter de Jojmá es lógicamente más elevado.

Horario para meditar cada nombre

Existen diversas técnicas para meditarlos y conseguir un don específico. Además, su efecto se incrementa en atención al momento del día preciso para hacerlo. Si los minutos totales de la jornada de 24 horas, 1440, se dividen entre setenta y dos se observa como cada veinte minutos atañe a un nombre específico en el que su energía se amplifica. Se comienza con el nombre número uno (Vav-Hei-Vav) que arranca con la salida del sol.

«Yo soy el que soy»

Un método de meditación sería intercalar el nombre concreto que queremos invocar dentro de la primera denominación conocida de Dios, es decir, «seré». Término que se desprende del pasaje veterotestamentario en el que el Señor dice a Moisés: «Yo soy el que soy» (Éxodo 3, 14). Manifestación realizada durante el episodio de la zarza ardiendo en el monte Horeb. Lo que en hebreo sería אהיה, Álef-Hei-Yud-Hei. Porque se ha de tener en cuenta que el hebreo se lee de derecha a izquierda. Así que si queremos conseguir, por ejemplo, la gracia proporcionada por el nombre cuarenta y nueve, que concede la felicidad, o sea, Vav-Hei-Vav, lo introduciríamos en el término anterior. Con lo que la expresión resultante sería

Álef-Vav-Hei-Hei-Yud-Vav-Hei

Acto seguido se ha de entremezclar el tetragrámaton (יהוה Yud-Hei-Vav-Hei) con Adonai (אֲדֹנָי Álef-Dálet-Nun-Yud). Lo que quedaría como

Yud-Álef-Hei-Dálet-Vav-Nun-Hei-Yud

En suma, un Dios que nos concede la vida (Génesis 2, 7). Palabra Adonai con la que se designa a Dios más de trescientas veces en la Biblia y que se traduce como señor o amo. Término en el que hay quien ve una clara similitud con el de Atón, culto promulgado por el faraón Akenatón en el Antiguo Egipto.

Los cabalistas advierten de que las expresiones finales se han de pronunciar con mucho cuidado. Con la debida cautela de no alterar el orden de las letras, lo que podría acarrear un desenlace completamente distinto al esperado. No invocar de forma correcta un nombre de Dios puede traer consecuencias indeseadas.


No invocar de forma correcta un nombre de Dios puede traer consecuencias indeseadas.
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Corregir el Tikun

Por otro lado, gracias a los 72 nombres de Dios podemos descubrir qué herramienta nos ha concedido el Señor para rectificar nuestro Tikun. De manera que el año dispone de 365 días, si bien 5 se relacionan con correcciones. Luego, nos quedarían 360 días que conformarían un círculo perfecto en el cual hemos nacido. Figura en la que se encontrarían los doce signos del zodiaco con treinta grados. Signos que albergarían a su vez seis nombres de Dios de cinco grados cada uno.

Se empieza por Aries a quien le corresponderían los seis primeros nombres, después a Tauro los seis siguientes (del siete al doce), a Géminis del trece al dieciocho, a Cáncer del diecinueve al veinticuatro, a Leo del veinticinco al treinta, a Virgo del treinta y uno al treinta y seis, a Libra del treinta y siete al cuarenta y dos, a Escorpio del cuarenta y tres al cuarenta y ocho, a Sagitario del cuarenta y nueve al cincuenta y cuatro, a Capricornio del cincuenta y cinco al sesenta, a Acuario del sesenta y uno al sesenta y seis, a Piscis del sesenta y siete al setenta y dos.

A continuación, se ha de saber la fecha exacta de nacimiento. Donde el primer nombre de ese grupo abarcaría los cinco primeros días correspondientes a ese signo zodiacal, el segundo nombre los siguientes y así sucesivamente hasta completar los seis nombres. Por ejemplo, si la persona nació el 23 de junio su signo zodiacal sería Cáncer. Y puesto que vino al mundo durante los cinco primeros días le pertenece el nombre de Dios número diecinueve, el primero de la serie de seis que afectan a Cáncer. Si bien se establece que los nombres incrementan su potencia si se meditan en su intervalo diario específico de veinte minutos, este nombre de Dios otorgado por la fecha de nuestro nacimiento lo podemos invocar en cualquier instante con igual resultado.

Conclusión

En resumen, el misticismo judío nos proporciona una herramienta fundamental para autorrealizarnos. 72 nombres de Dios que combinados con el Árbol de la Vida nos posibilita indagar en nuestra esencia para potenciar esa cualidad innata con la que todos venimos a este mundo y que hemos de potenciar para conseguir la excelencia.


El misticismo judío nos proporciona una herramienta fundamental para autorrealizarnos.
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Lo que hoy las investigaciones cognitivas identificarían con la teoría de las inteligencias múltiples, ideada por Howard Gardner. En la que, si bien se establece que cada persona posee diversos tipos de inteligencia, seguramente hay una que destaca sobre el resto. Línea que se encaminaría a mejorar los sistemas educativos y en consecuencia el rendimiento escolar. Instituciones educativas que hasta ahora han buscado homogeneizar patrones, cuando cada individuo es distinto al otro. Porque si detectamos aquello en lo que somos mejores cada cual podrá obtener la mejor versión de sí mismo. Ratificar la máxima bíblica acerca de que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios.


Si detectamos aquello en lo que somos mejores cada cual podrá obtener la mejor versión de sí mismo.
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Ibiza Melián


Bibliografía

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