ARGENTINA: Por qué se toman 38 Viagras por minuto...?

Por Fecove

Los jóvenes lo compran hasta en los boliches. El millonario lobby de los laboratorios farmacéuticos.
Por Raquel Roberti
Se vende en las farmacias, en los quioscos, por delivery telefónico, a través de Internet y hasta en estaciones de servicio y boliches nocturnos. La compran hombres de todas las edades, incluso adolescentes, y también mujeres. De color azul en su presentación más popular, es una pastilla que todo el mundo quiere tomar. A punto tal que las cifras oficiales indican que se venden, en promedio, 38 comprimidos por minuto. Lo que equivale a más de 54.000 por día, casi dos millones por mes y 20 millones por año, casi tanto como la aspirina. Pero si a esos números se les agregan las ventas no oficiales (todos los sitios no habilitados para comercializar medicamentos), los promedios se elevan hasta resultar en que cada argentino, hombre, mujer o niño, toma al menos una vez por año uno de esos comprimidos. Se trata de las drogas sildenafil, tadalafilo y vardenafil, indicadas para tratar la disfunción eréctil y que se conocen bajo el nombre genérico de Viagra, la marca que lanzó el primero de esos productos al mercado internacional. No se acabó el mundo, como predecía el viejo adagio, pero sin duda todo el mundo se dedica a cumplimentar la primera parte del dicho popular: a tener sexo. Químico, pero sexo al fin. “La gente quiere tener buen sexo, siempre quiso, por eso los laboratorios de drogas de diseño empezaron a desarrollar productos para ofrecerle. Y es inevitable que los pidan, a la gente y a los médicos nos resulta más fácil hablar de una pastilla que de la sexualidad. Si me consulta un señor de 70 años porque quiere hacer el amor pero no puede, ¿le voy a hablar de su papá y de su mamá? Si no tiene contraindicaciones y yo tengo la pastilla en la punta de la lapicera, es la solución”, considera el médico y sexólogo León Gindín. También profesor titular de sexualidad y salud en la Universidad Abierta Interamericana, señaló en la conversación con Veintitrés que el universo de pacientes posibles se conforma con “todos o ninguno. Están las personas que tienen problemas orgánicos, las que resultan difíciles de tratar con psicoterapia, y las que lo piden directamente porque con la información que hay disponible, ya saben de qué se trata. Y si no hay razones médicas, ¿por qué negarlo? Con estas drogas hay un universo de gente más feliz”.