Voy a empezar con una película francesa que me encanta y en la que la arquitectura es una de sus protagonistas por mucho que os pueda llamar la atención. La película es "Mi tío" una película francesa de la década de los cincuenta que, en tono de comedia y de una manera puramente visual, nos muestra la relación de un sobrino con su excéntrico tío. Y ahora os preguntaréis qué tiene que ver ésto con el arte de la arquitectura, no? Pues resulta que vemos como Jacques Tati (su director y el actor que hace Monsieur Hulot, c'est a dire, el tío) al mostrarnos la relación tío-sobrino contrapone dos mundos opuestos.
Por una parte, Monsieur Hulot vive en una destartalada casa en un acogedor barrio de París, recorre la ciudad en una vieja bicicleta cargado con su paraguas (y es que el secreto mejor guardado de París es que las lluvias son constantes) y disfruta yendo a comprar al mercado y charlando con sus vecinos. Su casa es la que os adjunto a continuación, creo que coincidimos en que resulta una casa encantadora pero que le vendría bien limpieza y una rehabilitación.
Frente al mundo de Hulot y enfrentado a éste encontramos el mundo de los Arpel: nada que ver uno con otro si no fuera el caso de que la señora Arpel es la hermana de Hulot y dada la estrecha relación que Hulot tiene con su sobrino, sus visitas a Villa Arpel son continuas. Villa Arpel se encuentra en las afueras y es una moderna edificación que no parece agradarle demasiado a Hulot. Para él es un elemento inerte que nada transmite y ésto parece afectar a los propios inquilinos de la casa y es que ya Jacques Tati declaró su odio a la arquitectura moderna al afirmar algo así como que las líneas rectas no hacían gente amable. A modo de curiosidad simplemente señalar que el dibujante que diseño la Villa Arpel lo hizo mezclando elementos de la arquitectura moderna, que si un cristal, que si dos ventanas redondas...
Así, como véis Villa Arpel es aséptica, de líneas rectas y carece del "calor" de la vivienda de Hulot. Sin embargo, Jacques Tati va más allá al realizar una mordaz crítica de no sólo la arquitectura moderna sino también la forma de vivir moderna.
Por un lado, nos presenta a Monsieur Arpel como un hombre gris, tan tan gris que siempre va con un traje gris y sombrero gris (como es dije es una película muy visual) que, para colmo, también tiene un trabajo en una fábrica gris.
Su mujer, la hermana de Monsieur Hulot, se pasa el día en una casa dominada por la tecnología y la domótica con la continua obsesión de, nada más suene el timbre, encender la fuente del jardín para que los visitantes queden fascinados con la belleza de Villa Arpel y su fuente en forma de pez.
Tati se muestra aquí como Charlie Chaplin hacía en "Tiempos Modernos" negándose a cualquier avance y mostrando una vena cuasiludita. Personalmente, creo que la postura de Tati es extrema: ni tanto ni tan calvo. Las arquitectura moderna no encarna al diablo y no creo que debamos cerrarnos a ella, sin embargo, a menudo vemos proyectos faraónicos que si que deben ser rechazados: no se pueden hacer obras mastodónticas que no reportan utilidad alguna, no hay que olvidar que la arquitectura nace y se desarrolla para satisfacer necesidades humanas, en ningún caso, para alimentar el ego. ¿Qué opináis vosotros? ¿Coindidís con Tati en que la arquitectura moderna hace frías a las personas? ¿O creéis que nada afecta el continente al contenido?