La Fundación Telefónica creó el único Certamen que existe en el mundo dedicado al estudio de la vida, en su sentido más amplio, y su implicación con las nuevas tecnologías y el imparable avance científico.Piezas artísticas dinámicas e interactivas que reúnen lo mejor del arte, la tecnología y la ciencia. Cada vez cobran mayor importancia las redes digitales, la informática y los proyectos artísticos promueven una reflexión sobre la frontera de lo vivo y lo no vivo, lo real y lo virtual propio de nuestra sociedad actual.
Ciencia, biología, tecnología y comunicación avanzan aceleradamente y los artistas que participan en VIDA lo hacen con obras que anticipan dichos avances antes de que la sociedad, en general, se haya adaptado a las implicaciones culturales y sociales que de ello se derivan.
El 15º Concurso Internacional Arte y Vida Artificial dota económicamente a los tres mejores proyectos: el Primer Premio con 18.000 €, el Segundo con 14.000 € y, el Tercero, Premio Especial del Público con 2.500 €.
Se han presentado 224 proyectos de todo el mundo (y de todos los continentes, excepto África), siendo los países que más han participado en esta 15 convocatoria: España, México, Estados Unidos, Alemania y Argentina.
Existe una tendencia entre los premios de esta última edición por considerar el objeto artístico como parte de un proceso de alquimia no ya metafórico sino real, y que sirve para mostrar el ansia del artista por superar los límites de la materia y, en muchos casos, también del código. Mónica Bello, directora artística de VIDA.
En esta última edición, fallada a finales de octubre, el Primer Premio ha sido para la alemana Kerstin Ergenzinger por su escultura sonora Rotes Rauschen, instalación formada por una escultura suspendida en el techo con un sismómetro que recaba sonidos de baja frecuencia y los devuelve para que el espectador tenga la experiencia sensorial de un “ruido musical” parecido al que produce la naturaleza.
El Segundo Premio se ha fallado a favor de la alemana Agnes Meyer-Brandis por su proyecto Moon Goose Analogue: Lunar Migration Bird Facility, con el que cuestiona la seriedad de algunos medios científicos en cuanto a la forma de presentar a la sociedad los resultados de las investigaciones científicas, creando una nueva ficción basada en el de Moon Goose.
También el Jurado concedió siete Menciones de honor, dejando entre ellas elegir al público el Tercer Premio, otorgado a Cathrine Kramer y Zackery Denfeld, Norway/USA, por The Center for Genomic Gastronomy, que reflexiona sobre la biotecnología a la que se someten los alimentos que llegan a nuestros platos: la gastronomía genómica como manipulación de la cultura gastronómica humana.