La pérdida auditiva podría acelerar el declive mental
Un estudio halló que los adultos mayores con dificultades del oído tenían problemas más precoces con las habilidades del pensamiento.
Los adultos mayores que tienen problemas para oír podrían experimentar un deterioro más rápido de sus habilidades de pensamiento que los demás, sugiere una investigación reciente.
El estudio de adultos mayores de EE. UU. halló que los que sufrían de problemas del oído tenían un 24 por ciento más probabilidades de desarrollar deterioro mental en un periodo de seis años.
Los investigadores de la Johns Hopkins no saben con certeza si la pérdida auditiva provoca directamente el declive mental en algunos casos, o si los audífonos podrían ayudar. Pero planifican estudiar esa posibilidad.
“En este momento, los mecanismos neurales particulares (el ‘por qué’ y el ‘cómo’) que vinculan la pérdida auditiva con la demencia no están claros”, señaló Daniel Polley, del Hospital del Ojo y del Oído de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston.
Lo que está claro es que los adultos mayores deben tomarse los problemas de audición en serio, anotó Polley, quien no participó en el estudio.
“Si esto tiene una moraleja, sería animar a las personas a que un profesional de salud evalúe su oído”, aconsejó Polley.
Los hallazgos, que aparecen en la edición del 21 de enero de la revista JAMA Internal Medicine, se basan en 1,984 adultos de 70 a 89 años de edad que no mostraban señales de problemas con la memoria ni con el pensamiento al inicio del estudio. Pero la mayoría (un total de 1,162) sí mostraban cierta pérdida auditiva.
Durante los seis años siguientes, 609 hombres y mujeres desarrollaron nuevas señales de deterioro mental, según una prueba estándar de la memoria, la concentración y las habilidades de lenguaje. Y ese riesgo fue un 24 por ciento más elevado entre las personas que tenían problemas auditivos.
Los investigadores estiman que un adulto con problemas auditivos tardaría poco menos de ocho años, en promedio, en desarrollar el deterioro, frente a once años entre sus pares con un oído normal.
Nada de esto prueba causalidad. Sin embargo, los investigadores sí tomaron en cuenta una variedad de factores que podrían haber explicado la relación, como los niveles educativos, los hábitos de tabaquismo y las afecciones de salud de las personas, como la diabetes, la hipertensión y un historial de accidente cerebrovascular.
Hay motivos para creer que la pérdida auditiva podría contribuir directamente a los declives en la función cerebral, señaló el investigador líder, el Dr. Frank Lin, otólogo y epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Uno es el hecho de que la pérdida auditiva puede provocar que los adultos mayores se aíslen de la sociedad. Cuando escuchar a los demás se hace más difícil, quizás uno evite salir porque se siente separado de las personas que le rodean, anotó.
“Si no puede escuchar a la persona que se sienta frente a usted en la mesa, no podrá conversar”, planteó Lin.
Esto es importante, dado que varios estudios anteriores han relacionado ese aislamiento social y la “soledad” con un mayor riesgo de demencia.
Lin apuntó que otra posibilidad es que la pérdida auditiva obligue al cerebro a dedicar recursos adicionales al procesamiento de las señales “confusas” que recibe de los oídos.
Lin explicó que “si el cerebro redirige recursos para ayudar a escuchar, probablemente eso conlleve un costo en otra cosa, como la memoria”.
Hay varias maneras de ayudar a manejar la pérdida auditiva, lo que incluye audífonos y dispositivos de asistencia como los amplificadores telefónicos.
Ahora, la “mayor pregunta”, según Lin, es si tratar la pérdida auditiva puede ralentizar los declives en la función cerebral. Lin y colegas planifican un estudio para observar ese planteamiento.
La pérdida auditiva es común, y afecta a hasta dos tercios de los adultos mayores de 70 años. Pero el hecho de que sea común no significa que sea inocua, apuntaron tanto Lin como Polley.
“La pérdida auditiva es más que un inconveniente o una fuente de bochorno”, enfatizó Polley. “El oído representa un portal esencial para la conversación, una conducta que conecta a los humanos socialmente y de la que nuestra salud mental depende en gran medida”.
Los médicos no exploran la pérdida auditiva en los adultos mayores de forma rutinaria, así que notar los síntomas depende de las personas. Algunas señales de advertencia incluyen tener problemas para oír cuando hay ruido de fondo o cuando habla más de una persona, problemas para escuchar por teléfono, y tener que pedir a las personas que repitan lo que dicen con mucha frecuencia.
Pero la pérdida auditiva también puede sucederle a las personas de forma “lenta e insidiosa”, advirtió Lin. Así que quizás sean las personas que le rodean, y no usted mismo, quienes lo noten.
El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. Lin es asesor de Pfizer, que desarrolla un fármaco potencial para la pérdida auditiva relacionada con la edad, y ha fungido como vocero no pago de Cochlear Europe, que fabrica implantes cocleares para tratar la pérdida auditiva grave.
FUENTES: Frank Lin, M.D., Ph.D., assistant professor, Johns Hopkins School of Medicine, Baltimore; Daniel Polley, Ph.D., assistant professor, otology and laryngology, Harvard Medical School, Boston; Jan. 21, 2013, JAMA Internal Medicine
Vía | http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=78970&uid=576763&fuente=inews