Asumirnos simples y sencillos, de corazón (Cómo ser simple P2)

Por Paulo Mesa @paucemeher

El don de la sencillez se diluye en un mundo perdidamente arrogante. La carrera por competir y llegar primero al lugar que nadie sabe, nos ha vuelto bastante insensibles y al mismo tiempo profundamente nerviosos, falsos, escondidos, frenéticos, huidizos y adictos. Este es un paradigma que no se sabe cuándo vaya a colapsar, aunque ya la realidad empieza a dar síntomas de un nivel de brutalidad insostenible. La sencillez y la simplicidad son una actitud del alma, casi que su naturaleza, prácticamente una cualidad.

8. Ser brutalmente humildes: sí, así sin más, humildes. Ganar o perder. Escalar o quedarse abajo. Triunfar o fracasar. Éxito o derrota. Así se terminó de resumir el mundo en el que vivimos, además de que la carrera por la cima debe ser la misma para todos. Estamos a toda hora demostrando algo a alguien más, obligados a probar que valemos algo. Vivir así es ir contra toda posibilidad de ser humildes porque siempre llega el momento en el que nos damos cuenta de que no podemos con todo, de que tenemos un límite, de que no sabemos tanto como creemos y que, aunque sepamos, la realidad es tan cambiante y dinámica que no podemos estar seguros incluso de lo que sentimos, pensamos, decimos o hacemos; admitir esto nos hace vulnerables y si hay que hacerse el fuerte, es difícil asumir esta realidad, es difícil ser humildes.

Ser brutalmente humildes es ser brutalmente relativos: puede que algo funcione aquí, puede que allá no. Es admitir la perplejidad ante lo endeble que es nuestra visión del mundo, admitir lo flojas que son nuestras creencias y optar por cambiar la incertidumbre por curiosidad.

9. Vive la nota de pie de página y escapa del texto: de vez en cuando es bueno salirse del "texto seguro". Esto no es de razones, explicaciones, planes claros ni de proyectos: este es un problema de confianza. La curiosidad es la que nos hace bajar la mirada y leer la nota aclaratoria, la pequeña historia que cuenta de dónde viene todo, la cita textual que nos encanta o la otra obra desde donde se cita y se adapta el texto principal. La nota de pie de página siempre nos remite a las raíces de las cosas y muchas veces la omitimos por seguir enredados con el texto principal. ¿No te cansas de la misma historia de siempre? ¿Qué tal si probamos otra nueva?

10. Volver a lo básico sin adornos: Muchas veces los adornos están ahí para llenar el vacío o la superficialidad que nos angustia ¿Alguna duda sobre esta idea? Repasemos: ¿Qué significado tiene ese adorno? ¿Para qué ese adorno adicional? ¿Resuelve algo? ¿Sirve para algo? ¿Mejora las cosas de alguna forma? ¿Le ayuda a la estética? ¿Vas a poner ese adorno para que digan algo en particular sobre lo que hiciste? ¿Te da alguna tranquilidad ese adorno? Faltó una pregunta al comienzo... ¿Qué es un adorno? Sí, son tus adornos, los míos también, estamos todos ataviados con cosas que brillan y suenan ¿Y qué tal pasar por la vida sin llamar la atención?

11. Hacer del ocio una disciplina y de la pereza una guía: los adornos son más trabajo. Quizás es invertir mucha cantidad de atención, tiempo y energía en algo que probablemente no tiene ningún valor para nadie. Nos quejamos de sobrecarga, de estrés, de cansancio, pero adornamos y adornamos para encontrar más que hacer, para recargar. ¿Cómo hacer lo sencillo con el esfuerzo adecuado? El ocio es una actitud de disfrute, es parsimonia consciente, es hacer lo que más nos gusta sin prisa, incluso así se trate de trabajar en lo que nos apasiona.

12. Ser brutalmente honestos: es decir y decirnos la verdad. Es admitir lo claro de las cosas. Es aceptar la vida tal como es y no como queremos que sea. Es la vida sin eufemismos. Para echar un cuento se necesitan muchas palabras, hilar muchas ideas y creerse muchas cosas que la mayoría de las veces son falsas; eso es complicado, la deshonestidad es complicada en todas sus formas.

Desde planear un robo hasta echar una disculpa innecesaria. Esto no es nada sencillo. La brutal honestidad es sencilla, es clara, es simple, aunque a veces nos sea tan placentera.

13. Practicar el desapego - todo ha de poder justificar su existencia: si lo necesito o me sirve se queda, si no, se va. ¿Esto me resuelve algo dentro del próximo año? ¿Me lo ha resuelto en el año que ya pasó? Hay una entrada en la que revisé este asunto con más detalle.

Repetir y aprenderse varios mantras:

  1. Primer mantra: lo perfecto es enemigo de lo bueno
  2. Segundo mantra: lo bueno se puede simplificar más
  3. Tercer mantra: mientras más simple posiblemente sea más perfecto
  4. Cuarto mantra: mejor ser productivo que mantenerse ocupado

¿Qué es lo perfecto? ¿Quizás sea el hallazgo de la máxima sencillez? Y si algo se puede hacer más simple... ¿Cómo podría ser?

14. Comprender muy bien el asunto: damos cuenta de nuestra comprensión cuando somos capaces de experimentar algo con absoluta sencillez ¿Cuándo fue tu primera vez en algo? Y ese algo, cuando llegabas a hacer en la ocasión número ciento treinta y siete ¿Cómo fue ahí? Rutina tal vez, costumbre, sobre-conocimiento, en todo caso comprenderlo, integrarlo, vivirlo como algo cotidiano nos hace sentirnos más simples frente al asunto; tal vez ya deja de desbordarnos. Llegar a la médula es una epifanía, comprender las causas ocultas de la realidad es la chispa de la máxima sencillez, es el alma hecha uno con uno frente al evento que antes era algo externo a nosotros. Ahí ya no hay dolor porque no hay apego, no hay expectativa, solo conexión.

15. Hay que estar listo a empezar nuevamente desde cero... si es del caso: al final de todo, es la brutal humildad, salirse del libreto original y de la creencia, ponernos serios con la eliminación de adornos y de cosas innecesarias, es darnos tiempo para nosotros siendo quienes somos (ocio), es soltar la necesidad y las ansias por un resultado concreto guiados nada más por el propósito y aceptando el momento cuando este nos obliga a tomar una decisión y cambiar el rumbo por una acción más sencilla.

Podemos sentirnos livianos y tranquilos al hacer lo que hay que hacer de la mejor manera posible, sin que sea por ello la manera "perfectamente correcta".

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