Nos costó lo suyo quitarle la etiqueta: primero lo sumergimos en agua para la celulosa, y los restos de pegamento, con aceite.
Cinta de carrocero...
Y spray... Una sujeta a sotavento y la otra aprieta el bote ¡qué buen equipo!
Queríamos comentaros que fuera del taller hay unos rosales maravillosos... Abrimos la puerta y nos damos de cara con las flores... Y son una tentación terrible, pues en teoría no pueden cogerse... En teoría... porque hemos desarrollado una técnica mediante la cual una vigila, y la otra, tijera en mano, se acerca a hurtadillas, corta una rosa, y corre "pa dentro que se las pela". El otro día nos pillaron, por cierto... Pero aguantamos bien el tipo con el vecino, sonriendo, disimulando, jajajaja, jejejeje, qué loco está el tiempo... y esas cosas...
Spray otra vez.
¿Os hemos dicho que era dorado?
Aquí tenemos a la flor más bonita del lugar...,
..., en un recipiente diferente y algo sorprendente...,
..., ¡elevado de categoría gracias al poder del oro!
¿Os gusta el resultado?
Con un reciclaje muy sencillo participamos en la quedada de Isabel. Ahora nos vamos a visitar su blog para conocer las demás propuestas, que dada la temática, seguro nos encantarán.