Atados y bien atados...

Hay que ver cómo cualquier acción tiene, para nosotras, un desenlace que nada tiene que ver con la idea inicial. La practicidad, a veces, desemboca en cuestiones de índole menos pragmática y funcional. Quizás sea por nuestra particular forma de ver nuestro entorno, y que sabemos coincide con muchos de nuestros lectores, pero la percepción de los objetos que nos rodean tienen, en nuestro cerebro, un aspecto mucho más decorativo que otra cosa. El ejemplo de hoy lo tiene un pequeño cuadro floreado que había perdido la adherencia de su marco y tuvimos que encolarlo. Como no acudimos al taller, echamos mano de lo que encontramos por casa, y un cinturón de tela de un vestido veraniego hizo las veces de cinchas para fijar la cola de nuestro lienzo. Y mira tú que ha quedado decorativa la estampa. ¿No creéis? Pues le hemos cogido el gustillo a esto de liar las pinturas.

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¿Os gusta el resultado? Por cierto, ya parece que nos vemos menos atados al confinamiento... Poquito a poco...