Convertido ya en restaurante normal, elegante, pero carente del romanticismo y la originalidad que tenía el Asiana original, es una de las mejores opciones que hay en Madrid para disfrutar de la tan de moda cocina fusión latino-asiática, sus ceviches, tiraditos y limas o sus dumplings, woks y thais... ah, y el ingrediente estrella: el cilantro... cilantro power... muuuuchos platos saben a cilantro, el perejil chino.
El local está dividido en tres áreas, la de la entrada, de la que la clientela se quería cambiar por el frío que entraba, una intermedia con pocas mesas y barra donde se puede comer y la del fondo que es la mejor por ser la más tranquila y cómoda. También es la más intima, si por íntimo entendemos que no hay apenas luz y no se ve un pimiento. Al fondo tiene una ventana hacía la cocina donde se puede ver a los cocineros preparando algunos de los platos.
La carta es bastante variada, para pedir varios platos en plan tapeo. También se pueden elegir menús, hay dos, uno corto de 35€ y otro un poco más largo de 15 platillos más postre por 45 euros y que fue nuestra elección. Los platos, al ser tapas o bocados, venían en grupos y elegantes platitos; como detalle creo que deberían mejorar los palillos porque esos baratos, de madera mala, deslucen mucho:
- Ostras al natural con granizado de ponzu
- Mejillones Nam Jim
- Kimuchi de zamburiñas
- Ensalada vietnamita de langostino, mango verde y salsa de Firecracker
- Tiradito de corvina con aji amarillo y rocotto
- Tiradito de bonito Nikkei con tamarindo y wasabi (sustituía al tiradito de pez mantequilla con crema de aceituna Kalamata que nos cambiaron al no gustarnos el queso) y que nos vino genail ya que era un gran plato con la textura del bonito perfecta.
- Nikuman de mozarella de búfala y shitake
- Wan-Ton con tuétano y huevas de mújol
- Chapati negro del día con Massala y Raita. Puro sabor a cochinita, delicioso
- Satay balinés de pollo de corral con coco, lima y chile
- Spring rolls vietnamitas servidos con hierbas aromáticas y menta fresca
- Dumpling de gambón con salsa Pedro XO
- Dumpling de panceta ibérica con salsa Tonkatsu
- Momos a la Huancaina
- Curry del día: Curry rojo de carrillera Ibérica. Se nos pasó hacerle foto, esta última presentación ya no era una tapa sino un plato para compartir.
- Postre Next Door: Batido de Mango Lassy con yogur Griego y Hierbabuena
El servicio es correcto aunque lento en algunos momentos, un poco al principio para tomarnos nota y un mucho al final para traernos el café y la cuenta, casi nos dormimos esperando. El total de los dos menús, una botella de blanco Navamonte 2.012, agua y café fue de 108 euros.
La comida está muy buena, quizá sea de los mejores sitios para probar este tipo de platos ya que los platos son magníficos y es un lugar muy recomendable pero.... ya no sorprenden porque ahora tooooooodo es fusión (Tanta, Pink Monkey, Chifa, Sudestada, etc.), quizá, como ocurrió a finales de los noventa con la cocina molecular y Adriá, ahora sea la influencia de la Michelín y de Dabiz Muñoz pero todo tiene los mismo toques y los mismos sabores; la capital se está llenando de restaurante de este tipo y la verdad es que echamos de menos otras cosas.