Antoine y Olga decidieron dejar su vida en Francia para trasladarse a una pequeña aldea de Galicia. Su sueño es llevar una vida tranquila y cerca de la naturaleza. Pero la llegada de una empresa eólica prometiendo dinero a su habitantes si les venden sus terrenos complicará la convivencia de esta pareja con los vecinos. Sobre todo con los hermanos Anta.
Basada en un conflicto real que se produjo en una aldea de Orense, Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña nos trasladan al mundo rural y a lo más profundo y visceral del ser humano. Un entorno, el de la España vaciada, que quiere irse y otro, el de la ciudad, que busca la paz y la tranquilidad que no ha encontrado en la urbe. Dos posturas, que como retrata muy bien la conversación entre Antoine y Xan acodados en la barra del bar, no pueden encontrarse.
Y esas posturas encontradas llevarán a sacar lo peor del hombre, la violencia sin medida. Luego la historia deriva en el plano femenino con Olga y las cosas son más serenas y psicológicas. Más de resistencia callada.
Una película que es incómoda porque la cámara siempre te mete en las conversaciones, en las discusiones, no toma partido por las distintas opiniones, solo las plantea y te enfrenta, dolorosamente, a ellas.
Un reparto de lujo para esta película que revuelve por dentro. Muy cuidada también la música.