Aprendiendo a vivir con los no “productivos”

Por Elgachupas

Algunos de vosotros ya lleváis un tiempo siguiendo este blog. Después de unos meses de trabajo duro habéis conseguido poner en marcha GTD –u otro sistema de organización personal que os funciona. Ahora tenéis las cosas bajo control. El nivel de trabajo no ha menguado, pero al menos sabéis dónde estáis. Tenéis claro lo que habéis delegado, lo que podéis hacer inmediatamente, y qué frentes tenéis abiertos.

En nuestro mundo de colores todas las siguientes acciones están en una lista, las carpetas manila de los proyectos perfectamente etiquetadas y ordenadas, y la bandeja de entrada de la mesa siempre vacía –o al menos casi siempre ;-) El problema viene cuando toca delegar…

Todos hemos sufrido en algún momento la pésima productividad personal de la gente que nos rodea. Una vez conseguimos tener a punto nuestro sistema, vemos todo tan claro que no entendemos por qué los demás son tan desorganizados –se nos olvida que nosotros estuvimos ahí una vez, pero eso es otro tema ;-) La cuestión es que a veces delegar una tarea resulta en un auténtico suplicio.

La productividad personal es… eso, personal. Me consta que muchos “productivos” han tratado de enseñar productividad a sus compañeros de trabajo, amigos y familia. Y aunque a veces alguno, de vez en cuando, tiene éxito, la verdad es que resulta muy difícil inculcar la productividad a alguien que no le interesa. Como el intentar que alguien deje de fumar, uno no enseñar productividad personal si la otra persona no siente que necesita ser productivo.

La mayoría de las personas con las que me cruzo diariamente me mira como un bicho raro si digo que escribo sobre productividad personal. Creen que soy un “freak”. No ven la utilidad de aprender las técnicas o de utilizar correctamente las herramientas que enseño. Al final siempre me quedo con la sensación de que se van pensando: “tú haz las cosas así de raras, que yo las haré como a mi me parezca”.

Así que hace tiempo que desistí de tratar de enseñar productividad personal a quien no le interesa –igual que tampoco doy consejos a quien no me los pide. El tiempo y la energía que empleo no compensa el evitarme un par de llamadas, o el implementar el control extra en las tareas que delego. Simplemente no merece la pena.

Por eso dejo que cada uno se organice como quiera. Finalmente siempre hay alguien que siente curiosidad por mi forma de trabajar, se acerca a mi mesa y pregunta por este o aquél detalle de mi sistema. Y es entonces cuando sí les explico cómo, el capturar todo y procesar la bandeja de entrada todos los días, por ejemplo, puede ayudarle a ser más eficiente y trabajar con menos estrés.

Mientras eso no sucede, trato de trabajar con los no “productivos” aplicando la máxima de “vive, y deja vivir” :-)

Y tú, ¿qué tal te llevas con los no “productivos” que te rodean? Comparte tu experiencia con nosotros en un comentario.