Good morning girls, finally Friday!! and Diego, my flu and I are heading to Disneyland Paris to enjoy a magical weekend with our favorite childhood characters, we are so excited!, as usual I will be sharing pics through Instagram and Twitter (@collagevintage) ;) so stay tuned!. Before I leave I show you an outfit wearing a black and white asymmetrical skirt, "A Question Of" sweatshirt with fun "message" and the wedges from my collection for Krack. I hope you like it and have a wonderful weekend! Big kiss!
En definitiva, han quedado
patentes con esto varias cosas. La 1ª El Estado de Derecho español ha intentado
saltarse la ley internacional (¿Terrorismo de Estado?). 2º Ha buscado con ello
la venganza. 3º La relatividad del orden legal que es construido e interpretado
en base a diferentes intereses aunque sean injustos. 4º Menos mal que tenemos
por encima Organismos internacionales que pueden hacer justicia. 5º Que a pesar
de los gastos que han supuesto las decisiones de “nuestros” políticos, aquí
nadie responde ni civil ni políticamente. 6º Seguimos siendo bananeros.
Se pueden hacer leyes, se tiene
que buscar una buena justicia, pero lo que no se puede hacer es saltarse las
reglas internacionales. ¿Quieren hacer leyes justas? Pues que vigilen, no sea
que se dejen arrastrar por ideas o pasiones que no son las apropiadas y acaben
convirtiéndose en venganza. No hay que ser pícaros, y menos burdos; hay que
buscar reglas de juego que estén dentro de los cauces internacionales. No
deberían jugar a juegos que con el tiempo podrían volverse contra ellos. No
deberían creer que los demás están tontos y que sólo los huevos mandan. También
manda la razón, sobretodo cuando cuenta con el tiempo. ¿Ves como de una u otra
forma este acaba poniendo a cada cual en su sitio?
No estamos hablando de nuestra
justicia personal, de aquella que muchos de nosotros harían con los
terroristas. Estamos hablando de la justicia institucional, la que debería
tener el Estado de Derecho. Habrá que pararse a reflexionar sobre ello, y para
esto, para ser lo más justos posible, no tendremos más remedio que dejar la
visceralidad aparte. Y si las leyes que tenemos no nos gustan, pues está claro:
Habrá que cambiarlas (o mejorarlas) pero lo que sí es cierto es que el Estado
de Derecho es quien menos debería saltarse mínimos y máximos.