Sus participantes más conocidos fueron sus músicos (prácticamente casi cualquier músico de Jazz o Blues de renombre de la época estuvo involucrado*) y sus literatos (de los que solo tengo el placer de haber leído a Alain Locke, Zora Neale Hurston, Langston Hughhes y Nella Larsen: tengo grandes ausencias como Weldon Johnson y Contee Culleen). Yo aquí les hablaré de lo que se (recordemos que esto es siempre un post de divulgación, porque dresgraciadamente, aún queda mucho que divulgar): de Arte.
Mucho puede (y debe hablarse) hablarse de la iconografía negra, dentro o fuera de los Estados Unidos. A lo largo del siglo XIX, se configuraron los estereotipos básicos en cuanto a la representación del negro, y gran parte de lo que necesitan saber está aquí: las leyes segregacionistas (generalmente llamadas “Jim Crow Laws”) nacieron, formalmente, tras la prohibición de la esclavitud y tienen un estupendo museo y una estupenda web donde si les interesa pueden leer con calma sobre los diferentes estereotipos gráficos.
En primer lugar, debe advertirse que el castellano está falto de vocablos en cuanto a las personas de raza negra, y el escribir en esta lengua me obliga a no poder contar con los riquísimos y tan diferentes términos del inglés, que adquieren connotaciones muy diferentes: el Negro no es lo mismo que el black, ni mucho menos que el nigger, o que el aséptico afro-american, que el eufemístico coloured o que los muy ofensivos coon, sambo y toda una pléyade de términos que encontraremos en cualquier publicación. Es por ello, y confiando en que no deba molestar a nadie, que aquí hablaré genéricamente del negro (black), y solo en ocasiones del Negro. Confío en que las dificultades de la traducción no puedan ofender a nadie.
A principios del siglo XX, la convención era algo tal que así, utilizando un texto de mi siempre amado José Juan Tablada:
Juzgando la plástica pura, nos encontramos con procedimientos sumarios y estandarizados, convencionalismos de factura que llegan a hacer de la fisonomía del negro, por ejemplo, una especie de jeroglífico: un disco oscuro, con una elipse por boca y dos círculos blancos por ojos… Alguien encontró antaño esa fácil fórmula, convino el público en que aquello era el rostro de un africano y los dibujantes la repitieron ad infinitum. Ese convencionalismo aceptado, hizo inútil la visión propia y personal y nadie se tomó el trabajo de intentar nuevas estilizaciones, cuando ya había una tan eficaz como los signos de la telegrafía Morse o las claves para cablegramas comerciales.Pero hubo un grupo de artistas, que más que grupo al uso fueron conocidos, y en ocasiones, amigos, que popularizaron una nueva estética, ya que el nuevo Negro, ahora reconocido y ensalzado, no podía seguir representándose de la peyorativa manera tradicional. Aquí les traigo únicamente una breve selección, pero considero que será lo suficientemente representativa (si el tema les interesa, hay mucho más).
Carl Van Vechten
Autorretrato c. 1934
"A prediction to Carl from
Covarrubias"
Miguel Covarrubias
Mules and Men, de Zora Neale Hurston
Batuala
Aventuras de un esclavista africano
Mucho se ha debatido sobre si estos dibujos ensalzaban o criticaban a los negros, pero lo cierto es que gustaron a todo el mundo (excepto a W.E.B. Du Bois, que los veía demasiado simples), y si se conoce su obra, se comprobará como adoptaba un tono satírico incluso con sus más cercanos amigos. Así, Miguel se especializó en negros, tanto de África (ilustró la premiadísima, Batuala, de René Maran, pero esto necesita un post a parte) como de los Estados Unidos (ilustró en 1928 Las Aventuras de un Esclavista Africano; en 1938 La cabaña del Tío Tom…). Pero esta sería solo la primera de las pasiones de Miguel y, desgraciadamente, su interés por la antropología y la arqueología le llevó progresivamente a alejarse de la temática negra; afortunadamente, destacó tanto, o más, en sus otros campos de estudio.Aaron Douglas
Archibald Motley Jr.
Vida nocturna (1943)
El que fuera, posiblemente, el mejor pintor del Renacimiento del Harlem, ni siquiera vivió en él: nacido en Nueva Orleans, formado en Francia y en Chicago, vivió en esta casi toda su vida. De formación clásica, pronto se dejó seducir por los ritmos y colores de la modernidad y de la Gran Ciudad, creando impresionante escenas urbanas.Autorretrato
Como retratista, fue formalmente mucho más clásico, aunque retomó el antiquísimo concepto de la pintura de mestizaje, que según él utilizaba para dar dignidad a todos los tipos de negros, “desde el más marrón al más amarillo”. Algo que hoy puede parecernos ridículo, pero recordemos como suele usarse, ante la ignorancia, el término “mixed identity”. Y pocos lugares más mixed había que Nueva Orleans.
Winold Reiss
Fotografría de Nikolas Muray, c. 1920
Dos rara avis, que son Renacimiento del Harlem, pero no:Paul Colin. Paul Colin fue el artista que se encargó en Francia de la parafernalia y difusión de Josephine Baker y su Revue Negre, el culpable (junto con Covarrubias, y especialmente, de la Baker, primera mujer americana en recibir la Legión de Honot) de que la negritude pasara de mera atracción de feria a símbolo de la modernidad. Colin no estuvo en el Harlem, pero hizo que sus ideas llegaran a París, y así, a gran parte de las élites culturales del mundo; hizo mucho más por normalizar el mundo del Harlem que muchos de sus protagonistas más directos. Con sus estudios y pinturas sobre el éxito de la Baker publicó un libro, Le Tumulte Noir, que es altamente recomendable. Hoy en día, ya no está tan bien visto, pero fue el que abrió un duro y arduo camino en Europa.
Sin embargo, artistas como los que aquí hemos visto son una excepción y hasta hace no mucho tiempo, e incluso hasta el momento presente, esta fue la norma. Si les presento la cara bonita de la moneda, es porque quiero que también conozcan la fea.
También creo importante que sepan que el célebre Cotton Club, era en verdad denostado por la mayoría de simpatizantes del movimiento, ya que se consideraba como una mera atracción turística para blancos, que acudían al club por el morbo, pero que, desgraciadamente para muchos artistas, era uno de los sitios que mejor pagaba. Según muchos activistas de la época, la mayoría de los blancos que visitaban Harlem lo hacían solo por voyeurismo y no por verdadera confraternización, pero ¿acaso no podría decirse lo mismo de cualquier distrito turísitico del mundo?
Solo que en el caso de Estados Unidos, esta minoría no era tal. Afortunadamente, la presencia negra en el mundo de las artes fue cada vez más habitual hasta el momento de la verdadera emancipación, hasta llegar a ser la normal dentro de la cultura de los últimos 20 años. Lástima que haya gente que ha tenido que esperar a ver una película como "Django Desencadenado"**** (que trata la esclavitud) o incluso “Criadas y señoras” (que trata la segregación) para darse cuenta de que las cosas no siempre han sido así.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------*Podrá apreciarse a lo largo del artículo que W.E.B. Du Bois no es santo de mi devoción. Sin embargo, debo reconocer que es la verdadera estrella de la Era de la Reconstrucción, y aunque para la época que los concierne se había vuelto más fanático e intolerante que muchos a los que por aquellos mismos motivos criticaba, Du Bois creció en un entorno sumamente más hostil y que sin su ayuda nada de lo que aquí cuento hubiera sido posible. Además, tuvo el mérito de ser uno de los primeros doctorados negros de la Historia, y el primero de Harvard (nada menos).**Louis Armstrong, Josephine Baker, Count Basie, Cab Calloway, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie, Billie Holiday, Lena Horne, Charlie Johnson ,Thelonious Monk, Bessie Smith, Ethel Waters…***¿Qué pensaría Spike Lee de esto? Permitanme la crítica.****Cuyo cartel, por cierto, considero extremamente influído, no solo por los títulos de crédito de las películas de Sergio Leone, sino por el propio Covarrubias, especialmente en la cubierta que realizara para el Weary Blues de Langston Hughes. También veo mucho de Aaron Douglas, y me atrevo a decir que no es pura casualidad.