Apuntes sobre la muerte digna

Por Mariosimonovich

El Amor es el principal argumento
que sostiene a quienes rechazan
la muerte digna y la eutanasia

Es, después del aborto, el tema más jodido para tratar. Es la decisión de sufrir o aceptar la vida hasta que Dios baje el telón. Es la decisión -como hoy sucede con mi madre- de ver cómo una anciana, víctima del Alzheimer, se va petrificando, expresa su desesperación con palabras y gritos inentendibles, y siente impotencia de no poder decir con palabras (aunque sí con gestos)el amor a su familia pero a la vez, el sufrimiento que cada segundo la abandona más al misterio del abismo y del miedo. Recuerdo los últimos días de Sandro la gran pregunta era si una muerte natural hubiera sido mejor que convertir el trayecto final de su existencia en una película de ciencia ficción, lleno de aparatos de última tecnología, que iban por aquel superhombre que nunca pensaba morir. Todo ésto por un lado.
Por el otro lado, la forma en que seguramente tratarán este tema los medios. Luego de comprobar en este blog el vacío informativo y la parcialidad ideológica de opinión de la prensa argentina en temas como aborto y matrimonio gay o igualitario, podría anticipar que lo mismo sucederá con el debate de la muerte digna, que hoy trata el Congreso de Argentina. Y como nos tiene acostumbrados nuestros legisladores, que no saben dialogar ni investigar con profundidad un tema de esta envergadura, nos desayunamos con que la muerte digna ya está por convertirse en ley.
Sabiendo que la prensa argentina sigue muy influida por la izquierda y la visión materialista y anticlerical decidí buscar argumentos que defiendan la vida, aunque sea esa instancia ultradolorosa e inentendible para el ser humano, como es hoy el de mi madre, y en el que ningún ser humano desea pasar. Y me encontré con el sitio MuerteDigna.org, escrito por Luis De Moya, capellán de la Universidad de Navarra y tetraplégico.
De Moya es cura del Opus Dei y un accidente automovilístico le hizo perder toda la movilidad y sensibilidad del cuerpo. Explica que el Amor es la solución de fondo, según dijo trece años después de ese accidente. “Todo ser humano necesita de un ambiente en el que pueda sentirse querido, ya esté enfermo o sano, sea joven o adulto, necesite una silla de ruedas o no la necesite. Sentirse comprendido y ayudado por los demás es una necesidad del hombre. Tenemos sentimientos y corazón, nos alegramos de las buenas noticias de los demás, y lloramos con los que lloran. Los animales no lloran, ni ríen; el hombre, sí. Una persona que recibe cariño y da cariño es imposible que piense en suicidarse, pues ese amor ayuda a sostenerse, a seguir trabajando".
Pienso ahora en mi madre y tengo que aceptarlo: hasta un loco o demente puede darse cuenta si se siente amado. Repito: por un lado es incomprensible desde el plano humano, pero por otro lado es muy evidente advertir la alegría que puede sentir el más enfermo y hasta mentalmente dañado de todos los seres humanos cuando da y recibe amor. El amor no discrimina a los locos, pero sí discrimina a los depresivos. Mejor dicho, al revés, los casos que conozco de mi vida puedo afirmar que los depresivos son los que discriminan al amor y no al revés, aunque el amor es algo que necesita interactividad, es decir, un ida y vuelta, y eso significa un esfuerzo muy grande para los depresivos, que agrandan la falta de amor y empequeñecen los fragmentos de amor silencioso que suelen aparecer a su alrededor. Pero bueno, este párrafo es una opinión, para tratar de profundizar más y objetar un poco lo que dice el cura De Moya.
El cura de Pamplona también sostiene que sólo la falta de interés, la indiferencia, ante la persona del enfermo justifica la eutanasia. Al igual que él, hay muchas otras pesonas que en su situación, o incluso peor, también viven con gran entusiasmo. Y es que lo que humilla o hace sentirse digno a la persona no es la propia enfermedad, sino la actitud de los que rodean y cuidan al enfermo; con un gesto, con el modo de mirar o de tocar, con la actitud, se reafirma al enfermo en su identidad, es decir, se le afirma en su propia dignidad o se le hace sentir que ya no es más que un objeto desagradable y molesto. Un criterio que coincide con al experiencia de vida de la beata Teresa de Calcuta, cuando expresó que el mayor dolor de los pobres más pobres no era la falta de alimento, pobreza o enfermedades, sino más bien la soledad y falta de amor con que terminaban sus vidas.
Otro español, Joaquín Romero, lleva 21 años en sillas de ruedas por esclerosis múltiple. “Intento que las personas que están a mí alrededor se den cuenta del valor único inigualable de una vida”, afirma.
Maryannick Pavageau (en la foto), tetrapléjica durante 26 años, recibió en octubre de 2010 la Legión de Honor francesa por su compromiso contra la eutanasia. "Yo me he comprometido contra la eutanasia porque no es el sufrimiento físico el que mueve el deseo de marchar, sino un momento de desánimo y la impresión de ser una carga.  Todos los que piden la eutanasia están diciendo que están buscando ser amados. Mi vida no es lo que pudo haber sido, pero es mi vida. Al fin, he guardado los valores fundamentales; he mantenido el amor", sostiene.
Juan Antonio T.M. es el papá de Paola, que vive la drama de las personas que hoy piensan en una muerte digna para su familiar. "El coma de mi hija proviene de una enfermedad eminentemente social, una anorexia, que comenzó a los 15 años (5 años peregrinando por distintas clínicas) y que desembocó en tragedia. Lleva así 17 años; hoy ya tiene 37. No ve, no habla y se mantiene con una sonda nasal. Ha conservado parte de sus sentidos: oye música, la tranquiliza y le gusta. Nuestra familia jamás le quitaría la sonda a Paula y solo de pensarlo se nos ponen los pelos de punta. No estoy hablando de religión ni de conciencia; estoy hablando de AMOR. Nuestra hija es la reina de la casa; la queremos con delirio, le cantamos villancicos en Navidad y le damos unas gotitas de champán".
Esta mañana, la mamá de Gustavo Cerati afirmó hoy que "nunca me planteé la alternativa de la muerte digna, porque confío en que Gustavo va a salir adelante, así que no lo tengo en mis pensamientos".

Donald Herbert

En 2005 "se despertó" el bombero Donald Herbert, que llevaba diez años entre la coma y el estado semivegetativo. “Quiero hablar con mi esposa”¿Cuánto tiempo he estado lejos?”, fue lo primero que dijo cuando despertó.  Está claro que la ciencia no tiene la última palabra, leí que dijo un bloguero anónimo sobre este caso y tiene razón. 
Argentina, otro mundo (desinformado) Pese a estos testimonios, que probablemente desconozcan la mayoría de los legisladores, Infobae publicó hoy que ninguna de las bancadas de la Cámara alta anunció que se opondría a la sanción de la muerte digna y de la identidad de género (otro tema largo para analizar) y ningún senador objetó los proyectos, ni en general ni en particular, durante el debate en las comisiones.
 La muerte digna que quieren imponer en Argentina, resumido por Infobae, consiste en que "el paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, así como también a revocar posteriormente su manifestación de voluntad. También se establece que, en caso de que el paciente se vea impedido de dar su consentimiento, serán sus familiares o los responsables legales quienes deberán dar a conocer la decisión de prolongar la agonía por medios artificiales".

SaltaNoticias.com

Para cerrar como empezamos, ni a mi ni a ninguno de mis hermanos se le cruzó el término muerte digna para mi madre. Aceptamos su realidad y de ella vemos que cuando recibe amor de nosotros se convierte en  una niña. El amor es la respuesta y es lo que coinciden todos los testimonios de esta entrada y otros más que también hay en Internet. Es la misma respuesta que tiene el tema más polémico que le sigue para arriba, el aborto: el amor por dar en adopción una vida nueva o simplemente dejarlo nacer y criarlo es mucho más que pasarle la guillotina adentro del vientre.
El amor es tan grande que no encaja en los criterios científicos y es tan misterioso que desaparece cuando más tiene que estar: en el momento de mayor sufrimiento y dolor. Por eso es que existe la religión, el vehículo que conecta al ser humano con el Amor. El tema es que la religión ha sido reducida y encasillada por el relativismo de hoy en  un criterio de ideología pasada de moda. Se ha desarticulado el tridente: ser humano físico - ser humano psíquico - ser humano espiritual. Toda la ley que trate al ser humano en la instancia última tiene que sí o sí contemplar la instancia ser humano espiritual. Y allí aparece el Amor como un argumento a tener en cuenta en estos debates sensibles. Lo más probable es que ni los medios ni los legisladores contemplen esta instancia decisiva y clave.