Ascariasis (Ascaris lumbricoides)

Por Gabriel Giner @esaludcom

Los parásitos en el cuerpo humano son una de las infecciones más frecuentes en todo el mundo, donde se alojan mediante miles de huevos y crean un foco infeccioso. Pero, por si no lo sabías, el intestino es una de las zonas más sensibles para estos parásitos, y es allí donde aparece el ascaris lumbricoides. ¿Quieres saber más? No dejes de leer hasta el final de este interesante artículo.

¿Qué es la ascariasis?

De manera muy clara, el ascaris lumbricoides no es más que un gusano alargado y redondo que también es conocido como lombriz intestinal. Ésta especie es parte de los parásitos que se transmiten por el contacto con el suelo y se concentran en el intestino delgado, desencadenando un gran infección parasitaria.

Cuando esto sucede, el ciclo de vida consiste en que los gusanos habitan en el intestino delgado de la persona que se encuentre infectada, mientras que los huevos son expulsados al exterior por medio de las heces fecales. Pero, al caer los huevos sobre una tierra húmeda y con la temperatura correcta, llegan a formar un embrión que se vuelve infeccioso luego de unas semanas.

Un dato interesante es que, la ascariasis es un problema sanitario que se desborda cuando las condiciones higiénicas en agua y alimentos es inadecuada, es decir, que poseen esos huevecillos infectados y luego se transforman en larvas cuando se apoderan del intestino delgado y recorren parte del cuerpo, hasta que se convierten en lombrices adultas.

La durabilidad del parásito es muy resistente, y esto se debe a que logran vivir con facilidad en ambientes extremos de mucha húmeda, lo que les permite soportar grandes olas de calor. Además de este aspecto, logran reproducirse con gran capacidad y es por ello que cuando se descubre su presencia, los números son alarmantes.

¿Cómo son los parásitos?

De manera más detallada, estos parásitos son como una especie de cilindros alargados con puntas agudas, que pueden llegar a medir desde 15 centímetros hasta 50 centímetros, lo cual dependerá si se trata de parásito hembra o macho. Su aspecto es de color rosado claro con destellos traslúcidos y nacarados. También, poseen labios gruesos, uno ventral y otros dos en los dorsos laterales.

En el caso de los huevos, tienen forma redondeada recubierta con varias capas protectoras, tales como una interna vitelina, una media transparente y una externa mamelonada-albuminoide. Ya en el interior, se puede encontrar una masa granular que dará vida a la larva. En algunos casos, pueden encontrarse huevos infértiles que no generan niveles de infección, pero son de gran importancia para el diagnóstico.

Para determinar su presencia en bebés, niños o adultos, lo habitual es supervisar las heces y observar si se encuentran huevos de 1 o 2 centímetros de largo. Por ello, y para tener la plena seguridad de que sí existe una infección, esta recolección de heces debe realizarse por al menos durante 3 días.

¿Puede contagiarse en todas las edades?

Realmente sí, la ascariasis no se limita en niños, adultos o personas mayores, ya que la ingestión de huevos infectados puede efectuarse por cualquier persona. Sin embargo, generalmente sucede en infantes con edades comprendidas de 2 a 10 años.

En estos casos, es posible identificarlo en casa con la correcta supervisión de sus heces, el abdomen inflado o diarrea constante. También puede generarse picazón o enrojecimiento en el área del ano, que generalmente se confunde con roces del pañal desechable.

Estos son algunos de los síntomas que fungen como alarma ante la presencia de parásitos en niños y adultos:

  • Dolor abdominal constante.
  • Exceso de gases.
  • Cansancio frecuente sin razón aparente.
  • Estreñimiento.
  • Presencia de pequeños puntos blancos en las heces.
  • Pérdida de peso sin razón aparente.
  • Alteraciones del apetito con mucha o poca hambre.
  • Heces fecales de color muy oscuro.

Tratamiento de la ascariasis

Una vez que se diagnostica la enfermedad parasitaria, ya sea por síntomas o por la presencia de especies en las heces, algunos de los tratamientos más convencionales para atacar y contrarrestar los daños al cuerpo humano, se basan en la ingesta de albendazol o mebendazol, así como la ivermectina, nitazoxanida y tiabendazol. Sin embargo, esto dependerá de la observación médica y sus recomendaciones según sea el caso.

Para que estos tratamientos logren el verdadero éxito, es importante centrar el enfoque en disminuir la proliferación de los huevos, y para ello es muy importante evitar defecar en el suelo, no colocar heces fecales humanos para el abono de plantas y cuidar adecuadamente todo el entorno higiénico del paciente.

Parte de esos cuidados, que deben realizarse al menos durante 6 semanas, para asegurar que los huevos sean completamente eliminados y no se corra el riesgo de infección, consisten en:

  • Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño.
  • Asear las sábanas, toallas y pijamas 2 veces por semana
  • Mantener limpia la letrina sanitaria
  • Lavar bien los alimentos antes de su consumo
  • No compartir toallas de baño
  • Mantener el cepillo de dientes en un lugar cerrado y lavarlo antes de su uso
  • Evitar llevarse las manos a la boca
  • Mantener las uñas cortas
  • Limpiar habitaciones, baño y cocina 1 vez a la semana

Es posible que todo el grupo familiar de un mismo hogar se vea perjudicado por los parásitos a través de las sábanas, defecar en la misma letrina, alimentos mal lavados, entre otros factores, por lo que siempre es recomendable aplicar el tratamiento y prevención en toda la familia, incluso de manera preventiva con medicación desparasitante unas 2 veces al año, aproximadamente.

¿Existen tratamientos caseros?

La verdad es que sí, también existen tratamientos caseros con el fin de atacar los parásitos intestinales, como es la preparación de tés de algarrobo o jatoba, sustancias que disponen grandes propiedades vermífugas. La preparación se realiza con una cucharada en 500 mililitros de agua, dejando hervir por 15 minutos y consumiendo 3 tazas al día o más, si es posible.

Pero si deseas otras opciones caseras, hemos preparado una interesante lista de tratamientos caseros que puedes emplear de manera muy fácil para atacar los parásitos intestinales. Sin embargo, recuerda que, lo mejor será visitar un especialista y atender sus recomendaciones médicas.

Leche con menta

Ingredientes:

  • 4 tallos y 10 hojas verdes de menta.
  • 100 mililitros de leche descremada.
  • 1 cucharada de miel.

Deja hervir las hojas de menta junto con la leche. Posteriormente, deja enfriar la mezcla y añade la cucharada de miel para endulzar. El consumo de este remedio debe ser tibio y realizarse 1 hora antes del desayuno y luego repetirlo luego de 7 días.

Té de rábano picante

  • 1 litro de agua.
  • 4 cucharaditas de hojas secas de rábano picante.

Para obtener este té, debes hervir el agua y añadir las 4 cucharas de hojas secas de rábano picante. Luego, deja reposar durante unos 5 minutos, cuela la preparación y procede a tomar de 2 a 3 tazas al día.

Té de anís

Ingredientes:

  • 1 cucharada de semillas de anís.
  • 1 taza de agua.

Para lograr esto, debes colocar a hervir el agua y agregar las semillas de anís. Luego, deja hervir la preparación por unos minutos y retira del fuego. Toma una taza y cuélalas semillas. Es recomendable consumir después de cada comida.

Leche con aceite

Ingredientes:

  • 1 vaso de leche.
  • 2 cucharadas de aceite de ricino.

Primero, debes calentar la leche y esperar que se entibie un poco. Luego, procede a agregar las dos cucharadas de aceite de ricino y revuelve bien la mezcla. Esta preparación es ideal ingerirla en ayuna o antes de cada comida.

Aceite de oliva con ajo

  • 500 mililitros de aceite de oliva.
  • 1 rama de romero.
  • 3 dientes de ajo sin cáscara.

En una botella, coloca los dientes de ajo suavemente machacados y luego incorpora el aceite de oliva junto a la rama de romero. Cierra el envase y mantenlo guardado en una zona libre de humedad por unos 10 días. Luego de este tiempo, utiliza este aceite para cocinar alimentos o aderezar.

Jarabe de calabaza y miel

  • 500 gramos de miel.
  • 100 gramos de pulpa de calabaza.
  • 500 gramos de ajo pulverizado.
  • 1 litro de agua.

Este remedio casero lo realizas colocando a hervir el agua con la pulpa de calabaza o auyama. Deja cocinar hasta que la mitad del agua se consuma. Procede a retirar del fuego, agrega el ajo y deja reposar. Luego, procede a endulzar con miel y cuela la preparación. Es recomendable tomar dos cucharadas diarias en ayuna.

Recuerda que estos tratamientos caseros puedes ingerirlos de manera preventiva cada 6 meses o en pequeñas dosis cada 7 días regularmente para mantener el intestino limpio y libre de parásitos, o si ya ha sido confirmada la infección parasitaria intestinal, puedes tomarlos en compañía del tratamiento médico que te hayan recetado.

¿Cómo se transmite la ascariasis?

Debes tener muy presente que la infección intestinal mediante parásitos no se transmite de manera directa de persona a persona; por lo que convivir con una persona infectada de ascariasis (ascaris lumbricoides) no representa ningún riesgo. Ahora, cuando se ingieren los huevos de las larvas o lombrices que han sido expulsadas a través de las heces humanas, allí se crea la única y principal fuente de contagio.

Si bien es cierto que los humanos saludables no consumen heces fecales de manera natural, pero la contaminación puede encontrarse en alimentos que no han sido bien lavados, sobre todo verduras y frutas que se recogen de la tierra, también mediante el agua empleada para ello o para el consumo que se encuentre infectada con los factores que ya comentamos.

Además, no puedes olvidar que las manos son una de las partes del cuerpo que más se exponen a bacterias, por lo que su aseo es muy relevante para evitar el contagio. Por ello, otra forma en la que se transmiten los parásitos es después de haber manipulado alguna superficie donde estén los huevos infectados.

Cuando han llegado al intestino, los huevos se transforman en largas y proceden a iniciar un viaje por todo el cuerpo humano. Sin embargo, al ubicarse en la pared intestinal es cuando representan mayor peligro, ya que los parásitos suelen trasladarse hacia los pulmones, generando complicaciones delicadas en el sistema respiratorio.

Estando en el intestino delgado, allí crecen, maduran y se reproducen rápidamente y en gran escala. Para que tengas una idea de lo impresionante que puede llegar a hacer, las hembras logran colocar hasta más de 200 mil huevos al día, que son expulsados posteriormente por las heces. Todo este proceso tiene una duración aproximada de 3 meses.

Hay síntomas que pueden avisarte cuándo se trata de una infección leve o grave, tales como lo que leerás a continuación:

Si se trata de un contagio leve de ascaris lumbricoides, debes cuidarte de:

  • Presencia de lombrices en las heces.
  • Expulsión de lombrices a través de tos o vómito.
  • Pérdida de apetito.
  • Flema con sangre.
  • Fiebre.
  • Dolor de estómago.
  • Respiración entrecortada.
  • Erupción en la piel.

Pero si se tratase de una infección severa, presentarás síntomas más graves como estos:

  • Dificultad para respirar.
  • Obstrucción intestinal.
  • Obstrucción de las vías biliares.

Como ya has aprendido, los niños en edad preescolar son los más susceptibles y expuestos a infectarse de ascaris lumbricoides, por lo que los métodos de transmisión de los huevos pueden ser un sinfín de posibilidades en varios escenarios, como estos:

En las manos, específicamente por debajo de las uñas, los huevos microscópicos se adhieren cuando palpan alguna zona infectada y al llevarse los dedos a la boca, estos parásitos entran el organismo. Las superficies, una vez que han sido expulsado los huevos, pueden estar contagiadas por 3 semanas, como por ejemplo:

  • La ropa sucia como pijamas.
  • La ropa de cama y toallas.
  • Los alimentos infectados por riego con aguas fecales.
  • Vasos, cubiertos y utensilios de cocina.
  • Juguetes.
  • Los pupitres y mesas de los centros escolares.
  • La arena de los parques y zonas de juego.

Recuerda que las lombrices intestinales afectan a todos los seres humanos, sin importar la edad, pues son habitantes habituales del cuerpo; pues no se desarrollan ni se generan en animales domésticos. Sin embargo, algunos animales pueden ser transmisores principales de otro tipo de contagio a través de parásitos.

¿Cómo afecta la ascariasis al cuerpo humano?

Fuera de los otros síntomas convencionales de una enfermedad parasitaria, también es posible que la persona experimente etapas de angustia, irritabilidad, insomnio, inestabilidad emotiva, fatiga, poca capacidad de concentración y trastornos de conducta. Además, pueden generarse convulsiones de tipo epilépticas en niños, adolescentes y adultos que padecen esta patología.

El aparato respiratorio también puede verse afectado de manera relevante, produciéndose un desgaste significativo, esto sucede cuando la infección de los parásitos se ha presenciado durante un período largo de tiempo, lo que acarrea complicaciones asmáticas, como bronquitis alérgicas, crisis de estornudos, así como picazón y secreción nasal y ocular. Sin olvidar que el sistema circulatorio del cuerpo humano también podría verse afectado, ocasionando calambres, presión arterial baja, cansancio, desgano, mareos y cefaleas.

Otra de las consecuencias de padecer un cuadro infeccioso de parásitos es padecer anemia, y esto sucede porque al encontrarse en el intestino delgado o intestino grueso, pueden provocar sangrados que muchas veces son imperceptibles, pero que agudizan la pérdida de hierro y otros nutrientes que son vitales para el organismo, su buen desarrollo y el crecimiento.

La ascariasis también propicia otras infecciones, como es el caso de las infecciones del tracto urinario, ya que por expulsarse huevos en la región anal, los gérmenes y bacterias se traspasan con mayor facilidad hacia la zona genital, que sucede con mayor hincapié en mujeres y niñas.