La siguiente paciente era una anciana:
Sucedía ayer: me encontraba trabajando unos días en un Centro de Salud del populoso barrio de Vallecas, cuando viví esta experiencia que por extraña, consideré había de ser recopilada aquí, en mi blog.
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En su cara resultaban protagonistas indiscutibles unos ojos y su mirada perdida, que buscaba los motivos que le habían traído hasta allí a la vez que pretendía justificarse, por lo que ella consideraba estaba resultando una innecesaria molestia.
-. ¿Tendrá que ver con estos cartones que trae Ud. en la mano?...
-. No, no, estos los he tomado para un catarro, y venía a decirle que ya estoy mejor... Voy a ver si me acuerdo mientras abro la carpeta de los papeles...
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-. De cualquier modo... ¿le ocurre esto con frecuencia?
-. Si, ya lo hemos hablado la doctora y yo, y estamos en ello.
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-. Mire, voy a salir y así atiende Ud., mientras tanto, a alguna otra persona. Me sentaré un rato en la sala de espera y si acabo recordando el motivo por el que vine, se lo haré saber...
-. Muy bien, Juana, ¡hasta luego pues!
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No volví a verla...