Aprendizaje Integral y Multidimensional. La sociedad.

Por Jorge Prioretti @priotty

Cuando nos referimos a la inclusión de la educación y sociedad nos referimos a la relación de la educación con las necesidades que hacen a la calidad de vida de la persona, de su desarrollo y de su progreso en la sociedad con los desafíos del mundo contemporáneo, con los requerimientos de socialización y participación activa en la vida ciudadana.

El entorno geográfico-social afecta a la psicología del niño de modo importante. Cuando nos planteamos vivir en el campo o en la ciudad, siempre surge la lista de pros y contras de una y de otra, y lo cierto es que el beneficio de una se convierte en el inconveniente de la otra. Son dos lugares muy diferentes y cada uno nos aporta una forma de vida totalmente distinta.

  • No es lo mismo criarse en una gran ciudad o una zona rural[1]. El contacto con la naturaleza y los animales, la posibilidad de estar en un entorno sin polución, en todos los sentidos. Las ciudades tienen graves problemas de contaminación, a la que nos expones diariamente sin mucha consciencia de ello. Estar en plena naturaleza también nos enseña a conocernos a nosotros mismos, a tener tiempo para pararnos y observar.
    En el campo las infraestructuras tecnológicas de comunicaciones son menores, pero es mejor la comunicación humana. Así, también, la vivencia de los espacios y de las distancias son diferentes como el acceso a servicios y a instituciones sociales, recreativas y educativas: cines, museos, exposiciones, conciertos, todos estos espacios y actividades, forman parte de las agendas de las grandes ciudades. También nos referimos al acceso a servicios públicos, ya que en las ciudades es donde se encuentran las sedes de las instituciones más importantes o los hospitales,Las ciudades se caracterizan por estar mejor conectadas. Cuentan con muy buenas infraestructuras: carreteras, autopistas, transporte público... Esto hace que ir de un lugar a otro sea rápido y sencillo.
    En la ciudad hay mayor concentración de población por lo que tienes más oportunidades para conocer a gente. Esto, unido a la oferta cultural y de ocio, se traduce en una vida social más activa. Pero en el campo la relación de las gentes es más profunda promoviendo valores como la amistad, la solidaridad, la confianza, el valor de la palabra, la servicialidad y el favor al vecino
  • No es lo mismo criarse en una casa de barrio que en un departamento céntrico. Un barrio nos ofrece parques, jugar en la calle con amigos o poder ir a una plaza desarrolla ciertas capacidades y vivencias mucho más ricas que las que un niño que vive en un edificio. No es lo mismo criarse en una casa con patio y un jardín que en un edificio. En un departamento céntrico está más cerca de las zonas con más servicios que una casa de barrio, ya que seguro en un departamento céntrico se puede estar cerca de los centros comerciales, los supermercados, los cines y teatros, entre otros servicios.
  • Tampoco es lo mismo vivir en barrios marginales que en zonas mejor urbanizadas. En un ambiente en el que la gente tiene que luchar por sobrevivir que en otro en el que posee otro tipo de comodidades y posibilidades. En un reciente estudio de los investigadores estadounidenses Douglas Massey de la Universidad de Princeton y Jonathan Rothwell del Instituto Brookings afirma que "Los barrios pobres tienden a tener tasas más altas de desorden social, crimen y violencia. Las investigaciones muestran cada vez más que la exposición a esta clase de violencia no tiene solamente efectos de corto plazo sino también de largo plazo en la salud y la capacidad cognitiva de sus habitantes", asegura Massey.[2] Vivir en uno de estos ambientes segregados significa frecuentemente asistir a escuelas deficientes, estar lejos de las oportunidades laborales y cerca de los focos de violencia de nuestras ciudades.

Estas diferencias enseñan desde chico a tener una determinada cosmovisión, estilo de vida y valores que nos van plasmando como personas y como ciudadanos. Es importante que el entorno vital esté ligado a un ámbito natural: plazas y parques, y a un ámbito social como clubes u otras instituciones formativas y recreativas. La relación con animales como las relaciones humanas adecuadas en su hábitat son importantes.

" Con la palabra cultura se indica el modo particular como, en un pueblo, los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios [3] de modo que puedan llegar a "un nivel verdadera y plenamente humano" [4]. Es " el estilo de vida común" (GS 53c) que caracteriza a los diversos pueblos. La cultura se va formando y se transforma en base a la continua experiencia histórica y vital de los pueblos; se transmite a través del proceso de tradición generacional. El niño, pues, nace y se desarrolla en el seno de una determinada sociedad, condicionado y enriquecido por una cultura particular; la recibe, la modifica creativamente y la sigue transmitiendo. La cultura es una realidad histórica y social." [5]

La cultura tiene el poder de generar cohesión social e identidad, e incentivar la participación ciudadana. La cultura enseña al hombre a comprender la sociedad humana como un todo, a determinar sabiamente los fines que la comunidad debe perseguir y a considerar el presente en la relación con el pasado y el futuro.

¿Que aprendemos de nuestra cultura?
  • La cultura es ese vínculo invisible que nos une entre personas y que expone formas de pensar y de vivir: Las representaciones culturales como el arte, la literatura, el lenguaje y la religión, junto con los valores y creencias de una comunidad, forman su esencia y se manifiestan a través del estilo de vida de quienes pertenecen a ella. Cada cultura es especial, distinta y es esa diversidad lo que más nos enriquece.
  • La cultura afecta la percepción y el comportamiento: La manera en cómo percibimos las cosas está en gran medida afectada por los prejuicios, la actitud y las emociones, factores estrechamente relacionados con la cultura. Al etiquetar algo como bueno o malo, nuestras ideas preconcebidas juegan un papel básico. Cuando juzgamos algo como fácil o difícil, la actitud y el nivel de motivación que tenemos son clave. La cultura a la que pertenecemos determina la estructura de nuestro pensamiento, lo que influye en las percepciones.
  • La cultura constituye el marco para nuestros pensamientos y comportamiento: Las ideas arraigadas en la mente influyen en la forma en que vemos a las personas y en cómo reaccionamos a determinadas situaciones. Diversos estudios han demostrado que la cultura influye en la forma en la que nuestro cerebro procesa la información y responde a los estímulos.
  • Identidad y sentido de pertenencia: La cultura nos da una identidad y nos ayuda a forjar el carácter. Los valores compartidos a través de la comunidad o grupo social en el que estamos nos dan un sentido de pertenencia. La cultura nos une y nos da una sensación de seguridad. El idioma que hablamos, el arte, la literatura y el patrimonio del que estamos orgullosos, la gastronomía, las fiestas, las costumbres y tradiciones, juntos forman nuestra cultura, se convierten en una parte de la vida diaria e influyen en nosotros de muchas maneras. La importancia de la cultura no se puede enfatizar lo suficiente, ya que es algo que está dentro de nosotros, nos rodea, y es una parte integral de nuestro ser. Define la forma en que tratamos a los demás ya nosotros mismos. [6]

Enseñamos a nuestros niños la historia propia para hacerlos conscientes de que son parte de la corriente de la historia de nuestra sociedad.

Enseñamos el pasado porque somos conscientes de que el "pasado fue el modelo para el presente y el futuro". En cierta manera, el conocimiento del pasado es la clave del código genético por el cual cada generación reproduce sus sucesores y ordena sus relaciones. Los individuos, así como los grupos y las generaciones humanas, requieren situarse en su tiempo, en el inescapable presente que irremediablemente forjará su propia perspectiva del pasado y sus expectativas del futuro. La dimensión histórica, con su ineludible juego entre el presente, el pasado y el futuro, es el ámbito donde las personas adquieren conciencia de la temporalidad y de las distintas formas en que ésta se manifiesta en los individuos y en los grupos con los que éste se vincula.

La conciencia de que nuestras vidas se realizan en el tiempo y se modifican con el transcurrir temporal la adquirimos primeramente en el seno de la vida familiar y en el propio entorno social. Al mismo tiempo que el conocimiento histórico destaca la naturaleza social de los seres humanos, nos acerca a los artefactos que contribuyeron a soldar los lazos sociales: la lengua, los rasgos étnicos, el territorio, las relaciones familiares, la organización política.

La sociedad expresa de muchas maneras los acontecimientos históricos que marcaron hitos en su historia social y determinaron su rumbo e identidad, valores e ideales sociales, entre otros. Estos hechos y figuras históricas se recuerdan a través de: efemérides, actos patrios, nombres de calles e instituciones, propaganda en los medios de comunicación, etc.

Entre ellos podemos mencionar los siguientes:

  • Los próceres que son personas distinguidas y valerosas que contribuyeron al engrandecimiento o a la liberación de su comunidad. Cada sociedad tiene sus próceres de acuerdo con la causa a la que hayan servido y se los considera como ciudadanos ejemplares y que ilustran con su vida el perfil ciudadano por sus logros.
  • Personajes históricos: A lo largo de nuestra historia vivieron, mujeres y hombres de gran valentía e inteligencia que participaron en acontecimientos muy importantes para todos nosotros. Estos personajes históricos: políticos, militares, docentes, científicos, escritores, doctores, entre otros, merecen ser reconocidos porque le debemos gran parte de lo que somos hoy día y valorados porque son perfiles ciudadanos que nos enseñaron con su ejemplo de vida.

Podemos destacar algunas como por ejemplo la Iglesia, partidos políticos, un gobierno, sindicatos, la educación en un país, etc. Es decir, nos referimos a todo aquello cuya estructura hace de una sociedad lo que es. Pero para que esto sea así, debe tener una serie de características:

  • Una estructura interna muy definida, concreta y una finalidad que todo el mundo pueda reconocer.
  • También es importante que su labor haga que a toda la sociedad se involucre y, que además, sus integrantes se pueden beneficiar de su trabajo. Un claro ejemplo de ello puede ser la Iglesia, un sindicato o la justicia.

La clave de las instituciones sociales está en que se han creado y se mantienen para ayudar a una población a mejorar en todos los aspectos y ser más consciente de su propia realidad como sociedad y conseguir que las potencialidades de sus ciudadanos, ya sea la económica, la educativa, la de la justicia o de cualquier otro tipo, recaiga sobre la misma sociedad consiguiendo una tranquilidad, un bienestar, una cultura, una justicia y una economía de la que se pueden beneficiar todos. [7]

Ahora bien, quienes dirigen estas instituciones, que poseen una incidencia en la vida social, deben tener una ética institucional y una vocación de servicio. Su liderazgo debe estar al servicio de las instituciones repercutiendo al bienestar de sus asociados o implicados. Si esto se cumple o no, es determinante en el modo de cómo influye en la cosmovisión de la ciudadanía: valores, educación, cumplimiento de las normas, entre otras.

La actividad cultural, deportiva y social de los barrios los tienen como punto de referencia ineludible los clubes. Los clubes sociales se instauraron desde su fundación como espacios barriales y comunitarios creando sólidos vínculos sociales.

Sin lugar a duda, el club es un espacio de pertenencia en el cual las historias personales se cruzan con la de los colectivos de los cuales se sienten miembros: el barrio, la familia, los grupos de amigos. Esto se hace presente en la construcción de lazos de amistad a partir de experiencias comunes tales como la práctica de un deporte, la participación en las actividades institucionales o el simple hecho de compartir un espacio de recreación.

Los medios de comunicación, a partir de la tecnología que los sustenta y el contenido, mensaje, que transmiten, se nos presentan hoy día como indispensables mediadores entre la sociedad y el ciudadano. los medios de comunicación de masas y las redes sociales son "mecanismos de duplicación", como en su tiempo lo fue el libro en relación con el manuscrito. Los medios de comunicación se convierten en asequibles a todo el mundo, y poseen un poder de penetración cada vez mayor, mayor que el libro, en los hogares, en la misma calle y en los centros de enseñanza. Esta realidad implica un desafío para el sistema educativo en general y para los responsables más directos de la formación profesional ocupacional en particular.

El proceso de socialización constituye una parte del proceso por el cual los niños se adaptan a sus compañeros a través de todo el acervo de tradiciones económicas, sociales, tecnológicas, religiosas, estéticas y lingüísticas que han heredado.

En la actualidad, los medios de comunicación sustituyen en muchos casos a los mayores en la socialización de niños, adolescentes y jóvenes. Lo que antes el niño o el adolescente recibían exclusivamente por vía de sus mayores en la familia o en la institución escolar, lo recibe ahora a través de los medios de comunicación, fundamentalmente de las redes sociales.

El trabajo es uno de los factores esenciales de formación de nuestra civilización y de la transformación social; está en el centro mismo del proceso de socialización, que revela a la humanidad su unidad y su solidaridad.

a. El trabajo valoriza y hace a los hombres solidarios.

Por el trabajo el hombre puede educarse, controlarse, afirmar su libertad y su autonomía. El trabajo es un factor de "socialización" y de solidaridad humana, porque realmente el trabajo, es un fenómeno colectivo, al vincular al hombre con su semejante, por la especialización, la división y la compleción de las tareas. Si el trabajo humaniza la naturaleza, también "universaliza" al hombre, haciéndole descubrir su "ser genérico". Efectivamente, por su esfuerzo en el trabajo, el hombre toma conciencia de sus propias capacidades; no progresa sino apoyándose en el trabajo de los que le han precedido (por ejemplo, en la invención de la máquina que él utiliza); descubre la universalidad humana en la extraordinaria variedad de las soluciones imaginadas por el hombre para dominar la naturaleza. Es el trabajo el que descubre esta solidaridad humana en el tiempo y en el espacio y la instaura por la misma especialización del trabajo:

  • solidaridad entre todos los trabajadores que participan, bajo diversos títulos, en una tarea común,
  • solidaridad hacia todos los otros hombres, cuya existencia y modo de vida dependen, en gran parte, de esta labor dividida, pero no menos solidaria.
b. El trabajo como medio de realizar su destino y de valorar sus dones personales.

Por el hecho de que el hombre, por su constitución, no puede alcanzar su fin y realizarse como tal sino mediante el desarrollo de sus facultades y la expansión progresiva de sus virtualidades, el trabajo reviste un gran valor moral; porque es justamente uno de los principales factores de este desarrollo; y lo es en la medida en que se le sitúe en su justo lugar y se le integre en el conjunto de un ideal moral. En efecto, el trabajo no asegura inmediata y automáticamente por sí mismo el progreso del hombre, pero si es realizado con las condiciones requeridas, adquiere entonces su pleno valor. La obligación moral de trabajar forma parte de una obligación más general: la que tiene el hombre de realizarse en plenitud.

En resumen: la necesidad del trabajo emana del derecho natural, y es para el hombre un medio de realizar su destino y de valorar sus dones personales.

Por este motivo, el trabajo es, pues, un elemento esencial de la vocación humana constituye uno de los más importantes valores morales, porque hace posible el acceso a otros muchos valores.

El trabajo es un elemento esencial de la vocación de la prsona, el derecho al trabajo es una verdadera exigencia moral que pide ser tomada en consideración por los responsables de la economía, antes que los derechos del capital, y que puede conducir a intervenciones del Estado para hacer respetar este derecho, que no es otro que el derecho de todo la persona a vivir, él y los suyos, de su trabajo.

Este derecho al trabajo ocasiona varios problemas: primeramente, el pleno empleo: "La sociedad debe, por su parte, ayudar a los ciudadanos a procurarse un empleo suficiente"[9]; después, el de la humanización del trabajo, a fin de hacerle apto para realizar su función de permitir el desarrollo de la persona; de aquí se deriva la protección del trabajador, de su salud y de su seguridad.

"Si este bien comporta el signo de un "bonum arduum", según la terminología de Santo Tomás; esto no quita que, en cuanto tal, sea un bien del hombre. Y es no sólo un bien "útil", sino un bien "digno", es decir, que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta. Queriendo precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe tener presente ante todo esta verdad. El trabajo es un bien del hombre -es un bien de su humanidad-, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido "se hace más hombre"." [10]

d. El trabajo como factor que personaliza al individuo y ayuda al progreso social.

El despliegue de la actividad general de la persona o la aplicación de su dinamismo a la materia para transformarla según las necesidades humanas, es decir, el trabajo, es un tema prioritario en la moral económica, punto clave de la cuestión social:

  • Es un derecho humano: "toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo"[11]. Incluye, por tanto, el derecho a tener un puesto digno y seguro de trabajo.
  • El trabajo como deber. Para cada persona, el trabajo es una tarea a cumplir con su responsabilidad social y para conseguir su realización personal. La irresponsabilidad en el trabajo constituye un atentado contra el bien personal, familiar y social (GS 67; LE 16);
  • Fuente de la realización personal. El trabajo no es un simple medio "para ganarse la vida", sino un ambiente donde la persona se enriquece y personaliza (GS 67; LE 5,6).
  • Como medio para transformar el mundo. El trabajo es superior a los bienes exteriores, que son sus instrumentos, como sucede con el dinero o las posesiones (GS 67; LE 12). En el centro de la sociedad encontramos el trabajo, por el que los hombres se unen entre sí, pueden prestarse mutuamente servicios y cooperar en el progreso del mundo (GS 67).
e. La ley natural del trabajo.

Por el hecho de que la persona, por su naturaleza, no puede alcanzar su fin y realizarse como tal sino mediante el desarrollo de sus facultades y la expansión progresiva de sus virtualidades, el trabajo reviste un valor moral. La obligación moral de trabajar forma parte de una obligación más general: la que tiene el hombre de realizarse en plenitud.

En resumen, la necesidad del trabajo emana del derecho natural, y es para el hombre un medio de realizar su destino, de valorar sus dones personales. Por este motivo, el trabajo es, pues un elemento esencial de la vocación humana y constituyen uno de los más grandes valores de la persona humana porque hace posible el acceso a otros muchos valores.

" Como persona, el hombre es pues sujeto del trabajo. Como persona él trabaja, realiza varias acciones pertenecientes al proceso del trabajo; éstas, independientemente de su contenido objetivo, han de servir todas ellas a la realización de su humanidad, al perfeccionamiento de esa vocación de persona" [12]

f. Derecho al salario justo.

El problema del salario o, en general, de la retribución del trabajo, es básico para una interpretación del trabajo humano.

  • La justicia del salario no depende necesariamente de un acuerdo entre el capital y el trabajo. "que el patrón y el obrero hagan... tantos convenios como quieran... Por encima de su libre voluntad hay una ley de justicia natural, más excelsa y más antigua"[13]
  • El salario justo no debe alcanzar solamente para cubrir el mínimo vital de la persona y de su familia. Debe incluir, de una forma u otra, una parte del "producto común" de la colaboración del capital y el trabajo.

" Una vez delineado el importante cometido que tiene el compromiso de dar un empleo a todos los trabajadores, con vistas a garantizar el respeto de los derechos inalienables del hombre en relación con su trabajo, conviene referirnos más concretamente a estos derechos, los cuales, en definitiva, surgen de la relación entre el trabajador y el empresario directo. ... El problema-clave de la ética social es el de la justa remuneración por el trabajo realizado. No existe en el contexto actual otro modo mejor para cumplir la justicia en las relaciones trabajador-empresario que el constituido precisamente por la remuneración del trabajo. Independientemente del hecho de que este trabajo se lleve a efecto dentro del sistema de la propiedad privada de los medios de producción o en un sistema en que esta propiedad haya sufrido una especie de socialización, la relación entre el empresario (principalmente directo) y el trabajador se resuelve en base al salario: es decir, mediante la justa remuneración del trabajo realizado." [14]

Es el Estado quien determina los fines y objetivos de la política educativa. A modo de ejemplo solo presentamos parte de la Ley de Educación nacional (Ley 26206) que nos habla al respecto[15]:

  • Asegurar una educación de calidad con igualdad de oportunidades y posibilidades, sin desequilibrios regionales ni inequidades sociales.
  • Garantizar una educación integral que desarrolle todas las dimensiones de la persona y habilite tanto para el desempeño social y laboral, como para el acceso a estudios superiores.
  • Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y democráticos de participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos humanos, responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del patrimonio natural y cultural.
  • Fortalecer la identidad nacional, basada en el respeto a la diversidad cultural y a las particularidades locales, abierta a los valores universales y a la integración regional y latinoamericana.
  • Garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
  • Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo.
  • Garantizar a todos el acceso y las condiciones para la permanencia y el egreso de los diferentes niveles del sistema educativo, asegurando la gratuidad de los servicios de gestión estatal, en todos los niveles y modalidades.
  • Asegurar la participación democrática de docentes, familias y estudiantes en las instituciones educativas de todos los niveles.
  • Concebir la cultura del trabajo y del esfuerzo individual y cooperativo como principio fundamental de los procesos de enseñanza-aprendizaje.
  • Desarrollar las capacidades y ofrecer oportunidades de estudio y aprendizaje necesarias para la educación a lo largo de toda la vida.
  • Fortalecer la centralidad de la lectura y la escritura, como condiciones básicas para la educación a lo largo de toda la vida, la construcción de una ciudadanía responsable y la libre circulación del conocimiento.
  • Desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes producidos por las tecnologías de la información y la comunicación.
  • Brindar a las personas con discapacidades, temporales o permanentes, una propuesta pedagógica que les permita el máximo desarrollo de sus posibilidades, la integración y el pleno ejercicio de sus derechos.
  • Asegurar a los pueblos indígenas el respeto a su lengua y a su identidad cultural, promoviendo la valoración de la multiculturalidad en la formación de todos los educandos.
  • Comprometer a los medios masivos de comunicación a asumir mayores grados de responsabilidad ética y social por los contenidos y valores que transmiten.
  • Brindar conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una sexualidad responsable.
  • Promover valores y actitudes que fortalezcan las capacidades de las personas para prevenir las adicciones y el uso indebido de drogas.
  • Brindar una formación corporal, motriz y deportiva que favorezca el desarrollo armónico de todos los educandos y su inserción activa en la sociedad.
  • Promover el aprendizaje de saberes científicos fundamentales para comprender y participar reflexivamente en la sociedad contemporánea.
  • Brindar una formación que estimule la creatividad, el gusto y la comprensión de las distintas manifestaciones del arte y la cultura.
  • Coordinar las políticas de educación, ciencia y tecnología con las de cultura, salud, trabajo, desarrollo social, deportes y comunicaciones, para atender integralmente las necesidades de la población, aprovechando al máximo los recursos estatales, sociales y comunitarios.
  • Promover en todos los niveles educativos y modalidades la comprensión del concepto de eliminación de todas las formas de discriminación.
[3] Gaudium et Spes 53b
[4] Gaudium et Spes 53a
[9] Gaudium et Spes 67,2
[10] Laborem Exercens, Juan Pablo II, 9
[11] Gaudium et Spes 67, Laborem Exercens 16
[12] Laborem Exercens, Juan Pablo II, 6
[13] Rerum Novarum 34
[14] Laborem Exercens, Juan Pablo II, 19
[15] Ley de Educación nacional (Ley 26206), articulo 11.