La AR es una enfermedad sistémica, progresiva, crónica y autoinmune, que se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, lo que puede conducir a daño articular, rigidez y dolor y un grado variable de incapacidad funcional. Su incidencia a nivel mundial es de aproximadamente 1% , siendo las más afectadas las mujeres de entre 35 a 55 años, en rgentina afecta al 1% de la población (unas 400.000 personas). La enfermedad evoluciona con períodos de remisión que pueden durar meses.
Los factores psicológicos en el curso de la AR refirieron históricamente a la posible existencia de un patrón de personalidad típico de estos enfermos. Las investigaciones realizadas no pudieron concluir que exista una “personalidad artrítica”.
La enfermedad puede manifestarse en distintos grados: hay casos de evolución leve y paulatina, mientras que otros tienen un curso agresivo y pueden avanzar rápidamente. En casos graves, es posible que destruya la articulación y lleve a alguna limitación importante. Sin embargo, las mejoras en los tratamientos hacen que disminuya este riesgo y aumente la esperanza de vida.
Por ser una enfermedad progresiva y crónica, la Artritis Reumatoidea (AR) no tiene cura hasta el momento y quienes la padecen deben aprender a convivir cotidianamente con el dolor y el malestar que generan la inflamación y el entumecimiento de sus articulaciones.
Es importante que los pacientes y sus familiares sepan que la clave para llevar una vida lo más normal posible es que sigan un tratamiento integral, que incluya:
- psicoterapia
- medicamentos de apoyo para mejorar los síntomas,
- fisioterapia
- cambios en el estilo de vida como la incorporación de actividad física regular y una dieta equilibrada y sana.
Como toda enfermedad crónica, requiere un tratamiento integral y multidisciplinario para lograr disminuir los períodos de actividad y lograr, si es posible, la remisión. El equipo ideal debería estar formado por un médico reumatólogo, el médico clínico, terapista ocupacional, fisiatra, nutricionista, y psicólogo, entre otros profesionales.
En cuanto a la alimentación, su importancia radica en que ayuda a mantener un peso adecuado que prevenga un daño mayor a las articulaciones y contribuya a tolerar la medicación, mantener la fuerza y la energía y mejorar la función inmunológica. Un dato a tener en cuenta es que se deben evitar las grasas, las proteínas por su parte, son para estos pacientes nutrientes especialmente importantes. Son fundamentales para la formación de músculos y huesos, y suministran un gran aporte de energía. Por ejemplo, se han realizado estudios para valorar los efectos terapéuticos de la ” dieta mediterránea” en pacientes con AR; esta dieta que se caracteriza por un consumir gran cantidad de frutas, vegetales y legumbres, aceite de oliva, pescado y menor proporción de carnes rojas y blancas ha demostrado su utilidad para disminuir el dolor, la rigidez matutina y favorecer una percepción de mayor calidad de vida
Otro eje de trabajo con estos pacientes será la actividad física, la instalación de hábitos moderados de practicas deportivas aumenta la sensación de bienestar y mejora la condición muscular, les permite moverse con menos molestias, sin sobre exigir las articulaciones.
Antes de iniciar cualquier programa de ejercicios será necesaria la opinión del reumatólogo respecto del grado de inflamación de las articulaciones. Los ejercicios aeróbicos : bicicleta, natación, caminar , ayudan a conservar las estructuras de los músculos y articulaciones.
Desde el punto de vista psicológico, es importante el apoyo psicoterapeutico para enfrentar el dolor crónico. El dolor genera ansiedad, tristeza, frustración y enojo y compromete muchas veces las interacciones sociales que son muy importantes para generar red de contención emocional. La ayuda profesional, aumenta las posibilidades de mantener la calidad de vida, favorece la adherencia al tratamiento, consolida el cambio de hábitos y ayuda a hacer consciente las creencias asociados a la enfermedad.
https://www.openreuma.es/el-psicoacutelogo-en-reumatologiacutea.html
El objetivo principal de las terapias disponibles en la actualidad es controlar la progresión de la AR, mantenerla bajo control y reducir el dolor, la inflamación y la rigidez de las articulaciones. Debido a que es una enfermedad autoinmune se desconoce su causa, ciertos factores genéticos (hereditarios) y ambientales, pueden desencadenarla, aunque no la determinan, serán otros factores predisponentes, por ejemplo el estrés sostenido en el tiempo y no tratado los que terminen impactando en la aparición de los primeros síntomas. El trabajo personal con un profesional de la psicologia de la salud ayudará a resignificar el propio proyecto vital, la gestión de tiempo,los estilos de resolución de problemas y la gestión del ocio y el tiempo libre.
Si el tratamiento no se lleva de la manera correcta, la enfermedad avanza más rápido y vuelve al paciente incapaz de afrontar tareas diarias, como ocuparse de los quehaceres domésticos, conducir automóviles o, incluso, trabajar. Después de diez años de evolución con un tratamiento inadecuado o mal llevado, menos del 10% de los pacientes pueden trabajar o realizar tareas habituales de su vida cotidiana, y esto, a su vez, tiene un gran impacto en la vida social.
Por el contrario, si la enfermedad es tratada de manera eficaz y temprana, su progresión puede hacerse más lenta o detenerse. En estos casos, el paciente logra llevar una vida muy similar a la que tenía antes del diagnóstico.
Fuente:
http://espanol.arthritis.org/espanol/la-artritis/enfermedades-relacionadas/artritis-depresion/