Dice el diario El País de hoy que dos de cada tres familias españolas tienen problemas para llegar a final de mes. Hace años que quien más quien menos debe tirar de tarjetas de crédito para cubrir la falta de liquidez. Y sin embargo, los responsables de Tráfico nos informan de que esta semana vacacional prenavideña se van a producir diez millones de desplazamientos de vehículos por las carreteras españolas. En otro diario leo hoy mismo que las ventas de artículos y servicios de lujo han aumentado en España el 25% en 2011. Todo esto está pasando a la vez en el mismo país en el que el paro está desbocado y los servicios públicos están siendo dinamitados por orden de la autoridad competente.
Claro que los compradores de lujo español, desde estancias en hoteles exclusivos hasta refinados artículos de joyería, son en su gran mayoría ciudadanos extranjeros de paso. Los españolitos que viajarán fuera de nuestras fronteras este "puente" no son ni el 10% del total; la inmensa mayoría además de no salir de territorio español, se alojarán en casas o apartamentos de familiares o amigos. El nuestro es un turismo interior, de pobretones, y esencialmente gorrón. En resumidas cuentas, España sigue siendo un gran "bluff", en el que la gente finge ser lo que no es y gasta lo que no tiene o detrae de cosas esenciales como el comer y vestir.
En pocas fechas afrontaremos un año más el consumo desaforado de la Navidad. Ciertas industrias españolas viven prácticamente de las ventas relacionadas con esos días, ventas que de hecho ya han comenzado a producirse desde hace algunas semanas pues dejar las compras para más adelante significa pagar sobreprecios disparatados por los mismos productos. Todos nos endeudaremos un poco más gracias a la única fuente de financiación para particulares que sigue abierta: las tarjetas de crédito. La cuesta de enero de 2012 promete prolongarse "ad calendas graecas" como decían los clásicos romanos, es decir más allá de todo horizonte temporal. Mientras, los augures contemporáneos nos prometen un 2012 con un 25 % de paro, ahí es nada, y la explosión del sistema bancario y financiero español una vez las Cajas han lanzado nuestros ahorros sobre la mesa del Casino bursátil global haciendo su última apuesta con el único dinero que quedaba en el país, que obviamente ha sido rápidamente engullido por los famosos "mercados", es decir por el puñado de especuladores financieros patrocinados por Wall Street y los mantenedores del dólar.
Si esto no es el fin del mundo a escala "nacional", se le parece mucho. Es una suerte pues, poder contar con Mariano Rajoy y su corte de velinas y rumberos que llaman Partido Popular para remediarlo.
De verdad: ¿todavía queda por ahí algún imbécil que crea que quienes nos metieron en esto hace más de una década ahora nos van a sacar de la ruina, en lugar de hacerla aún más dramática?.