Sea como fuera, Arcade Fire están de vuelta, y más allá de estos ritmos intensos y repetitivos de bases y teclados muy años ochenta, siguen manteniendo ese afán por comunicar a través de imágenes y de una música que se apodera de grandes dosis hipnóticas, casi paranoicas, para recordarnos que estamos aquí, aunque a veces sea para enterrar nuestros recuerdos.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.